“Memorias”
“¿Porqué nos cuesta tanto plasmar nuestra vida en un papel? Al fin y al cabo es real, cada palabra escrita, demuestra nuestra existencia en este mundo. Creo que es importante que todo ser qué pasa por la tierra deje su legado en papel, las personalidades que ahora nos definen tuvieron un punto de ebullición. Bien dice que nadie nació siendo un Villano, las circunstancias y malas decisiones hacen que salga esa parte oscura que me atrevo a decir, todos tenemos.”
“Eva Luna”
- Hoy el sol alumbra más fuerte que nunca, da un claro aviso que será un día caluroso, lo mejor es preparar una bebida fría, pero como soy una mujer que le encanta llevar la contraria a todo, me he preparado un café n***o, el cual debo decir esta muy caliente. El humo que sale de esa pequeña taza, aromatiza todo el lugar.-
- Decidí que era momento de dejar mis memorias en papel, hace poco me enteré que no tengo mucho tiempo de vida, espero que no piensen cualquier cosa, así que les dire que estoy tranquila con lo vivido. Pero antes de que comience a olvidar algunos detalles importantes de mi existencia, dejaré este libro lleno de letras.-
-Me senté en mi silla favorita, tome mi libreta en blanco y una pluma, su tinta es azul, no quiero utilizar el color n***o, siento que soy un poco más alegre que esa tonalidad. Es mi libro, me imagino que lo podré hacer como quiera. ¿verdad? Si no es así, que los editores y los lectores me perdonen.-
-Es momento de la parte más importante, ¿Por donde comienzo? Deseo que todos sepan el momento exacto donde todo en mi vida se vino abajo, me gustan las novelas cortas que no tengan tantos capítulos, algunas que he leído solo se basan en relleno, tratan de mantener al lector dando vueltas en el mismo lugar. opino que solo hace que ellos se desesperen al ver que no hay avance.
-Escribí mi primera pagina pero no siento que explica mi vida como tal. Arrugue la hoja y la lancé a la papelera. Tuve que levantarme y mirar por la ventana. El viento hacia su efecto en los árboles, los veía mover de un lado a otro, debajo de los más lindos robles, habían pequeñas plantas. Entonces una idea llegó a mi. ¿Porque no comenzar con mi niñez?. Es importante para que todos me entiendan. -
…
25 de abril
-Un día normal en la vida de muchos, pero para la mujer que está dando luz no. El primer llanto de un bebé es el cántico de victoria, es la proclamación de que logró llegar al alumbramiento. Sería importante mencionar que aquella joven que padecía la inclemencia de un parto complicado era mi madre. La recuerdo tal y como era, una mujer de cabello castaño con algunas ondas que hacía que su rostro se viera armonioso, sus ojos eran como la miel. Su piel era pálida pero como una obra de arte poseía ciertos lunares. Todo en ella era perfecto, inclusive su voz, tal dulce, tan cálida. Nací en la pobreza extrema pero algo si era seguro, nos teníamos una a la otra. En esta historia no hubo un padre, mi madre jamás me contó quien era. Tampoco ningún hombre se acercó a nuestras vidas a reclamar su derecho. Ella decía que yo era hija del destino. Me bautizó como Eva Luna, según su significado “la vida de la Luna”.-
-Son vagos los recuerdos de mis primeros años de vida, solo tengo presente el capítulo que más se repetía, mi madre y yo nos mudábamos constantemente, creo que jamás llegue a durar lo suficientemente en una ciudad como para tener un amigo. A la edad de siete años descubrí lo que para mi era mi primera lección de vida. Dos hombres llegaron al apartamento donde vivíamos mi madre y yo, solo teníamos quizás dos semanas de vivir en ese lugar. Los hombres de apariencia tenebrosa le gritaban a mi madre, exigían el pago.-
-Escóndete en el armario mi amor- Escuché a mi madre decir, su voz era temblorosa, trataba de verse como una mujer fuerte, pero el temblor de su cuerpo la delataba.
-Madre ¿Quienes son esos hombres?- Pregunté mientras entraba al armario.
- No son nadie, no abrirás la puerta hasta que yo vuelva. ¿lo entiendes?- Claro que entendía lo que me decía, pero sabía que había llegado el momento que ella me hablara con la verdad.
-Si madre lo entiendo- Procedí acurrucarme al final de armario. Sentí como me colocaba abrigos y algunas maletas encima, supongo que trataba de cubrirme.
