La mañana llegó, por primera vez en mucho tiempo me desperté antes de que el reloj indicara la hora, creo que me sentía emocionada por ir a la cita.
Me duché con rapidez, saqué de mi armario un traje azul celeste, el vestido se ajustaba a mi cuerpo de una manera asombrosa, era corto y poseía unas pequeñas tiras que lo sostenía, me pondría encima un saco del mismo color.
Mis zapatos nudes se mezclaban con el color de mis piernas, decidí dejar mi cabello hacia un lado, el maquillaje fue suave, en mi labios solo apliqué brillo, accesorios pequeños nada llamativos.
Mucha mucha loción por el cuerpo, tomé el bolso y mi portafolio y salí.
-Hija, estás muy bella el día de hoy.-
-Quiero lucir bien.-
-Pues los vas a es a conquistar a todos.-
Desayuné rápidamente, Gaby aún dormía así que aproveché para llevarme el auto, creo que todo el camino iba con los nervios de punta.
Llegue a la compañía de modas Millers, todo un edificio elegante, sobrio y sofisticado, podía ver como mujeres y hombres bellos entraban y salían.
Me bajé de mi auto, caminé hacia el asiento del copiloto, tome el saco para ponérmelo, hoy era un día caloroso y no quería que por el camino sudara.
-Hola belleza dame una hijo.-
Escuché a un idiota pasar…
-Te daré tres si quieres.- respondí con sarcasmo.-
-Así me gustan, una fiera.-
Termine de vestirme, tome mis cosas e ingrese al edificio, todo aquí olía a millones, tanto lujo hasta en los pequeños detalles.
-Buen día, tengo una cita en publicidad.- mencioné
La recepcionista una rubia alta de ojos azules y cabello casi blanco de lo mismo rubio, me miró de arriba abajo.
-¿Su nombre?-
-Marian Zurita.-
La mujer tomó el teléfono y comenzó a llamar, para no sentirme tan incómoda caminé por el lugar, habían algunas piezas de arte que llamaron mi atención.
-¡Oiga!- escuché decir.-
Me di la vuelta para ver a la recepcionista, ella con su aire de prepotencia me llamaba, aún no entiendo por qué contratan personas así, se supone que son la cara amable de una organización.
-¿Si?-
-La esperan en el piso 12, pregunta por el director Raúl.-
-Gracias.- mencioné y pasé a los ascensores, habían al menos unos 10, todos muy modernos que no sabía dónde oprimir.-
-Disculpe señor me podría indicar cómo funcionan, debo ir al piso 12.-
Pregunté a un guardia de seguridad.
-Claro señorita venga y le enseño.-
-Que gentil.-
Vi como puso el dedo en una pantalla táctil, automáticamente se activó un tablero.
-Por favor coloque el piso, él solo se abrirá allí.-
Hice lo que me indicó y efectivamente funcionó, el ascensor comenzó a subir, una pieza de música clásica sonaba, para nada me ayudaba con los nervios.
Al abrirse contemplé un piso hermoso, toda la decoración era minimalista, habían al menos unas 20 personas trabajando aquí pero nadie hablaba.
Mire hacia todos lados, no tengo idea donde estará el señor Raúl, fue entonces donde una chica de la limpieza pasó.
-Disculpa, ¿podrías decirme dónde queda la oficina del señor Raúl?.-
-Está al fondo.-
-Muchas gracias.-
Comencé a recorrer el lugar, jamás en mis sueños más locos pensé estar aquí, espero algún día lograr que mi compañía tenga el mismo nivel.
Toque la puerta, escuché como mencionó que siguiera, con lentitud fui abriendo, un señor estaba sentado en su escritorio, a diferencia de todo el lugar aquí había vida, colores y mucha publicidad.
-Buen día señor Raúl, soy Marian.-
-Señorita Zurita que gusto verla.- se levantó y estrechó mi mano, me invitó a sentarme.
-¿Deseas algo de beber?.-
-Agua por favor.-
El me sirvió un vaso, uno también para él y se sentó.
-Carlos el asistente de recursos humanos ha estado insistiendo por qué te diera esta cita, te diré que me he dicho al menos por unos 6 meses, siempre le digo no, pero sigue insistiendo.-
-En verdad agradezco que me permita estar aquí, deseo mostrarle mi portafolio de servicios.-
Le entregue el catálogo, el revisaba uno a uno nuestros productos, se detenía hacer algunas preguntas.
-Son buenos.-
-Permíteme demostrarlo señor.-
-La próxima semana tendremos un evento, es el inicio de la temporada, debo decir que ya toda la publicidad está lista.-
-Lo entiendo, quizás más adelante señor, ¿podría darme un proyecto?-
-Debes saber que hace tiempo tenemos acuerdos con la agencia que nos elabora toda la publicidad.-
-Es lógico, pero señor, quiero que tenga una segunda opinión.-
-¿Deseas quitarle el acuerdo a Public Inc?-
-Ni más faltaba, pero supongo que usted vela por los intereses de Moda Millers.-
Vi como sonrió, cerró mi portafolio y entrelazó sus manos.
