EL GRAN ESCAPE

La verdad entre las sábanas. Pov Emily había estado estudiando hasta tarde esa noche, como siempre, pero había algo en el aire que la hacía sentir inquieta. Las calles estaban vacías, las luces de la ciudad iluminaban su camino mientras caminaba hacia el apartamento de su novio. Cuando estaba a punto de llegar, algo la detuvo. Un sentimiento inexplicable, como si todo lo que había vivido hasta ese momento estuviera a punto de derrumbarse. Subi los últimos peldaños de las escaleras rápidamente, como si algo la impulsara a hacerlo. Cuando llegué frente a la puerta del departamento de Daniel, la abrí con lentitud, como si fuera a entrar en un lugar desconocido. Abrí la puerta de su departamento por completo y lo primero que noté fue el silencio el cual me golpeó, y eso me hizo sentir aún más incómoda. Normalmente, Daniel estaría en el sofá, viendo alguna serie, pero esa noche no estaba allí. Cerré la puerta tras de mí, despacio mirando alrededor. El aroma en el aire estaba extraño, un olor extraño me llegó, algo dulce, algo que no podía identificar. Mi mente comenzó a acelerarse, y cada paso que daba hacia el interior del departamento parecía ser más lento que el anterior. Algo no encajaba, y lo sabía. Mi mente trabajaba a mil por hora tratando de recordar, pero no lo recordé, en ese momento. Y entonces los vi. En la cama, en su propia cama, Daniel estaba acostado junto a Chloe, una de sus amigas más cercanas. La escena fue un golpe directo al estómago. Chloe, la chica que siempre había sido tan amigable, tan dulce. Y Daniel… el hombre con el que había compartido risas, sueños y planes a futuro. Ella nunca imaginó que algo como esto podría pasar. El tiempo parecía detenerse mientras Emily observaba, completamente paralizada, la escena ante ella. En un primer momento, pensó que tal vez estaba soñando. Pero cuando Chloe la miró con una expresión culpable y Daniel intentó levantarse rápidamente, la realidad la golpeó con fuerza. No podía dejar de mirar a ambos, como si sus cuerpos estuvieran pegados a la cama, irremediablemente atrapados en ese momento. —Emily, Emi … yo… —dijo Daniel, sin saber qué decir. —¿Qué significa esto? —mi voz salió más rota de lo que esperaba. No sabía si las lágrimas ya estaban en mis ojos o si la rabia estaba comenzando a nublar mi visión. Se sentía como si algo dentro de mi estuviera explotando, como si su corazón se estuviera partiendo en mil pedazos. Chloe no dijo nada. Solo se quedó allí, mirando al suelo, incapaz de enfrentarse a su amiga. Los tres sabían que las palabras eran inútiles en ese momento. ¿Cómo podrían justificar lo que había sucedido? —Emi , por favor, déjame explicarte —continuó Daniel, levantándose de la cama, pero lo detuve con una mirada fría. —¿Explicarme? ¿Qué podrías decirme para justificar esto, Daniel? —la rabia comenzaba a tomar control de mi. ¿Cómo podía ser tan estúpida para no haberse dado cuenta antes? ¿Cómo había confiado en él, en su novio? ¿En su amiga? Daniel suspiró, pasó una mano por su rostro y se acercó lentamente, como si intentara que yo lo escuchara con calma. —Lo siento… de verdad. Pero tú… tú no querías tener intimidad conmigo. Siempre has dicho que querías llegar virgen al matrimonio. Y yo… yo lo respeto, pero… a veces las cosas no salen como uno espera. Necesitaba sentirme amado también. Pero… ¿no entiendes? —dijo, tomando aire—. Tú… tú no querías estar conmigo de esa forma. pero… pero a veces las cosas no salen como esperábamos. Necesitaba sentirme amado también. Vuelve a repetir, nuevamente su discurso barato. no podía creer lo que estaba escuchando. ¿De verdad este imbécil me estaba culpando que por mi decisión de esperar hasta el matrimonio? Y yo debía comprender. ¿Era esa la excusa que tenía para acostarse con esa? Las palabras de Daniel eran como un cuchillo afilado que le cortaba el alma. —¿Así que esto es mi culpa? —pregunto,con mi voz apenas en un susurro de incredulidad. Daniel me miró, buscando en mis ojos, como si estuviera tratando de encontrar una salida, una forma de que yo lo entendiera. Pero ya no lo veía de la misma forma. Sentía como si todo lo que había creído de él, de nosotros, estuviera colapsando. —No, no es tu culpa. Pero… siempre quise esperar por ti. Y esto… —dijo, mirando a Chloe quien permanecía en silencio, encogida en la cama—. Esto me hizo sentir… solo. Dice apuntándonos, haciéndome entender que lo nuestro lo orillo, ha follarse a mi amiga. Cerré mis ojos por un momento, tratando de procesar la situación. Podía escuchar las voces de sus amigas, Mía y Lía, en su cabeza. Ellas siempre la habían apoyado, siempre