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1843 Words
Te Estoy Observando Andreas levantó la mirada hacia el edificio de 7 pisos frente a él en un sector antiguo de la ciudad. Las paredes de ladrillos a la vista y ventanas vintage le hicieron recordar las antiguas películas del siglo XX en New York. El sector era suburbano, pero que había visto tiempos mejores. Agradeció en su mente haberse puesto jeans y sudadera con una gorra de baseball con una chamarra de cuero tipo aviador para no llamar la atención y llevar uno de sus autos menos llamativos. - Vamos... - le dijo la joven incómoda indicándole la entrada - Vivo en el último piso. No hay ascensor... - No hay problema. - le dijo poniéndose la gorra - Me sirve de ejercicio. Andreas siguió a Sei al interior y subió las escaleras atento a su entorno. En la planta baja había varios casilleros para correspondencia y un viejo ascensor descompuesto. Por lo que podía escuchar, era un lugar relativamente tranquilo. Los pasillos, tenuemente iluminados se veían limpios, aunque desgastados por años de uso. Cuando llegaron al último piso, Sei recorrió el pasillo hasta la esquina opuesta donde enfrentada, una puerta con el número 701A, los recibió. - Aquí vivo... - le dijo con suavidad sacando su llavero para abrir. - Es bonito. - le dijo intentando calmarla. Podía sentir su ansiedad. Era extraño. Nunca estaba tan alerta a las emociones de otras personas. A medida que las llaves tintineaban, la puerta de al lado, a mano izquierda, se abrió de golpe asustando a Andreas quien se llevó la mano al pecho. Carmen, vestida con una larga bata y el cabello trenzado los observaba con ansiedad. Por un momento, la mujer observó a Andreas con una mirada desconfiada, pero luego, al ver a Sei, se relajó. - ¿Estás bien, cariño? - le preguntó, mirando de arriba a abajo al joven quien se movió incómodo - No llegaste ayer y no contestaste al mensaje. - Lo siento, Carmen... - le dijo Sei - Mi teléfono se quedó sin batería. - ¿Y tú eres? - le preguntó desconfiada a Andreas cruzando los brazos delante del pecho recordándole a una profesora de primaria. - Soy Andreas. - le dijo sacándose la gorra para saludar y extendiendo la mano para que la tomara - Sei trabaja conmigo... - ¿Él también trabaja con ese presidente del que hablas? - preguntó a la joven mirando la mano extendida. - Si. Lo ayudo con su trabajo... - le contestó la joven. - Bien. - dijo la mujer estrechando la mano de Andreas quien sintió una corriente de psico energía poderosa ¿Era una guía? ¿Qué demonios? La mujer debe haber sentido lo mismo ya que lo miró con los ojos entrecerrados por un momento antes de soltarlo. - Soy la Señora Gómez para ti. - le dijo al guía con un tono hosco. - Encantado. - dijo fingiendo que no había notado sus habilidades. - Voy a recoger algunas cosas. - dijo Sei sin percatarse de la situación entre las dos personas a su lado en tanto entraba a su departamento - Te encargo mis plantas... - ¿Vas a viajar de nuevo con ese actor? - le preguntó la mujer siguiéndoles de cerca. - No, tengo que ayudarlo en su casa. Regresaré en cuanto lo haya solucionado. - dijo Sei abriendo la nevera y entregándole una botella de agua a Andreas quien la recibió por inercia mientras estaba de pie en el medio de la pequeña sala. En silencio, después de ver que la joven entraba a una habitación en la pared opuesta, Andreas observó el lugar y sonrió. El lugar era pequeño, pero lo suficientemente acogedor para sentirse cómodo. Había una mesa pequeña cerca de la ventana, un sofá y un par de sillones. Algunas fotografías en un pequeño recibidor donde pudo ver a una pareja con una niña pequeña. Caminó hacia las ventanas donde se podía ver un arreglo de cojines y plantas así como la escalera de emergencia. Por la vista, debía estar orientado hacia la parte posterior del edificio. Todo estaba ordenado y el uso de los espacios era eficiente y práctico. Como la dueña del lugar. Sus labios se curvaron en una sonrisa pensando en la joven haciendo varias cosas en su pequeño espacio por lo que no notó que la mujer aún permanecía junto a la puerta de entrada. - ¿Qué hace un guía vistiendo como Norm y fingiendo trabajar en el estudio? - le preguntó con desconfianza. - Debería preguntarte lo mismo...¿No lo crees? - dijo Andreas sin volverse, bebiendo de la botella. - Eso no es asunto tuyo, guía. - le dijo molesta - Por tu nivel de energía, debes ser un G2. - Tienes buen ojo... o tenemos un rango similar. - le dijo burlón, girándose - Lo que esté haciendo en Eternal Lights no es tu problema... Tengo curiosidad sobre como conoces a Seirén. - Esa niña es muy buena, mantente lejos de ella. - amenazó directamente. - Ella no me interesa. - le dijo con la cabeza inclinada hacia un lado - Estoy en una asignación en el lugar donde trabaja la mujer Norm. En cuanto atrape al renegado, todo volverá a su curso normal. - ¿Un renegado? ¿Sei está a salvo? - preguntó, ansiosa en total alerta lo que le mostró a Andreas que tenía entrenamiento. Era un G2 como supuso. - Si, es por eso que la llevo conmigo. Podré cuidarla si eso te deja tranquila, guía. Sabes que un Norm como ella está más segura cerca de uno de nosotros. - Los accidentes del estudio...