Mientras tu no estes

Cuando conoci a Nathan Duran era viernes, hacia frio y el local no estaba tan lleno. Yo me encontraba en el pequeño escenario con Cristobal mi primo y guitarrista, cantando mi canción favorita, mirando a ese punto fijo donde me concentraba siempre para no sentirme nerviosa, el ocupo ese puesto vacio que casi nunca nadie ocupaba, pues era oscuro, era desolador y era lejano a todos los demás. Sin embargo el encajo como si esa silla estaba hecha para el, como si en ese preciso instante estaba hecho para que yo lo mirara. No se inmuto, miro su telefono mientras yo seguia cantando y parecia inmerso en un mundo muy lejano, sin escuchar mi voz, sin mirar a nadie, tan solitario, tan el. Sin entenderlo, ese fue el dia en el que cante con mayor seguridad y pasión, me aferre a mi microfono, me aferre a esa canción, me enfoque en su quijada apretada y su tes morena. Aunque alguien hubiese ocupado mi foco, yo nunca habia estado tan entregada al cantar, cosa que comprendí al pasar un año pues cantarle a la figura lejana y ausente de Nathan iba a ser el talisman del resto de mis dias, mi obsesión y mi más fuerte inspiración.