-Había pasado alrededor de cinco minutos, cuando escuché los gritos de mi madre, estaba yo en una encrucijada, ¿Debería salir? ¿Ella me perdonaría si la desobedezco?. Después de pensarlo, decidí salir. Lentamente abrí la puerta, debo decir que quitarme todas esas cosas que me había dejando encima me costó mucho trabajo retirarlas sin hacer ruido.-
-Los gritos no paraban, ahora sí que estaba convencida que ella me perdonaría por salir del armario sin su permiso. Mis pasos eran silenciosos, caminaba casi en puntillas, me sostenía de las paredes. Al llegar al final del pasillo me agaché, ahora me arrastraba, lo mejor era que no me vieran. Los hombres la tenían contra el suelo de la sala principal, había sido golpeada en reiteradas ocasiones que la sangre que brotaba de su cuerpo no permitía ver su rostro. ¿Donde quedó su piel pálida y sus hermosas pecas?.
-Escuchaba como ella pedía piedad, seguía repitiendo una y otra vez que no sabía de qué hablaban.-
-¡Sabes lo que hiciste Isabella! esa familia pago mucho dinero por ese bebé. ¿Donde está? ¿Lo vendiste para ganar más? ¡Maldita mujerzuela!
-¿Que es lo que ese hombre dice? ¿Cual bebé? ¿Un pago?. Quería salir corriendo y golpearlos, veía un jarrón, quizás era el indicado para romperle la cabeza a uno. Pero qué pasaría con el otro.
-Los hombres seguían golpeando a mi madre, cada impacto que ella recibía yo lo sentía propio. Mis lágrimas brotaban, sentía como mis mejillas se mojaban. Espero recibir el perdón de ella, pero debía hacer algo.
-¡Suelten a mi madre! Grite como si mi vida dependiera de ello.
-¡Eva Luna corre! Exclamó ella.
¿Correr? No, yo tenía que ayudarla. Tal y como lo había imaginado tome el jarrón, lo lancé contra el hombre que le sujetaba el cabello, ya se imaginarán la fuerza de una niña. El jarrón ni se acercó al hombre. Mi madre seguía gritando que debía correr.
-¿Está es la hija de los Mercer? Pregunto el hombre parado junto a mi.
-¡No! Ellos tendrían un varón pero murió en mi vientre, se lo expliqué miles de veces, ella nació un año después. Mi pequeña solo tiene seis años.
-¿seis años? Eso no es cierto, hace un mes mi madre me hizo un pastel de fresas, sobre él estaba escrito un hermoso siete en crema. Se muy bien cuantos años tengo. ¿Por que mi madre mentiría? Entendí que no debía objetar sus palabras.
- Pues tú y ella morirán, los Mercer no son una familia piadosa. Lograste escabullirte por 7 años, pero todo llega a su fin Isabella, hoy es el día de saldar la cuentas.
- Ví como uno de ellos saco un arma de su gabán- uno, dos, tres, cuatro impactos sonaron en esa habitación. Por cada disparo mis ojos se cerraban en sincronía del sonido. La mirada cristalizada de mi madre se posaron en la mía. Su vida se estaba apagando, pero en medio de su agonía, una leve sonrisa se reflejó en ella. Se que era su despedida, ahora yo quedaba sola en este mundo pero… ¿por cuánto tiempo?.
-¿Que hacemos con ella? Escuché decir.
-Mátala, no debemos dejar cabos sueltos.
-¡Es una niña! Yo jamás haría algo así.
-Entonces lo haré yo.
- No se qué pasó, mis ojos seguían fijos en mi madre, la sangre de su cuerpo se esparcía por el lugar como un río que perdió su cause. El frío en mi pecho me hizo reaccionar, mi vestido blanco con girasoles se había convertido en carmesí. Un frio recorrió mi pecho, puse mi mano sobre el, por cada uno de mis dedos emanaba sangre, era idéntica a la de mi madre. Entonces entendí que me iría con ella. Me acerqué a su cuerpo ya sin vida y me recosté a su lado.-
- La puerta sonó con gran impacto, los hombres abandonaron el lugar, mientras que yo entonaba la canción que mi madre me cantaba cada noche, poco a poco cerré mis ojos. Si morí estoy feliz, estaremos juntas en el paraíso.
