—Buen dĂa , mamá , ÂżcĂłmo está? —dijo una mujer bien vestida , entrando apresurada en la casa de su madre. Se acercĂł para saludarla.
—Bien , hija. Me imagino que vienes a ver a tu hermana —respondiĂł su madre con obviedad , al notar el nerviosismo de su hija Esa forma de ser ponĂa a su madre en duda.
—Sà , mamá , está Mycal.
—No , salió a hacerme un mandado. Pero , ¿qué traes con ella? Esta semana has venido bastantes veces. ¿Qué me escondes , Anne?
—Nada , mamá —respondió , evitando la mirada de su madre.
—¿Me estás diciendo la verdad , Anne?
—SĂ , mamá , Âżpor quĂ© te mentirĂa?
—Está bien , tienes razón.
—La voz alegre de su hija pequeña se oyĂł en toda la casa , avisando que estaba allĂ—¡Mamá , ya volvĂ! La señora Eugenia le mandĂł saludos.
—Estamos en la sala , hija. Qué bueno. Más tarde iré a verla. Adivina qué… tu hermana vino a verte.
—Anne —dijo Mycal sonriente , caminando hacia la sala , donde estaban su madre y hermana.
—Sà , hija.
—Hermana , viniste.
—Claro que sà , hermanita. Vamos a tu cuarto , ya volvemos , mamá —Miró fijamente a su hermana , notándose cansada.
—Ok , espero que no estén tramando nada las dos.
—Claro que no , mamá —dijeron al unĂsono , mientras su madre las observaba con curiosidad.
—Bueno , eso espero —dijo sonriĂ©ndoles mientras subĂan rápidamente las escaleras. Su padre , quien estaba en su despacho , saliĂł al escuchar el ruido.
—¿Qué pasa , Ana? —preguntó Arthur , confundido.
—Nada , cariño , solo que vino nuestra hija Anne , está con Mycal.
—Vienen seguido. ¿Qué se traen esas dos? Igual con Amelia.
—Sà , pero según ellas no es nada malo.
—Tal vez Anne está embarazada y quiere darnos una sorpresa.
—¿Piensas que sea eso? ¡Qué felicidad!
—Puede ser… —fue interrumpido por su esposa , feliz ante una noticia aún no confirmada.
—Estoy feliz , voy a hacer abuela.
—Pero ni sabemos si es verdad , Ana.
—Espero que sea verdad , cariño.
—Bueno… Ana , ya llegó la carta con la respuesta.
—¿Y qué dice , Arthur?
—No sé , aún no la he abierto.
—¿Por qué?
—QuerĂa abrirla contigo
—Entonces vamos a tu despacho.
—Está bien , vamos.
—Caminaron hasta el despacho y se sentaron en unas sillas cerca del escritorio. Él sostenĂa la carta en sus manos.
—Abre la carta , Arthur.
—Sà —dijo él , abriéndola y comenzando a leer—. Dice que están de acuerdo y que viene hoy.
—¿Qué? ¿Hoy , tan pronto?
—Ana…
—Discúlpame , Arthur , pero Mycal aún no sabe que se va a casar.
—Tranquila , mujer. Solo los conocerá hoy , nada más. No olvides que asà conocieron su prometido nuestras hijas mayores , tengo pensado no decirle que se casará con ese joven. Espero que le guste y comience a sentir algo por él , para que asà pueda casarse al menos sintiendo algo.
—Está bien , espero que tu plan funcione , Arthur , Mycal no es como sus hermanas
—Descuida , funcionará.
—Mientras ellos hablaban sobre el matrimonio de su hija menor , Mycal y su hermana conversaban arriba en su cuarto .—Mycal , ya no podré venir a dejarte las cartas , mi mamá está sospechando —dijo Anne , fastidiada por la situación.
—Por favor , hermana , ustedes son las únicas que me conectan con él. Además , para verme con él tengo que mentir y no me gusta , por eso espero a que vengan para salir a verlo —respondió Mycal con tristeza , al ver a su hermana molesta.
—Mycal , si ese chico te ama , ¿por qué no viene a ver a nuestros padres y pide tu mano? —dijo Anne , enojada mientras la miraba fijamente.
—MirĂł cĂłmo su hermana tenĂa su carta en la mano —La carta que me mandĂł , hermana. Por favor, Âżme la puedes dar?
—Sà , toma. ¿Estás escuchando lo que te digo , Mycal?
—Sà —dijo alegre , emocionada.
—¿Qué ocurre , hermana?
—Hoy va a venir a pedirme la mano , hermana —exclamó alegre , corriendo hacia ella y abrazándola.
—¿En serio? —Brincaron juntas de alegrĂa—. Al fin , ya me estaba cansando de traer mensajes. Además , el de verse escondidas está mal para una señorita , Mycal.
