24. Tirar y jalar.
—Si piensas quedarte al menos acompáñame y come un taco.
—No consumo picantes.
—¿Qué? ¿Qué hombre que se jacte de serlo no come picante?
—No es una decisión personal. Ni una forma de vida. Es mi organismo que no lo tolera. Enseguida me causa problemas gástricos.
—Vaya, eso sí es ser directo —le doy otro mordisco al taco.
—Seré más directo. Quiero que vayamos a otro lugar.
—¿A dónde? Ya te dije que no iré a ningún lado contigo.
—Bien, pero eres tú la que te lo pierdes –suelta haciendo luego una pausa, para bajar la voz y murmurar: —Sé dónde estabas hace unos días… Mira por ti misma —saca su celular, es uno de alta gama imposible de costear para mí y me enseña una serie de fotos, en las que estoy saliendo de ese maldito edificio.
Niego con la cabeza.
Es solo una
