*ocho años antes*
La pequeña niña de ocho años esquivó la espada que venía directamente a ella con una acrobacia, su contrincante era rápido, muchísimo más que ella, pero no se daría por vencida, no cuando tenía la mirada de la reina sobre ella.
Detuvo el arma de su contrincante con su espada y aprovechó la pequeña brecha para propinarle un golpe al hombre frente ella, el golpe fue esquivado como si nada. El tipo sonrió a medio lado y aprovechó para tomar el brazo de la princesa para tirarla al suelo.
La niña gimió cuando su espalda aterrizó sobre la tierra del campo de entrenamiento y trató de levantantarse de nuevo, su contrincante tomó su espada y apuntó a la princesa con ella dando por terminada la pelea.
La pequeña gruñó molesta y se levantó ignorando la mano del hombre frente a ella sintiéndose derrotada.
- qué decepción - murmuró la reina dándose la vuelta siendo seguida por los guardias reales.
Los ojos de la princesa se llenaron de lágrimas y salió corriendo del lugar.
- conde...
Sama'el miró a su asistente con tristeza y negó antes de comenzar a caminar en la dirección en la que había corrido la princesa.
*actualidad*
El cielo estaba nublado y unos cuentos truenos resonaban en el cielo. Zafiro alzó su vista al cielo mirando como este se iluminaba una que otra vez gracias a los truenos. Entró por la enorme puerta de algo a lo que tenía un parecido a un establo y caminó hacia donde estaba la gran bestia dormida en un rincón.
Sonrió enternecida y se acercó para sobar el hocico del dragón, el dragón azul abrió sus ojos de golpe buscando al inútil que tenía los huevos suficientes para tocarlo, se relajó cuando vio a su ama robarle el hocico con cariño y se relajó bajo su delicado toque.
Había pasado una semana desde que Gill y ella habían llegado a su clase y los habían puesto a limpiar el almacén de armas, de ahí hacia acá sólo se había cruzudado con él unas cuentas veces por los pasillos, sin contar que el tipo era un fastidioso y siempre se sentaba al lado de ella en las comidas para molestarla.
Tocó la gema en la cabeza de su dragón y esta brillo junto con la suya que estaba en la mitad de su frente, esa era una forma de sentir lo que su dragón sentía en ese momento, una conexión que sólo la tenían dragón y jinete.
- ¿Cómo has estado? - preguntó por medio de su vínculo. El dragón rugió quedito y la ignoró un poco antes de responder.
"Cansado, mi ama. Creo que voy a morir ¡ay ya veo al dios de los dragones! y morí"
El dragón sacó su lengua simulando estar muerto. La chica rió entre dientes, su dragón era un dramático de primera.
Siguió sobando la enorme cabeza de su dragón.
- oh qué lástima, íbamos a estirar las alas hoy, pero como estas cansado lo dejaremos para otro día.
El dragón abrió sus ojos y se levantó de inmediato, la princesa negó con una sonrisa y caminó a su lado pasando una pierna por la montadura que tenía el dragón en su lomo.
- ¿no estabas muerto?
"bromita"
la princesa rió en voz alta y negó.
- ok, vamos.
"¿lista, mi Zafiro?"
- desde que nací - susurró apretando las riendas en sus manos.
El dragón medio gruñó y comenzó a correr hacia afuera del establo. Una vez afuera comenzó a mover sus alas tomando vuelo de poco a poco.
Una vez arriba el dragón comenzó a dar vueltas sacándole carcajadas a su ama. Luego se calmó volando con tranquilidad para que su ama mirara el hermoso paisaje.
Zafiro miró el reino desde arriba, todo se veía pequeño desde ahí. Podía ver a los otros jinetes pasear con sus dragones o a los estudiantes practicando hechizos mágicos.
Amaba ver todo desde arriba. Draca subió un poco más hasta que traspasaron la barrera de nubes negras y vieron el sol esconderse por el horizonte, todo estaba en calma allá arriba. Zafiro cerró sus ojos disfrutando del viento en su rostro y el rico olor a lluvia que había en el ambiente.
Draca cerró sus alas y se dejó caer desde esa altura, Zafiro sonrió y cerró sus ojos al igual que su dragón, confiando por completo en él. Cuando ya estuvieron a unos metros de caer en el lago, Draca abrió sus alas haciendo que el agua debajo de él se moviera de forma violenta.