-Como le mencioné ya todo está listo para el evento pero hay un espacio para algo más.-
-¿Qué necesita señor?-
-Notas de agradecimiento por asistir al evento, deseo que cada uno de los asistentes se lleven un recordatorio, quiero que sea ingeniosa.-
-¿Los souvenirs?-
-No, esos ya están listo, solo una tarjeta.-
-Entiendo, ¿cuántas serán?-
-Necesito al menos unas 2000 mil.-
Se muy bien que eso no es un gran contrato, 2000 mil tarjetas en la mejor calidad nos dará quizás unos 10 mil dólares.
-¿Aceptas hacer algo así?-
-Si señor.-
-¿Segura? Se muy bien que no es lo que esperabas.-
-Es un inicio señor, sé que más adelante me encargará muchas cosas más.-
-Lo evaluaremos.-
El señor Raúl envió a mi correo toda la información del evento, los colores que usaríamos, debe quedar sincronizado con lo que ya tienen preparado.
-Muchas gracias señor Raúl, estaremos hablando.-
-Chao Marian, te enviaré en una hora el contrato al correo, por favor lo firmas y me lo devuelves en la menor brevedad.-
-Si señor.-
Estreché mi mano y salí, creo que mi sonrisa estaba de oreja a oreja, era un escalón lo que logré el día de hoy.
Llegue al ascensor, de nuevo estaba yo tratando de llegar a la recepción, vi que uno se abrió, decidí caminar hacia el, pero antes de llegar me detuve, el mismísimo señor Millers estaba dentro.
Quedé inmóvil, este hombre tiene un aura poderosa e intensa, sentía que mi piel se erizo, estoy segura que mi mente se colapsó.
-¿Bajas?- mencionó
-¿Ah?-
-¿Qué si bajas?- volvió a preguntar.-
-Si, si señor.-
Entre con rapidez al ascensor, me hice lo más retirada de él, aunque su olor inundó todo el lugar.
La puerta se abrió, dije muchas gracias y salí casi corriendo, solo espero que no tropiece y caiga.
Llegue a mi auto, me quite el saco, siento que estoy sudando a mares, me subí y comencé mi camino a la empresa, creo que me dio más susto el señor Millers que lograr un contrato con ellos.
Al llegar a la empresa Gaby me estaba esperando, creo que todos estaban ansiosos por saber que había pasado.
Sara fue la primera que me vio, ella gritó alertando a todos.
-¿Entonces?-
-Bueno por ahora haremos un solo trabajo por 10 mil dólares.- mencioné
-¿10 mil? Eso no nos sirve.-
-Lo sé, pero es una manera de probarnos, si lo hacemos muy bien nos dará más trabajo.-
-Es posible.- respondió Gaby
-Ya tengo toda la información, quiero comenzar hacerlo desde hoy, necesito que sea algo innovador.-
Pase a mi oficina, descargue mis cosas y me senté a trabajar, tengo en mi correo la información del evento, pero por otro lado la imagen del señor Millers está presente, no sé por qué algo me dice que lo tome a el de referencia para las tarjetas.
El día se fue en un abrir y cerrar de ojos, ya en la noche volvía a mi rutina, pasé al departamento a vestirme, Gaby tenía descanso así que fui sola al club.
Tan pronto llegue al club pasé a la barra, quería alistar todo para la noche, pero no sería como lo pensé.
-Marian que bueno que llega.-
-Hola señor Josué, buenas noches.-
-Quiero decirte que volverás a bailar.-
-¿Qué? ¿Por qué?-
-Está en tu contrato Marian.-
-Señor ¿acaso hice algo mal?-
-No, es un orden Marian, te quiero en el escenario esta noche, ve a entrenar.-
Mi mirada estaba en Samuel, él tampoco entendía que estaba pasando, yo sabía muy bien que no me podía dar el lujo de perder el trabajo.
Tome mi maleta y fui con las chicas, hoy en particular tenía enojo en mi alma, en verdad necesitaba el dinero que me ofrecía la barra.
-Mesera tráenos algunos tragos.- mencionó Verónica
Yo solo la miré de reojo, me vestí y maquillé, hoy bailaría mejor que nunca, quiero que mal clientes me den buena propina.
Me mire al espejo, mi traje rojo brillaba con la luz, me debía desprender de algunas prendas, la canción que elegí era I See Red, era la adecuada para mí Show.
Comencé mi camino hacia mi presentación, pero antes de llegar escuché una conversación que me alertó.
-“No podemos fallar, el maldito de Dante deberá morir esta noche”.-
¿Dante? ¿Dante Millers? Me pregunté
Los hombre salieron y se acomodaron en el público, sé que el señor Millers está bien custodiado por sus hombres, pero como si el destino le favoreciera a los asesinos, la víctima se no se hizo en su habitual zona VIP, lo dejaba en bandeja de plata para los sicarios.
Me sentía en una encrucijada, ¿será que le digo?
-¡Esmeralda!- escuché que el señor Josué me llamaba.
-Maldición! ¿Qué hago?-