Capitulo 4.

2052 Words
Capitulo 4. POV Arya. Estoy en la clínica en mi nueva consulta, la felicidad que hoy siento es indescriptible, en mi corazón crece la esperanza de poder tener a mis bebés en mis brazos, desde que me dijeron que eran tres mi ilusión a crecido, he pasado de sentirme sola a sentir que lo tengo todo, me siento una mujer completa y llena de vida, por tanto tiempo intentándolo, sometida a duros tratamientos ahora por fin la vida me premia con el mejor de los regalos. — Aquí tenemos a una niña, si, logro confirmar que tenemos dos varones y una niña en lo que se aprecia de la ecografía, así que debes estar preparada mi niña. — ¿Lo has escuchado Arya? Tres bebés, dos varones y una niña, es la alegría más grande de todas, tienes mucha suerte amiga, tres en el primer intento, voy a ser tía. — Gloria está tan feliz que su sonrisa está plasmada de oreja a oreja. — Recuerda que no es nada de coincidencia, lo que ves aquí es el resultado de muchas mujeres que pasan por largos tratamientos de fertilidad, cuando se exponen a un donante tan potente como este suele resultar en embarazos múltiples, en nuestro caso un embarazo de trillizos. — Si, si es la mejor, la mejor. — Dice Gloria ayudándome a levantarme. — ¿Ahora que sigue doctora? — Pregunto saliendo de mi ensueño, la felicidad en la que vivo me tiene volando. Me da un poco de hambre, mi vida diaria es así, como y duermo varias veces al día, los pequeños me tienen un poco cansada, se suma esto a los nuevos diseños haciendo que mi estrés vaya en aumento, sin embargo esto es fascinante, son estos momentos lo que me hacen olvidarme de todo, tener a Gloria en mi vida es como tener ese gran apoyo, Ashley siempre está cuidando de mi y los chicos de la empresa también son un buen apoyo. — Pues solo seguirte cuidando mi niña, todo lo demás depende de cómo vayan surgiendo las cosas, todo saldrá muy bien, ya verás. Al escuchar esas palabras sonrió feliz atesorando la imagen de mis bebés, todo lo que deseo está conmigo ahora. Al terminar la consulta ambas salimos para ir al centro comercial y comprar algunas cosas para los bebés, vamos a comer y a la tienda donde empezamos a elegir algunos juguetes. — Papá, papá, quiero uno, quiero uno. — La pequeña lleva arrastras a su padre, al verlo me quedo paralizada, eh evitado encontrarme con él todo este tiempo y ahora él está aquí, como si el destino los trajera frente a ella. — ¿Arya? — dice sorprendido de verme. — Arturo. — Mira Arya, está es bellísima para los varones. — Gloria se queda helada al ver a Arturo y se mueve muy enojada tratando de protegerme. — Aléjate de ella. — Arturo apenas puede reaccionar ante el hecho de verme embarazada, mira mi vientre irónico ignorando por completo a Gloria. — ¿Estás embarazada? ¿Es real? — Me muevo frente a Gloria para verlo a los ojos. Al verme Arturo se mueve sin tabú hacia mi y toca mi vientre muy sorprendido. — Arya, ¿Cómo es posible? — Parece que yo no era la del problema. — Al decir eso Arturo retrocede, ve a su hija y luego fija su mirada en mí, su expresión me da claramente la salida, puesto que no deseó verlo, a arruinado mi día. — Que pases buen día Arturo. — Imbécil. — Dice Gloria sacándole el dedo medio. Me alejo de él y es como si mi respiración me faltará, siento como si estoy fuera necesario para mí, aunque no me parecía relevante, demostrarle que no era la del problema me satisface. — Respira amiga, ¿Estás bien? — Pregunta Gloria un poco asustada. — Si, tranquila, no lo esperaba, menos justamente hoy, pero no puedo negar que ver su expresión me hace