—Lo sé , hermana , pero ya acabó eso. Anne , ¿crees que mis papás lo acepten?
—Claro que sà , hermana , conoces como es nuestro padre
—Tienes razón Hermana —la miró con tristeza—. Yo lo siento.
—¿Por qué lo dices , Mycal?
—Porque siento que no es justo , ya que ustedes no conocieron a sus esposo , como yo conocà a Armando , se casaron por obligación y… —fue interrumpida por Anne , quien la miraba con agrado.
—Mycal , escucha , eres nuestra hermana menor. Amelia y yo nos gustarĂa que fueras feliz. No pienses en nosotras , sĂ© feliz, hermanita.
—Gracias , Anne. Te quiero mucho , hermana.
—Lo sé , hermanita. Bueno, me voy; mi esposo ya ha de estar en camino. No quiero que sospeche de estos encuentros.
—Está bien , hermana… Âżpuedo ir contigo? —dijo tĂmida.
—Mycal…
—Por favor , hermana , sabes que a esta hora puedo verlo —rogó Mycal , y Anne se le acercó , poniendo su mano en la mejilla de su hermana.
—Está bien , pero llevaremos a la señora Mireya para que no regreses sola.
—Está bien , hermana.
Bajaron a la sala ; su madre estaba tejiendo.
—Mamá , iré a acompañar a Anne.
—¿Sola? —dijo sorprendida.
—No , mamá , con la señora Mireya. Jamás dejarĂa que Mycal volviera sola a casa.
—Bueno , está bien , no te demores Mycal , para que vengan a comer.
—Está bien , mamá. Adiós.
—Bueno —se acercó a su madre para despedirse—. Mamá, nos vemos.
—Nos vemos , hija.
—Su hija la miró extrañada —Mamá , ¿por qué me acaricias el estómago?
—Por nada , hija. Vayan , se les hará tarde.
—Ok , está bien , vamos , Mycal.
—Sà , adiós, mamá.
—Adiós , hijas
—Adiós.
—Salieron de casa y caminaron con Anne hasta la suya. EntrĂł , se despidiĂł de su hermana y se dirigiĂł al parque que solĂan ir de niñas con la señora Mireya.—AquĂ está bien , señora Mireya.
—Señorita , esto es peligroso , su padre se puede enterar.
—Señora Mireya , cuántas veces hemos venido , nunca ha pasado nada , no seas miedosa.
—No es miedo , señorita. Las otras veces tuvo suerte. Ahora su padre puede enterarse.
—No te preocupes , señora Mireya. Hasta hoy venimos a vernos escondidas —la miró emocionada—. Adivina qué… me propondrá matrimonio , señora Mireya.
—En serio , señorita , quĂ© bella noticia —dijo contenta , aunque la alegrĂa se apagĂł al recordar al padre de Mycal—. Pero , señorita , Âżestá segura de que su padre lo permitirá?
—Claro que sĂ. Cuando mi padre lo vea , se dará cuenta de que es un buen hombre , que me ama y me respeta.—Hablaba con Mireya cuando vio a Bianca , la empleada de la casa de Armando.
—Señora Mireya , es Bianca. ¿Le habrá pasado algo a Armando? —preguntó preocupada.
—No piense cosas malas , señorita. Iré a ver qué pasó.
—Está bien , señora Mireya.
—Se acercó a Bianca , vio que le dio una carta y se tranquilizó. Mireya volvió y le entregó la carta.—Gracias , señora Mireya.
—De nada , señorita.
—TomĂł la carta con manos temblorosas y la abriĂł , emocionada por leer lo que Armando le habĂa escrito. LeyĂł en voz alta:
Mi amada Mycal , siento decirte que no podrĂ© ir a verte hoy. PerdĂłname por lo que te dirĂ© en esta carta , pero no podrĂ© casarme contigo. Estoy comprometido con Keira Sheridan Spencer. Esta noche partirĂ© para confirmar el matrimonio. Realmente no querĂa seguir engañándote ni hacerte ilusionar. De verdad , lo siento , Mycal , pero es mejor que te olvides de mĂ. SĂ© feliz con el hombre que escogiĂł tu padre para ti.
—¿Qué? —dijo Mycal , incrédula
—. Está bien… señorita
—No puede ser , debe ser un malentendido. Él no me escribirĂa asĂ.
—TranquilĂcese , señorita.
—No creo esto , tengo que ir a verlo , el debe explicarme está carta , no creo lo que dice aquĂ
—Señorita , no… no puede ir a la casa de él , ¡SEÑORITA MYCAL! —gritó Mireya , desesperada , corriendo tras ella.
