Introducción
++VIOLET++
La alarma sonó temprano, como todos los días. Estiré la mano para apagarla, deseando que hubiera sido un sueño. Mi cuerpo aún estaba agotado, pero sabía que no había tiempo que perder. Milagro se movió al otro lado del cuarto, soltando un suspiro mientras intentaba esconderse bajo las mantas. El pequeño apartamento que compartíamos no daba mucho espacio para la privacidad, pero nos habíamos acostumbrado.
—Es lunes, Mili. Hora de levantarse —le dije, tratando de sonar animada, aunque sabía que ambas odiábamos las mañanas.
—Cinco minutos más… —murmuró desde debajo de las sábanas.
Me levanté con esfuerzo, los pies descalzos sobre el frío suelo de madera me despertaron un poco más. Era difícil creer que después de todos estos años aún estábamos luchando para pagar las cuentas. El negocio que habíamos iniciado juntas, nuestro estudio de diseño, era un sueño hecho realidad, pero a veces los sueños venían con un precio que no siempre podíamos pagar.
Mientras me vestía, me miré en el espejo. A mis 30 años, había alcanzado más de lo que muchos habrían imaginado para una chica que perdió a sus padres tan joven. Pero el camino había sido duro. Mi cabello rubio caía en ondas suaves sobre mis hombros, y mis ojos verdes mostraban la determinación de alguien que había aprendido a luchar por cada oportunidad.
—¿Tienes algo importante hoy? —preguntó Milagro mientras se sentaba en la cama, frotándose los ojos.
—Lo más importante hasta ahora. Me pidieron trabajar en la renovación de una mansión fuera de la ciudad. Es para un cliente… diferente. No sé mucho de él, pero suena prometedor —respondí mientras me ponía un vestido n***o elegante, algo que me hacía sentir segura y profesional.
Milagro arqueó una ceja.
—¿Diferente cómo?
Ash, muy diferente a nuestra cartera, esto no puede sacar de pobres o por lo menos ver la luz.
—No lo sé. Su nombre es Iván. He escuchado cosas, pero nada concreto. Parece ser alguien influyente, aunque también… reservado.
Muchooo, tiene mucho dinero y poder, él puede ser la puerta que siempre he estado esperando, ya que si le gusta mi trabajo estoy segura de que puedo animal a que me recomiende a sus amistades millonarias.
—Cuidado, Vi. A veces, lo que suena demasiado bueno para ser verdad, lo es. Solo… ten cuidado, ¿sí? —dijo con un tono preocupado.
Le sonreí, agradecida por su preocupación, pero nooo, siento una vibra que todo esto será bueno.
—Siempre lo soy, Mili. Además, no tenemos mucho margen de error. Si este proyecto sale bien, podría ser la solución a todos nuestros problemas financieros.
—Esperemos y la virgen santísima que se nos haga ese milagrito, yaaa… Te juro que no diré nada más.
*
Salí del apartamento, con una mezcla de emoción y nerviosismo en el estómago. Sabía que Milagro tenía razón en preocuparse, pero también sabía que no podía dejar pasar esta oportunidad. Tomé un taxi que me llevó fuera de la ciudad, alejándome del bullicio urbano y entrando en un paisaje más verde y abierto.
Al llegar a la mansión, no pude evitar sentir una punzada de asombro. La construcción era imponente, una mezcla de lo antiguo y lo majestuoso, con un aire de misterio que lo envolvía todo. La entrada estaba custodiada por una gran verja de hierro, y más allá, los jardines se extendían como un mar verde.
—Esto es… impresionante —murmuré para mí misma mientras me bajaba del taxi y caminaba hacia la entrada principal.
Una vez dentro, el interior no desilusionó. La decoración era clásica, con techos altos, paredes adornadas con molduras detalladas y candelabros que parecían sacados de otra época. Había algo en el ambiente, una frialdad que no se sentía solo por la temperatura, sino por la atmósfera misma del lugar.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de un hombre que caminaba hacia mí con pasos firmes. Era alto, robusto, sexiii, de cabello oscuro y ojos penetrantes que me estudiaban con una intensidad que me hizo estremecer.
—Señorita Harper, supongo —dijo con una voz grave que resonó en la vastedad de la sala.
Ooh, con todas las formalidades, creo que debería ser igual que él. Ash, no sé por qué me asusto, siempre he tratado a mis clientes con formalidad.
—Sí, soy yo —respondí, tratando de mantener mi voz firme mientras extendía la mano—. Un placer conocerlo, señor… Novikova.
