Matthew entró al área de aislamiento junto con James. Sacó el juego de llaves de su bolsillo y abrió la cerradura. Un silencio sepulcral llenaba a aquel sitio, sintió el mismo escalofrío de siempre. Oliver Beckham representaba un reto para él, si su padre no había podido con el chico, significaba que si él lo lograba estaría por encima y lo impresionaría. Entró a la habitación y vio al pequeño tumbado con la misma expresión perdida de la última vez. Cuando entró este apenas le dirigió una mirada y se acostó boca arriba automáticamente, Matthew se sorprendió por ese comportamiento tan inusual pero no le dio importancia, se acercó sin temor porque lo vio con la camisa de fuerza puesta. — Hola, Oliver —Dijo sonriente —. Soy tu nuevo doctor— El pequeño continuó con la mirada al techo como si