—No , no puede estar pasando esto , necesito una explicación. —Corrió hacia la casa de los Legge. Ni siquiera llegó a la puerta , vio por una ventana a Armando besándose con otra joven. Su corazón se partió en dos , lo único que hizo fue correr si rumbo , Cansada , Cayó en una banca , llorando desconsolada , repitiéndose la misma pregunta:
—¿Por qué a m� ¿Por qué a m�
—¿Por qué lloras?
—¡AHHHH! —gritó del susto. Miró hacia un lado y vio a un joven apuesto sentado a su lado. Confundida preguntó:
—¿Qué… quién eres tú?
—Oh , perdón por asustarla , señorita. La vi llorando y no me resistà a preguntarle por qué una señorita tan hermosa llora. Me imagino que es por su prometido… ¿o me equivoco?
—¿Cómo sabes…? Es decir… no importa , me tengo que ir. Con permiso —se levantó de la banca.
—Espera , señorita, ¿cómo te llamas?
—Detuvo sus pasos y lo miró—. Lo siento , no puedo decirte quiĂ©n soy , eres un extraño para mĂ.
—Está bien , tienes razón. Entonces te diré cómo me llamo.
—¡QUE…! No hace falta.
—Mi nombre es James. Y usted , hermosa dama , ¿cómo se llama?
—Me llamo… me llamo… no , no puedo decirlo; aun asà , eres un extraño.
—No creo que sea un extraño , ya sabes mi nombre , es la base para conocer a una persona
—Bueno , es verdad , sĂ© tu nombre , pero aun asĂ no puedo decir mi nom… —fue interrumpida por Mireya , que venĂa corriendo.
—Señorita Mycal , qué bueno que la encuentro. Estaba preocupada. Pensé que… ¿quién es él , señorita Mycal?
—Es James , señora Mireya.
—James… bueno, no importa. Vamos , sus padres han de estar preocupados.
—Está bien , vamos. Adiós, James.
—Adiós , Mycal. Bonito nombre para una dama hermosa como usted.
—Gracias.
—Vamos , señorita.
—Sà , adiós.
—Adiós.
—Caminó con Mireya rumbo a su casa—Señora Mireya , camine despacio, aún no es tarde.
—AĂşn no es tarde , deberĂamos estar corriendo.
—No exagere , señora Mireya.
—Está bien , lo que diga , señorita… Por cierto , ¿de dónde conoces al joven James?
—Lo acabo de conocer en el parque , señora Mireya.
—¡QUE…! En el parque , señorita. Usted sabe que no debe hablar con extraños.
—No es un extraño ; me dijo su nombre. Eso lo convierte en un conocido.
—Ahà , señorita , mejor apurémonos antes de que su padre se dé cuenta de que aún no está en casa.
—Está bien , señora Mireya , tienes razón. Caminemos rápido.—Llegué a casa y entré en ella; mi madre me recibió.
—Mamá , ya llegué.
—Qué bueno , hija , ve a cambiarte.
—¿Por qué? ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? ¿Tendremos visitas , mamá?
—Sà , hija, ve a cambiarte.
—Está bien , mamá.—Me dirigà hacia las escaleras , pero me detuve al escuchar a mi madre pedirle un favor a la señora Mireya.
—Mireya , ayuda a Mycal , por favor.
—Sà , señora.
—Bueno , vamos , señora Mireya.—SubĂ a mi cuarto junto a la señora Mireya. EntrĂ© en mi habitaciĂłn , caminĂ© hasta mi armario y busquĂ© un vestido hermoso. Lo dejĂ© sobre la cama y luego me dirigĂ al baño. Una vez bañada , me cambiĂ© y me puse el vestido que habĂa escogido; la señora Mireya me ayudĂł a colocármelo.
—Señora Mireya , ¿quién crees que vendrá hoy? Al parecer es alguien importanta según el comportamiento de mi madre se le nota muy nerviosa.
—No lo sĂ© , señorita , no sabĂa que tendrĂamos visitas— respondiĂł Mireya "Disculpe , señorita , si le digo que hoy se compromete con alguien más , estoy segura de que saldrĂa corriendo. Ha sufrido mucho hoy para que le den esta noticia." pensĂł Mireya
—Bueno , ojalá que sea una mujer , para poder conversar —dijo con emoción.
, Mireya solo desviĂł su cabeza para evitar el contacto visual con Mycal y mirĂł atentamente el vestido.
—Está hermosa , señorita.
—Gracias , señora Mireya.
—Será mejor que bajemos ; sus padres ya deben de estar esperándonos.
—Sà , tienes razón , será mejor que bajemos , no hagamos esperar a los invitados
JAMES
—Al fin , joven James , no sabe cómo lo estuve buscando.
—Tranquilo , Ben , respira , siéntate.
—Debemos irnos , joven James , no tenemos tiempo , sus padres lo están buscando.
—Aún siguen con la idea del casamiento.
—Sà , joven.
—No iré.
—Por favor , joven James.