¿Son por culpa del esper? - preguntó con cuidado. - ¿Sabes de ellos? - le preguntó, sorprendido. - Sei los mencionó... Le pregunté cuando sentí energía de un esper en ella... Andreas se sobresaltó. El que la mujer haya sentido la energía del esper significaba que Sei estuvo cerca de los lugares donde las víctimas fueron atacadas y eso aumentaba las sospechas de que estuviera involucrada y eso lo tensó. - Creemos que es un esper psíquico... - reconoció - ¿Has notado algo más en Sei? - ¿Sei? Vaya, ya te tiene confianza. - dijo divertida, haciéndole hacer una mueca de frustración - Sei es una niña reservada. Perdió a sus padres a los 13 años en un asalto y ella estaba presente. Ha vivido sola desde entonces en este lugar. No tiene otras actividades a parte de trabajar con esas celebridades idiotas. - vio la sorpresa en Andreas y suspiró - Algunos la han tratado muy mal. No sé cómo pudo aguantar todos sus desplantes, pero se esforzó mucho ya que quería terminar sus estudios. Andreas asimiló la información. La ficha no decía que ella estuvo presente en el asalto. Sólo informaba de las muertes. - Esos jefes... ¿Recuerdas sus nombres? - preguntó. - No, no recuerdo que los mencionara... Sólo lograba que me dijera algunas cosas cuando la descubría trabajando en la madrugada o cuando salía al amanecer porque uno de ellos quería un chocolate... - Entiendo... - dijo Andreas. No podía negar que algunas celebridades abusaban de su poder con ese tipo de cosas. Se lamentó que Sei hubiese pasado por esas situaciones desagradables. - Si recuerdas algo llámame... - el guía miró su muñeca izquierda repleta de pulseras donde un antiguo brazalete estaba oculto entre ellas - Aún lo conservas... La mujer levantó el brazo y lo acarició, inquieta. - Es un modelo muy antiguo sólo tiene comunicación por voz... y prefiero no usarlo... - reconoció. - Mi misión no es atrapar a un guía rebelde... - aclaró Andreas acercándose a la mesa donde había un cuaderno donde anotó su número personal y entregándoselo luego - Este es mi número. Llámame si recuerdas algo más. Ese esper está dañando a humanos. - Puede que me consideres un guía rebelde, pero no lo soy... - le dijo la mujer con tranquilidad - Estuve en el ejército con mi esper hasta que murió. Después conocí a un buen hombre Norm y cómo tenía más de 30 años, el G3 me permitió vivir con él. Todo fue en regla. - Pero desapareciste del radar... - acotó el guía - Nuestras instrucciones son no perder el contacto con la Cúpula... - Mis habilidades no son llamativas. Estoy en el nivel más bajo de los G2. No iban a llamarme... y yo tampoco llamé... - Eres un G2... No puedes decir eso... - Tengo habilidades empáticas focalizadas en otros seres vivos... No en humanos... - le dijo haciendo una seña a un gran gato n***o y blanco que entraba por la ventana. - Eres el vecino...- dijo Andreas sin darse cuenta pasando la mano por el rostro cuando el gato se subió a la mesa y lo miró con indiferencia - No sabes lo que me hiciste pasar. - Estoy lista... La voz de Sei los sobresaltó. Estaba saliendo de su habitación con una maleta de viaje con un cambio de ropa nuevo. - ¿Todo bien? - preguntó al ver sus expresiones. - Si... - respondieron ambos al mismo tiempo mirándola - Sólo conversábamos. - ¿Puedes cuidar las plantas y ventilar, Carmen? - le preguntó la joven. - Por supuesto, cariño. - le dijo abrazándola con fuerza - No te preocupes. Bigotes y yo te ayudaremos. Enfócate en trabajar y hacer tu mejor esfuerzo. - Lo haré, gracias. Se los encargo. - Te ayudaré. - dijo Andreas tomando el manillar de la maleta y caminando a la salida. La mujer la abrazó regresando a su departamento y esperó a que la joven cerrara la puerta. - Te llamaré... - le dijo Sei a la mujer y besó la nariz de bigotes quien había regresado a su hogar por la ventana y se había quedado sentado junto a su dueña - Cuida mi casa. - le dijo escuchándole ronronear. Cuando los jóvenes comenzaron a alejarse, la mujer le dio una recomendación al guía. - Oye, chico. Cuida que ese jefe la trate bien... - Oh... - le dijo Sei divertida mirando a Andreas quien se rio - Me encargaré... - le dijo poniéndose la gorra y haciendo un gesto con la mano para despedirse. Sei miró al joven y sonrió. - Gracias por acompañarme. - le dijo en tanto bajaban la escalera. - No hay problema. - dijo Andreas bajando la cabeza cuando una pareja pasó a su lado en la dirección contraria - ¿Quieres ir a otro lado antes de ir al estudio? - No, por favor. No te preocupes. - dijo entrando al auto después de que el guía le abrió la puerta y dejó la maleta en el asiento trasero. Andreas se subió y puso el automóvil en marcha ingresando a la avenida para alejarse del lugar. - Vamos, entonces... - le dijo con una sonrisa. Sei lo observó a su lado y sonrió. Esperaba que la convivencia fuese buena para ayudarlo en sus crisis y que pudiese trabajar con calma.
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