-¿Me escuchas? ¿Pequeña dime si me escuchas?… a lo lejos escuchaba una voz, será que ya estoy en el cielo, ¿Dios es quien me llama?. La insistente voz del hombre me hizo despertar, los sonidos de los múltiples aparatos conectados en mi cuerpo hicieron que comprendieran donde estaba.-
-¿No morí? Pregunté
-Claro que no, eres una luchadora princesa, estás a salvo. El llanto se apoderó de mi, esto quiere decir que mi madre se fue al paraíso sin mi. ¿Que voy hacer ahora?.
-Calma mi niña, ya lo malo paso, estas a salvo en el hospital Santa Rita. Afirmaba el hombre, que por su aspecto podría deducir que tenía al rededor de 40 a 50 años.
-Señor ¿usted sabe que va a pasar conmigo? Pregunté con mi voz entrecortada.
-¿Tienes algún familiar? ¿Alguien que pueda llamar?
-No, solo éramos mi madre y yo. ¿Ella murió verdad? Era más que obvio que él sabía el estado de mi madre. Lo vi pasar saliva, se levantó y pasó sus manos por el cabello, eso me indicaba que estaba nervioso, no sabía que decir o cómo decirlo.
- Cariño cuando llegamos ella ya estaba sin vida, nuestros esfuerzos se concentraron en ti.
- Me hubieran dejado morir, yo iría al paraíso con ella.- Mencioné con algo de nostalgia.
- Estás viva por que tienes un propósito esencial en este mundo, el impacto de bala que había en tu cuerpo no causó daño alguno en tus órganos, tendrás una pequeña cicatriz, que te recordará la tragedia que pasaste.
- Creo que jamás olvidaré que sucedió hoy. - Dije sin emoción alguna-
-La policía llegó al lugar, me hicieron toda clase de preguntas, les di el detalle de todo lo que recordaba, hasta lo más mínimo para ellos era importante. - pensé
-Es todo por hoy, sabes que si recuerdas algo más me tienes que decir ¿De acuerdo?- la voz del policía me pareció extraña, todo lo que dije en mi relato, solo vi que apunto una que otra cosa, por lo visto para el solo era un caso más sin resolver.-
- Una mujer de cabello n***o, ojos azules , sus mejillas eran rosadas, muy bella con sus anteojos, se me acercó, la sentí revolver un poco mi cabello. - Hola pequeña me llamo Sara, vine por ti, me han dicho que pasaste una tragedia.
-¿Viene por mi? ¿Donde me llevará?
- Té llevaré a un lugar lleno de niños que también pasaron tragedias, ellos no tienen familiares en este momento, así que los ayudamos para que cumplan sus sueños.
-Entiendo muy bien a donde iré, mi madre me contaba que ella vivió en un lugar así, le llamaba orfanato, sus días fueron tristes ya que nadie quiso que ella formara parte de su familia, me espera lo mismo verdad?
- No damos en adopción pequeña, somos nosotros quien los cuidados y los apoyamos en todo.
- Bueno había una luz en medio de mi oscuridad, por primera vez en la vida me quedaría en solo lugar, podría tener amigos.
-Tres días pase en el hospital, vi a Sara llegar, su sonrisa seguia presente, era el momento de afrontar mi nueva realidad, ahora no soy nadie, debo labrar mi propio destino.-
-¿Estas lista mi niña?
-Si Sara, ya estoy lista.
- La mano de Sara tomó la mía, era cálida y reconfortante. El camino hacia su carro era eterno. Un mar de emociones inundaba mi alma. ¿Que me espera? ¿Seré capaz de vivir sin mi madre?- Es aquí donde aprendí esa primera lección.-
-¿Que estás pensando Lunita?
- Que aprendí algo muy importante-
-¿Me contarás?
- Si, hoy supe que una madre que ama de verdad hará hasta lo imposible por defender a sus hijos, no importará si tiene que mudarse mil veces de vivienda, no importa si es golpeada una y otra vez. Mi madre me amaba, lo hizo hasta el último día de su vida, yo su hija, su legado haré justicia por ella. ¡Lo juro!
-Entonces tienes que labrar un camino de justicia, debes ser muy inteligente, pero lo más importante es lo que te dire a continuación, tómalo como una segunda lección de vida, en este mundo debemos tener aliados, pero no deben ser cualquiera, estas personas deben ser poderosos, que con solo su presencia los demás tiemblen, haz eso si quieres cumplir esa promesa.
-Segunda lección anotada, espero jamás olvidarla..