muy feliz, dios, ¿Lo viste? — Si, fue épica su expresión, la manera en que veía a la niña era increíble. — No, no la niña no tiene la culpa, la culpa es suya por ser un imbécil, ¿Ahora que puede hacer? Tiene a la familia que tanto quería, pues que la disfrute y viva engañado, sea lo que sea esa pequeñita es su hija, al menos ella así lo siente, creo que esto es lo mejor que me pudo pasar, sacarlo de mi vida, ahora puedo ver qué él está donde siempre debió estar. Vamos por unos helados. — Por supuesto que sí. — Gloria se sonríe muy feliz tomando el carrito, me lleva a la caja y tratamos de darnos prisa antes de que salga. *POV Arturo. No puedo respirar, apenas puedo asimilar que Arya realmente este embarazada, ¿Qué significa esto? No puedo volver en si hasta que la escucho. — Papá, papito, por favor, la quiero, la quiero. — sus palabras me inquietan y sin pensarlo más tomo la muñeca que pide y su mano llevándola a la caja para pagarla. Al llegar a la caja apenas puedo reaccionar ante la chica que me habla, no puedo entenderlo, mi corazón se detiene, pienso en las palabras de Eliza, estoy enamorado de ella, es mi hija, una bendición en mi vida, el hecho de pensar que no sea mía, que yo sea el del problema, me empieza a volver loco. — Señor… ¿señor? — La chica me habla, apenas caigo en sí, la observo muy distante y perdido. — Si, dígame, lo siento. — Son 99$. — Está bien. —digo sacando el dinero de mi billetera. Al pagar la cuenta toma a la pequeña llevándola al coche dónde me quedo sin poder moverme, helado, todos estos años viviendo engañado, aún no puedo creerlo, no puedo asimilarlo, ella toma mi mejilla al notar que no le respondo y me hace aterrizar al planeta. — ¿Qué tiene papito? ¿No te gusta mi muñeca? — pregunta mientras la saca del empaque. — Si, si cariño, es muy bonita. — ¿Estás así por las señoras y su bebé? ¿Quiénes son papito?— Pregunta sin mirarme como lo hace su madre. — Son unas viejas amigas cariño, de la escuela. — Ah está bien. La pequeña es muy inteligente y curiosa, no puedo dejar de verla, la observo por unos minutos y prosigo a encender el coche, voy muy pensativo de vuelta a casa, mi corazón duele de solo pensar que sus pensamientos sean reales. * Al llegar a casa Eva nos espera, verla me causa un gran conflicto, no quiero adelantarme a los hechos, pero mis pensamientos no se detienen, tanto que me cuesta saludarla. — ¿Mi amor estás bien? — Si, voy a la oficina. La dejo con la niña quien le muestra su muñeca nueva. Me quedo en mi despacho por el resto de la tarde tratando de revisar algunos documentos, desde que llegamos de Inglaterra hace unos días no he podido ponerme al día, y con esto que ha sucedido hoy tampoco logro concentrarme, mis pensamientos sobre todo lo que le hice a Arya vienen a mi mente, estos años han Sido duros, no digo que con Eva me ha ido mal, pero puedo notar lo controladora que es, está atenta a todo, incluso va a la oficina conmigo, el caso es que todo esto se termina cuando estoy con Eliza, sin embargo las cosas se ven diferente desde la perspectiva en la que ella no pueda ser mi hija legítima, tanto que le pedí a Arya un hijo nuestro, esto no puede ser, no debo sacarme estas ideas de la cabeza, quizás sea solo coincidencia. * La cena a llegado y es la primera vez que hay tanto silencio en el lugar, no puedo dejar de detallar a Eliza, busco en ella por primera vez mis rasgos físicos, pero no hayo ninguno, no tiene ni siquiera mis ojos, nada, esto me tiene realmente muy perturbado, jamás había sentido algo así antes, el hecho de que Eva me haya visto la