—No , Ben , no me voy a casar con alguien a quien no amo. Prefiero huir.
—¿De qué está hablando , joven? Por favor , considérelo.
—Lo miro —Está bien , lo voy a considerar… Mmmm… Obviamente , no voy a ir , Ben —Se levantó de la banca , estaba a punto de caminar , pero Ben se tiró a los pies de James , sujetándolo.
—Por favor , joven James , hágalo por mĂ. Si no va , sus padres me despedirán. Por favor , se lo suplico , piense en mi familia.
—Ben , no me… —Lo regresĂł a ver. SabĂa muy bien que sus padres podĂan cumplir su palabra. Si no obedecĂa , con una mirada de derrota dijo —Está bien , pero recuerda que lo hago por ti. No tengo ningĂşn interĂ©s en conocer a mi prometida.
—Gracias , joven James , se lo agradezco.
—De seguro vamos a la casa de ella , ¿verdad?
—Sà , joven James.
—Está bien , vamos , antes de que cambie de opinión.
—Está bien , joven James , vamos —TomĂł el antebrazo de James , guiándolo hacia un vehĂculo. Para llegar a la casa de su prometida , el transporte en donde ellos estaban se detuvo , indicando que habĂan llegado. —Llegamos , joven James.
Él se bajó del transporte , encontrándose con sus padres.
—Buen trabajo , Ben , te agradezco por encontrar a mi hijo.
—De nada , señora.
—No puedo creer que me estén obligando a hacer esto.
—No entiendo por quĂ© estás molesto , James. Hace unos dĂas conversamos sobre el matrimonio y te parecĂa una magnĂfica idea.
—Sà , es verdad , pero yo pensaba en casarme con la mujer que amo.
—¿Con la mujer que amas? ¿Cuál mujer, hijo?
—No , quiero decir , con la mujer que ame, mamá, no “amo”.
—Bueno , basta, James. Ya estamos aquĂ. Además , la familia Capell es una gran familia ; jamás te casarĂamos con alguien que no te convenga , James.
—Papá , a mà no me importa la riqueza. Oh , si es una familia bien reconocida , lo que más me importa son los sentimientos de la persona , no lo que tiene.
—Lo sé , hijo , te conozco como eres , pero debes obedecer la ley. Solo te queda obedecer. Ahora , entremos.
—Sà , hijo, vamos.
—Está bien —Mis padres tocaron la puerta de la casa ; la puerta se abriĂł dejando ver a una empleada , quien nos dejĂł pasar. Entramos a la casa ; me parecĂa una casa muy hermosa , se sentĂa familiar. Un hombre muy apuesto se acercĂł a mis padres ; me imagino que va a ser mi futuro suegro.
—Hola , señor Scott, un gusto conocerlo.
—Igualmente , señor Capell. Mi esposa , Sarah.
—Un gusto , señor Capell. Mi hijo, James.
—Un gusto , señora Scott. Oh , un gusto, James. Qué bueno que han podido venir.
—No podĂamos esperar más , ya querĂamos conocer a nuestra futura nuera , Âżno es asĂ, cariño?
—Sà , querida.
—Me alegra escuchar eso de ustedes , pero ¿qué piensa su hijo sobre este tema?
—Nuestro hijo está de acuerdo , no se preocupe , señor Capell.
—Qué bueno que esté de acuerdo. Pasen , conversemos más a gusto en la sala.
—Está bien.
—Vamos , querida , también tu hijo.
—Sà , papá.
—Caminaron todos a la sala de la casa de los Capell ; cada uno se sentó en un mueble.
—Bueno , la verdad , me contactĂ© con ustedes , señores Scott , porque tenemos la misma visiĂłn con respecto a nuestros hijos. Me gustarĂa que su hijo conociera más a mi hija , para que al menos no haya desacuerdos en ellos en un futuro.
—Mi esposa y yo estamos de acuerdo con lo que propone , señor Capell.
—Bueno , solucionada la duda que tenĂa , irĂ© a buscar a las hermosas mujeres de mi casa —Se levantĂł de la sala y caminĂł hacia la escalera , encontrándose con su esposa. —Ana , y Mycal.
—Está arriba cambiándose. Ya conociste a los señores Scott.
—Sà , ve por nuestra hija.
—Está bien —subió las escaleras , pero se quedó por la mitad al ver a Mycal—. Hija , vamos , ya llegaron nuestros invitados.
—Está bien , mamá.
—Su padre , al escuchar su voz , regresó a ver hacia las escaleras. Al ver a su hija , se acercó a ella , tomó su mano y caminaron hacia la sala.
—Hija , ven , te presentaré.
—Mycal no podĂa creer lo que veĂa ; se preguntaba quĂ© hacĂa allĂ el joven que conociĂł hace unas horas en el parque.