32. Un poco de sushy.
Ni bien abro la puerta de Black Sun sospecho que Simone juega al escondite conmigo. Me saco el abrigo, la corbata y abro los botones de la camisa, para estar más cómodo. He visto su sombra del lado de la cocina.
—¿Dónde te me metiste, hermosa? —Voy hacia ella. Escucho su risa contenida viviendo de alguna parte de la cocina.
Aquí no está.
Miro hacia las alacenas vacías pero sé que es imposible que esté dentro. De repente unas manos suaves y juguetonas me toman por la espalda. Me existan. Bajan hacia mi amiguito que comienza a ponerse duro.
Me giro y la tengo en mis brazos. Ella con esa mirada suya, incitándome, seduciéndome…
Nos besamos apasionadamente. Han pasado varias horas y me sabe a una eternidad no tenerla como ahora.
—¿Dónde te lo hago? ¿Sobre la mesada?