cara no sale de mi cabeza. — ¿Estás bien mi amor? — Si, solo estoy un poco estresado. — ¿Quizás es el regreso a la ciudad? — Papá hoy se encontró con una vieja amiga, se puso triste al ver su embarazo. — dice Eliza delatándome. — ¿Así? ¿Qué amiga cariño? — Una amiga de la escuela de papá. Eva me mira y yo la ignoro. — No empieces, no estoy de humor. — ¿Quieres que me quedé callada cuando has llevado a nuestra hija a ver a tu am…— La hago callar con la mira. — Cállate, te dije que no es el momento ni la manera de hablar delante de la niña, ¿Acaso no has escuchado? — digo muy serio y enojado callándola. La tensión en la mesa se siente, así que sin ánimos me levanto, le doy un beso a Eliza y me retiro nuevamente a mi despacho. mi corazón siente dolor, sin embargo no puedo dejar de pensar en el hecho de que Eva no haya quedado embarazada todo este tiempo, me siento en mi silla con una fuerte sensación en mi pecho me duele un poco, ahora puedo entender el dolor de la traición, no puedo dejar de pensar en esta situación, decidido no pienso darle más vueltas al asunto, me levanto buscando mi celular y vuelvo a sentarme para investigar sobre la prueba de ADN, estoy decidido hacerla, de igual manera no tengo nada que perder, así salgo de todas estas dudas. Al investigar un poco conformo que hay varias maneras de hacer el examen, con sangre, saliva o una hebra de cabello, así que me levanto y busco un par de tijeras en la gaveta, las meto en mi bolsillo y camino de vuelta, quiero verificar que ambas estén acostadas, voy directamente a la habitación de Eliza quien ya descansa, decidido me acerco a ella y tomo un poco de su cabello, sus puntas, limpio todo para que no se note y le dejo un beso corto en la frente. Salgo de la habitación con el cabello en mi puño, al pasar, puedo ver a Eva revisando su celular, al verla distraída entro sin problemas a mi despacho donde guardo el mechón en una hoja de papel y la guardo en mi caja fuerte, se que Eva revisa todas mis cosas. * Al despertar, me preparo para ir a la oficina, hoy Eva va un poco tarde debido a que debe buscar quien cuide de la niña y la escuela, lo que me da oportunidad de ir a la clínica, al llegar soy atendido por una dama. — Buen día señor, ¿En qué puedo ayudarlo? — Quiero hacer una prueba de ADN. — Si, ¿Me indica los datos de los pacientes? Al dar los datos de Eliza y los míos entrego la hoja con el mechón, una chica con uno guantes toma la muestra la coloca dentro de una envase, la joven toma un poco de mí cabello y procede hacer la misma operación identificando los envases. — Listo, lo llamaremos en cuanto o tengamos los resultados. — Muchas gracias. — Bien día señor. Al salir de la clínica me dirijo a la oficina donde ya me espera mi mejor amigo y aliado, Rubén Peralta, mi socio de años con quién tengo mucha confianza, en cuanto lo veo empiezo a contarle lo de Arya. — Así es, como escuchaste, está embarazada, tiene una enorme barriga, no se que decirte, ¿Cómo demonios lo hizo? — Bueno viejo, quizás los tratamientos si hicieron efecto, ¿Qué pasa? ¿Por qué te afecta tanto? Pensé que ella era parte de tu pasado. — Lo es. — ¿Entonces? No puedo entenderlo. — Yo tampoco, no puedo entender ¿Cómo es que ella a quedado embarazada? Años conmigo y no se ha embarazado, se va con quién sabe quién y la embaraza, ¿No te parece insólito que hasta la fecha Eva no se haya embarazado nuevamente? — ¿Qué estas diciendo viejo? ¿Estás dudando de Eva? ¿Es eso? ¿Acaso estás admitiendo que realmente tú eras el del problema?
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