- ¡wuju! - un dragón pasó a toda velocidad por encima de sus cabezas.
Zafiro torció sus ojos, jaló las riendas hacia abajo con delicadeza, Draca entendió enseguida y subió volando de forma suave, sin prestarle atención al revoltoso dragón rojo.
Draca y Zafiro se entendían mucho por eso, amaban la paz y la tranquilidad. Draca era un dragón muy sobre protector con su princesa, desde el primer momento en que la conoció supo que sería la mejor ama del mundo, la chica era inteligente, aplicada y hacía todo a la perfección ¡tenía a la mejor jinete del mundo! y la protegería hasta que el corazón de la princesa dejara de latir.
Los jinetes pueden seguir viviendo después de la muerte de sus dragones, rara vez moría un jinete a causa de la muerte de su dragón y eso era porque su conexión iba más allá de este mundo, pero los dragones no pueden seguir viviendo luego de la muerte de sus amos. Ellos se alimentan de la magia de los prodigios, por eso es que solo los prodigios pueden hacer que un dragón nazca, los dragones son seres de magia que necesitan de mucho poder para seguir con vida, por eso hay dragones más fuertes y grandes que otros.
Todo depende de la magia de su portador, si el portador tiene poca magia, el dragón es pequeño y débil, porque hasta en los prodigios habían débiles.
Un gruñido brotó de la garganta de la chica cuando vio que el dragón rojo comenzó a volar a su lado, el jinete del dragón sonrió divertido por la reacción de la princesa.
- Hola Zafiro ¿estirando las alas? - Gill dijo con un tono juguetón. La princesa rodó sus ojos y volteó a verlo con fastidio.
- ¿Cómo crees? estoy tomando el té ¿no me ves?
Gill rió ante el sarcasmo de la princesa y asintió.
- ¿una carrera? - propuso levantando sus cejas de forma juguetona.
El dragón azul miró por el rabito del ojo al chico interesado por aquella propuesta, amaba las carreras.
- ¿tú quieres, Draca?
"sabes que sí"
La chica suspiró bajo la mirada expectante del mestizo y asintió. El mestizo aplaudió emocionado.
- el recorrido será el bosque de los árboles gigantes, la laguna de las sirenas y por último el santuario de las hadas.
- perderás - dijo con media sonrisa. El mestizo negó lamiendo sus labios.
- será una carrera de magia - Zafiro volteó a verlo como si estuviera loco.
- sabes que no podemos usar magia fuera de la Academia, podrían ponernos las esposas anti magia - recordó con algo de miedo.
- ¿Quién les dirá que usamos magia? - movió sus cejas dando una mirada de complicidad a la princesa.
- No lo sé... - dijo insegura mientras mordía su pulgar.
No le gustaban las esposas anti magia, sólo se las colocaron una vez a los nueve cuando discutió con la reina y perdió el control casi destruyendo el castillo, se sentía muy fea la sensación de la magia siendo bloqueada por una barrera invisible.
- awww, la princesita tiene miedo - le molestó haciendo un puchero.
- no tengo miedo, sólo que... tsssh ¡hagámoslo! - aceptó ya fastiada de la insistencia del chico.
- ¡así se habla!
Ambos dragones tomaron velocidad volando en dirección hacia el gigantesco bosque de los árboles sabios. Zafiro esquivó los árboles son ninguna dicultad adelantándose un poco, pasó por medio de dos arboles y activo unas telarañas de magia para retrasar a Gill.
El chico gruñó viendo la trampa y guió a su dragona hacia el lado izquierdo, no perdería por nada en el mundo.
Zafiro miró al chico sobre su hombro y rió volando entre los árboles. Salió del bosque y se sorprendió al ver que Gill salió al mismo tiempo que ella, el chico de cabellos blancos sonrió y le lanzó una hechizo de viento haciendo que Draca perdiera el control por unos segundos.
- ¡oye! - Gill rió cuando la princesa se quejó.
Siguieron a la laguna de la sirena donde estaban algunas de ellas tomando el sol.
- señoritas - Gill dijo con un tono coqueto. Las sirenas rieron nerviosas y se sumergieron de nuevo en el agua.
