Las luces se apagaron, solo una sola de color rojo estaba presente, perfecta para la canción, no había nada que hacer, debía bailar.
Comencé con mis movimientos, mis ojos estaban en los sicarios, ellos se acercaban de a poco al señor Millers, yo seguía pensando que haría, no sé si lo dejo morir o le doy un aviso.
Los metros se hacían más cortos, ellos cometerían un crimen atroz en el lugar, no solo es el tema de la muerte del señor Millers, también está que si eso pasa es seguro que el club lo cierran, no puedo perder el trabajo.
No lo pensé, del techo colgaban algunas telas, las chicas las usaban para llegar a las mesas, me lancé y tomé una de esas, seguía siendo un espectáculo, poco a poco caminé por mesas hasta que llegué a mi objetivo.
Era un movimiento decisivo, si él me rechazaba haría el oso de mi vida, pero si no es posible que le salve la vida.
Cerré los ojos y aterrice en sus piernas, los hombres a su lado se levantaron, me iban a retirar pero el señor Millers levantó su mano, quizás una señal que indicaba que todo estaba bien.
Para no levantar sospechas, le bailaba solo a él, me levanté y me di la vuelta, menea mi trasero, quería saber dónde estaban los maleantes.
Volví y me senté en sus piernas, tomé sus manos y las lleve a mi trasero, mientras que él me miraba fijamente, el humo del cigarrillo golpeó mi rostro.
Me acerqué a su oído, le di un ligero mordisco para luego susurrarle.
-Señor, los hombres vestidos de gris y azul a su izquierda vienen a asesinarlo, por favor huya de aquí.-
Sus manos sujetaban con fuerza mi trasero, yo seguía haciendo todo un espectáculo para el.
-¿Estás segura?- mencionó y besó mi cuello
-Así es, los escuché decir que hoy acabarían con Dante Millers.-
Mis nervios estaban a flor de piel pero este hombre estaba sereno, acaso no me escucho que lo asesinarían.
-Sujétate bien.- mencionó y tomó mis brazos para enredarlos en su cuello.-
Sin perder tiempo se levantó conmigo, yo simplemente enrollé mis piernas en su cintura, él me besaba el cuello y caminaba hacia atrás, supongo que soy su chaleco anti balas, sus hombres se levantaron y lo rodearon, como es de saber cada vez que él camina su cordón de seguridad se activa.
La música terminó, al menos mi show ya había culminado, el señor Millers me sacó del salón principal, yo seguía colgada de su cuello.
-¡Iban asesinarme y no se dieron cuenta!.- mencionó enojado con sus hombres.-
-¿Qué? ¿Quién?- preguntaban todos
-¡Señor Millers! ¿Se llevará a Esmeralda al privado?- entró el señor Josué
-¡No!- grité yo.-
-Josué quiero los videos de seguridad ahora mismo.-
-¿Qué dices?-
-¡Ahora!-
Josué salió a correr, yo estaba en una posición incómoda.
-¿Podrías bajarme por favor?- pedí
El con cuidado me soltó, pude bajarme y arreglar mi traje, al menos lo poco que me cubría.
-Bueno creo que es hora que me marche.- mencioné y di la vuelta, abandonaría el lugar, pero mi mano fue sujetada.-
-Esperarás hasta que vea los videos.-
-¿Acaso piensa que lo engaño?-
-Muchas lo hacen para ganarse mi favor, te sentaste en mis piernas y me tocaste.-
-Señor sé que algunas chicas de aquí tienen su reputación pero yo no, también quiero que sepa que no eres mi tipo.-
-Soy el tipo de todas.-
-Los presumidos no son el tipo de nadie.- respondí
Los hombres me miraron asombrados, supongo que no están acostumbrados a que las chicas de aquí se nieguen.
-Aquí está el video señor.-
El señor Josué mostró su computadora, en él se veía claramente como los hombres que mencioné alistaron sus armas y caminaron hacia su objetivo, justo cuando apuntaron yo me lancé y me subí en su regazo.
-Tenías razón.-
-Lo sé ¿me puedo ir?- mencioné
El solo asintió, sus hombres me hicieron paso permitiendo que pudiera irme, por el camino iba maldiciendo, ese hombre ni siquiera dijo gracias.
La noche continuó, hicimos el baile grupal, también atendí en mis descansos la barra, al final de la noche estaba molida.
Tome una ducha con agua helada, quería que el dolor muscular saliera de mi cuerpo, me vestí con ropa deportiva, tomé mi bolso y salí, sé que el señor Josué nos pagaría.
-Marian aquí está tu pago.- él me entregó el sobre pero no quise revisarlo, deseaba llegar a casa, añoraba mi cama.