Él dudó un segundo antes de estrechar mi mano, su tacto frío y firme. La forma en que me miraba, como si estuviera evaluando cada uno de mis movimientos, me puso nerviosa, pero también despertó algo más en mí, una curiosidad intensa que luché por reprimir.
—Espero que el viaje haya sido agradable —dijo con un tono que no daba mucho espacio a la cortesía.
—Lo fue, gracias —respondí, forzando una sonrisa.
Iván me guió por la mansión, explicando brevemente sus expectativas para la renovación. Quería mantener la esencia histórica del lugar, pero darle un toque moderno, más funcional. Mientras hablaba, noté que su voz era firme, pero carente de emoción, como si cada palabra estuviera cuidadosamente calculada.
—Este lugar es realmente… asombroso. Tiene mucha historia —comenté, tratando de romper la tensión que sentía entre nosotros.
—Así es. Mucha historia… —respondió, sus ojos oscuros brillando con una chispa que no pude descifrar.
Nos detuvimos en una gran sala con ventanales que dejaban entrar la luz del sol. Los rayos cálidos iluminaban el espacio, creando un contraste marcado con la frialdad general de la mansión.
—Esta será la sala principal. Quiero que sea un espacio que refleje el poder y la elegancia de este lugar, pero que también sea acogedor para los invitados —explicó, observando la habitación con una mirada calculadora.
Asentí, tomando nota mentalmente de sus palabras. Pero no pude evitar preguntarme qué clase de invitados recibiría Iván en un lugar tan… imponente.
—Creo que podemos lograr eso. La mezcla de elementos clásicos con algunos detalles modernos podría darle ese equilibrio que busca —dije, tratando de sonar segura.
Iván me observó en silencio por un momento, sus ojos fijos en los míos. Sentí que me estaba evaluando, no solo como profesional, sino también como persona. La tensión entre nosotros era casi palpable, y luché por mantener la compostura.
—Confío en que cumplirá con mis expectativas, señorita Harper —dijo, finalmente, su tono frío como siempre—. No acostumbro hablar y hacer tratos con mis trabajadores, solo que esta vez por problemas personales tuve que remplazar a mi mano derecha.
—Haré lo posible para cumplir todas sus expectativas —respondí, manteniendo mi mirada en la suya, sin dejar que me intimidara.
¡Ah, no quiero que me despida!
No voy a negar que es demasiado arrogante, pero el dinero que ganaré será mi anestesia para todo lo que llegue a escuchar.
+
La reunión continuó, pero la tensión entre nosotros no hizo más que aumentar. A pesar de mi intento por concentrarme en el trabajo, no podía ignorar la sensación de que había mucho más en Iván de lo que dejaba ver. Y aunque mi mente me decía que debía mantenerme al margen, que solo debía concentrarme en lo profesional, mi corazón y mi curiosidad me empujaban a querer saber más.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la reunión terminó. Iván me acompañó hasta la puerta, sus palabras siempre medidas, su expresión impenetrable. Pero justo antes de que me fuera, se detuvo y me miró de una manera que me hizo contener la respiración.
Aaaahhh, qué hombre tan pinche, no me regalo ni un vaso de agua y menos una copa de vino o lo que sea que lleve líquido. Ah, por Dios, me muero de la sed y del hambre también.
¿Por qué no le pedí? Ahora moriré en el intento porque de aquí a que lleguemos a la ciudad… Nooo.
—Este proyecto… es muy importante para mí, señorita Harper. Espero que lo entienda —dijo, su voz más baja, casi un susurro.
—Lo entiendo —respondí, mi voz también bajando, incapaz de apartar la mirada de esos ojos oscuros—. Haré lo mejor que pueda.
Él asintió y abrió la puerta para que saliera. Mientras caminaba hacia el taxi que me esperaba, sentí que algo había cambiado, que esa mansión y su enigmático dueño tenían más secretos de los que podía imaginar. Y aunque me decía a mí misma que debía ser cuidadosa, había algo en esa tensión, en ese misterio, que me atraía irresistiblemente.
El taxi arrancó, alejándome de la mansión, pero mi mente seguía atrapada en ese lugar, en esos ojos que parecían ver a través de mí. Sabía que estaba entrando en un mundo desconocido, uno que podría cambiar mi vida para siempre. Pero, ¿estaba realmente preparada para lo que estaba por venir?
¡Síiii! Estoy preparada para el dinero que ganaré.
Ah, no es que sea avara, solo que soy una chica pobre con muchas necesidades.