Zafiro aprovechó la distracción y le envió un hechizo de agua mojando todo su cabello y ropa.
- ¡no, mi cabello! - Gill la fulminó con la mirada. Zafiro se encogió de hombros.
- ups
Ambos llegaron a la Academia volando a máxima velocidad. Zafiro estaba a punto de ganar cuando Gill lanzó una bola de energía que explotó aturdiendo a Draca y casi hizo que la princesa callera de la montura.
Gill ganó la carrera.
- ¡No es justo! - se quejó una vez que estuvieron en tierra firme - hiciste trampa, esa carrera era mía.
- aceptalo, soy mejor que tú.
- ¿mejor en qué? ¿desperdiciando tu vida? - Gill levantó su ceja ante las palabras de Zafiro - porque si es eso, me ganas por mucho.
- sabes, tu problema es que vives como una anciana, esperando a que tu hermana te diga que hacer, sin disfrutar tu vida.
Zafiro frunció se ceño mirando al chico mestizo con molestia.
- mi hermana no me dice que hacer.
Se defendió.
-¿bromeas? desde que Amatista se volvió reina y te presentaste como prodigio no ha hecho más que ignorarte y ordenarte en qué su deberías de usar tus poderes - soltó con un tono brusco.
El ambiente se volvió pesado de un momento a otro y el cielo se comenzó a oscurecer, los dos prodigios se miraron con reto creando un tenso silencio.
Zafiro fue la primera en romper la burbuja de silencio.
- Eso no es cierto, yo elijo obedecer a mi reina, no soy un caso perdido como tú que sólo follas y decepcionas a todos.
- ¿y qué si quiero vivir mi vida? - se acercó a Zafiro con una pose intimidante.
Draca y Gela se pusieron en alerta, pendiente a cada movimiento de los chicos por si tenían que intervenir para separlos.
Zafiro tuvo que subir su cara para poder verle, ya que Gill era por lo menos una cabeza más grande que ella.
- eres un títere de tu hermana, Zafiro. No tienes vida propia, ni amigos, nadie se quiere acercar a ti - Zafiro se obligó a tragar sus lágrimas. Gill se acercó a su oído a pesar del gruñido de advertencia de Draca. - a pesar de ser una princesa no tienes valor.
Y con eso se alejó de Zafiro, le dio una última mirada sintiéndose un poco mal, pero estaba muy enojado para prestarle atención, se subió a su dragona y chasqueó la lengua. La princesa lo miró una última vez con el odio reflejado en sus ojos azules.
Gill se fue dejándola ahí.
Zafiro trago intentando no llorar, Gill era el único que podía hacerla llorar y lo odiaba por eso. Aunque era verdad lo que decía el mestizo, desde que se presentó como prodigio su hermana la había visto más como un arma que como su hermana.
Cuando entró a la Academia, Amatista le prometió visitarla todas las semanas y contarle cuentos. Al principio cumplió lo que había dicho, todas las semanas la reina iba a visitarla, luego nada más era una sola vez por mes, luego una sola vez al año, hasta que un día simplemente dejó de visitarla.
El conde Sama'el siempre trataba de consolarla diciéndole que su hermana era una persona muy ocupada por ser la reina y que los reyes no tienen vacaciones. Lloró por días, hasta que un día simplemente lo aceptó.
Habían pasado 3 años desde la última vez que vio a su hermana, la última vez que la vio fue el día de su boda con el hermano de Gill, que ahora era el general del reino. Había escuchado que tuvo un hijo hace poco...
Por primera vez se dio cuenta de algo; Gill tenía razón, no tenía a nadie, todos la evitaban por ser la princesa, pensaban que ella tenía más privilegios por ser de la realeza.
- vamos Draca - dijo en un tono triste. El dragón lamió su mejilla triste por el animo de su ama. La princesa sonrió con la boca cerrada y se subió en el dragón.
Suspiró una vez que estuvo otra vez en el cielo.
Una hombre arriba de un árbol sonrió a medio lado viendo al dragón volar.
- el tiempo se ha acercado, es hora de que toda la verdad se sepa. Nos volvemos a encontrar mi querida Zafiro.
El sirviente a su lado lo miró con una ceja levantada y negó, su amo se había vuelto loco.