Comencé a caminar hacia la salida pero la pesada de Verónica tenía que hacer sus comentarios.
-¿Creíste que el señor Millers pasaría una noche contigo? Eres una ilusa.-
Simplemente la ignoré y seguí lo camino, no me iba a dejar provocar por ella.
-Escuché que te llevó al salón y te entregó a sus hombres de seguridad, caíste muy bajo Esmeralda.-
Abrí la puerta y salí, si llego a escuchar una palabra más, le desfiguro el rostro.
Me subí a mi auto, necesitaba llegar con rapidez, no quiero que el sueño me ataque en la mitad de la calle.
Al llegar guardé el auto y subí con rapidez al departamento, la señora Eugenia me estaba esperando, a veces me preguntó ¿a qué horas duerme esa mujer?.
-Hola hija ¿Qué tal la noche?-
-Cargada de emociones, aquí traigo el pago.- mencioné entregando el sobre.-
La señora Eugenia lo destapó, en su cara vi una expresión extraña.
-¿Qué pasa? ¿Gane poco?-
-Hija..-
-Dime.-
Ella me entregó el sobre, al revíselo había más de 2000 mil dólares en efectivo un cheque por 1 millón, estaba firmado por el señor Millers.-
-¿Qué es toda esa plata?- preguntó Eugenia
-Hoy le salvé la vida a un hombre, supongo que así me agradece.-
-Esto es mucho dinero.-
-El suficiente para la cirugía de Judith.-
-Dios mío, pensé que eso jamás llegaría.-
-Señora Eugenia mañana mismo iremos al hospital, es importante que se realice la cirugía, eso ayudará que Judith se recupere.
-Es un milagro, un verdadero Milagro.-
Creo que el sueño se me quitó, no podía creer que ese hombre me diera esa gran cantidad de dinero, era justo lo que necesitaba en este momento.
-Marian y si lo inviertes en la compañía, sé que lo necesitas.-
-Sería un gran aporte pero Judith lo necesita, eso significa que quizás pueda despertar.-
-Eres un ángel.-
Las dos nos quedamos un rato en la sala, el sueño se apoderó de mí así que me dormí en el sofá, después de un par de horas me desperté, sentí que mi cuerpo había descansado.
-Mi desayuno estaba en la mesa, al revisar la hora noté que era un poco más de medio día.-
-¿Tanto dormí?-
-Gaby me dijo que no te molestara, ella se encargaría hoy de la oficina,-
-Entonces aprovechemos para ir al hospital.-
Me duché y me vestí para salir, la enfermera se quedaría con Judith mientras nosotras salíamos, en mis manos tenía el cheque, no puedo creer que me entregada todo este dinero.
En el hospital nos atendió el neurocirujano, nos explicó el procedimiento, en total serían un millón trescientos mil dólares, cantidad de dinero que teníamos reunido.
Pasamos hacer los documentos, la cirugía de Judith estaba cubierta más los días de hospitalización y cuidado médico, le endose el cheque para que ellos pudieran hacerlo efectivo.
Salimos con una nueva esperanza, Judith tendría una válvula en su cráneo, esto le permitiría que oxigenara mejor su cerebro, el médico nos aseguraba que ayudaría en su recuperación.
Pasamos almorzar, después volvimos a casa, sé que Gaby se estaba encargado de la empresa así que me tome el día libre.
Pero mi descanso acabo cuando llegó la noche, debía volver al club, al menos Gaby me acompañaría.
-No puedo creer que ese hombre te diera todo ese dinero anoche.-
-Le salvé la vida Gaby.-
-Aún así, fue muy generoso.-
-Tienes razón, debo agradecerle yo que ese dinero nos ayudará mucho, Judith tendrá su cirugía.-
-Imagínate cuánto hubiéramos tardado en recoger ese dinero, al menos lo que haremos de ahora en adelante será para la compañía y nosotras.-
-Si.-
Llegamos al club, sabía que debía bailar así que pasé al entrenamiento, mientras lo hacía escuché a unas chicas hablar sobre lo de anoche.
-¿Qué fue lo que pasó?- pregunté
-Marian anoche encontraron dos tipos muertos en un callejón, no tenían los ojos, supongo que los dejaron como una señal.-
-Vaya, eso sí que fue muy cruel.-
-Solo esperamos que eso no afecte el club.-
-Si.- susurré.-
Seguí con mi entrenamiento pero en mi mente estaba el señor Millers ¿acaso él se atrevió hacerle eso a los hombres? Si es así es un hombre muy peligroso.
“Lo mejor es que me mantenga alejada de él si no quiero morir”