habían sido su roca, y ahora, más que nunca, necesitaba de su apoyo. Sacó su teléfono y, con las manos temblorosas, les mandó un mensaje: "Necesito verlas. Ahora." No importaba lo que Daniel dijera. No importaba que tratara de explicarse. Ella ya había tomado su decisión, y sus amigas serían las que la ayudarían a superar esto. Mía respondió al instante: "Vamos para allá, tranquila." Lía, siempre tan directa, añadió: "Lo que sea que necesites, estamos contigo." En el tiempo que paso esperando, intentó calmarme caminando por la sala. No quería que Daniel me viera rota, que viera que me moría por dentro, no quería que él tuviera aún el poder de destrozarme aún más. Pero lo que más me dolía no era la traición de Daniel. No era la mentira que él había compartido con Chloe. Era saber que la persona en quien más confiaba había elegido este camino en lugar de ser honesto conmigo, con nuestra relación. Mía y Lía llegaron segundo después. Al ver la expresión de dolor en mi rostro, ambas se acercaron y me abrazaron, rodeándome con una calidez que necesitaba en ese momento. —No estás sola —dijo Lía, abrazándome fuerte. —Nosotras siempre estaremos contigo, sin importar lo que pase —añadió Mía, acariciando su espalda. respiro hondo, sintiendo por primera vez en toda la noche un atisbo de paz. Sabía que lo que estaba pasando no sería fácil, pero al menos tenía a sus amigas. Y eso, por ahora, era lo único que necesitaba. Al mirar a Daniel, quien aún permanecía sentado en la cama, sin saber qué hacer, con sus manos en su cabeza, comprendí que no podía seguir con alguien que no me valoraba. Un nudo se formó en mi garganta, pero con fuerza, lo miro por última vez. —Esto ya se acabó —digo, antes de caminar hacia la puerta y abrirla. No me busques más, adiós. Mientras esperaba, que mis amigas recogieran mis cosas, el tiempo volvió a moverse. El silencio que había invadido el departamento se rompió por las voces de mis amigas, que les gritaron y fotografiaron al Par de malditos antes de salir de ese lugar. .- está será la prueba suficiente para que todos dejen de creer que eres buena persona, mala amiga.- dice mía con enojo. .- y tu si vuelves a buscar a mi amiga te cortaré a tu amigo, aún que si lo hago te parecerás al ken de la barbie..- dice lía fotografiando a Daniel. Cuando salimos del departamento, aún estaba casi desnudo Daniel que no le importo y nos siguió hasta las escaleras. No dijeron nada al principio, solo me rodearon con un abrazo que me hizo sentir que, por fin, no estaba sola. —Lo siento, Emily —dijo Mía, acariciándome la espalda. —No estás sola. —Lía fue más firme, abrazándome aún más fuerte. Ellas sabían lo que necesitaba, lo que no tenía que decir. Bajamos los tres pisos que nos separaba de Daniel, casi corriendo, al ingresar al departamento con las chicas por fin dejo salir todo. Me siento en el sillón, y aunque las lágrimas finalmente comenzaron a caer, sentí una pequeña chispa de alivio. Mis amigas me respaldaban, y eso era lo único que importaba ahora. Mi relación con Daniel ya había terminado, y aunque no sabía cómo seguir adelante, sabía que, al menos, no tenía que hacerlo sola. Ahora debía contarles a mis padres y hermanos lo que había pasado. Le eché una mirada por la ventana sintiendo el peso, de terminar algo en que tenías tantas expectativas y recordando lo que había sido ,y no tomando atención a ciertos detalles. Pero ya nada se podía hacer, debía seguir adelante. Pero, decidida tome mis cosas y arme mis maletas y me iría de este lugar, que dejo de ser mi santuario, mire la cama y nunca sabría cuántas veces ellos me engañaron, pero ya no necesitaba saberlo. al caminar hacia la salida, me di cuenta de que estaba dejando atrás no solo a Daniel, sino también una parte de mí misma que ya no encajaba con la persona que acababa de descubrir que era. Y eso, aunque doloroso, me daba la fuerza para seguir adelante. —Ya no más. —Susurré para mí misma, mientras cerraba la puerta tras de mí, sabiendo que ahora, más que nunca, necesitaba reconstruir mi vida desde cero. Y así, con la compañía de Mía y Lía, deje atrás a alguien que, aunque había sido importante en su vida, ya no merecía un lugar en su futuro. Y que mejor que volver al nido, donde mis padres y hermanos me brindarían el consuelo a mi alma. Nunca imaginé que algo como esto pudiera pasarme. De hecho, nunca creí que yo sería la persona a la que le romperían el corazón de esta manera. Pero ahí estaba, con la corazonada que me hizo cruzar los pocos pasos de la puerta del apartamento, con una sensación en el estómago que me decía que algo no estaba bien. Y vaya que fue cierta.