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Indúceme A Pecar

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Blurb

Ella era tan inocente.. que la única forma de amarlo eternamente era pecar para ir con él y amarlo hasta el infierno.

Luci Kambel, una chica de 19 años sin ninguna experiencia amorosa, al entrar en la universidad se topara con un chico peculiar envuelto en misterios que la llevará a un manojo de nuevos sentimientos. ¿Qué pasa cuando alguien se vuelve tu primera vez en todo?, ¿Es verdad que tu primer amor no se olvida?

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• CAPÍTULO I •
— No olvides comer, Lu, no quiero que te desmayes de nuevo — retó mi madre la cual no parecía querer moverse del marco de la puerta. No sé cuánto tiempo había pasado tratando de generar algún tipo de conversación con tan solo permanecer un rato más allí, aún cuando lo que decía solo eran repeticiones de que me cuidara. — Mamá — reí negando levemente — Solo pasó una vez. Además, no voy a estar sola, Elisa estará aquí conmigo — traté de tranquilizarla pero ella solo arrugó un poco la nariz disgustada viendo detrás de mí a mi mejor amiga la cual se encontraba sentada con las piernas cruzadas en el sofá viendo algo en la televisión mientras se intentaba pintar las uñas. — Luci, conozco a Elisa desde que tenía un año. Sé que es buena amiga pero es muy irresponsable — comentó cruzandose de brazos y aprovechando que el televisor estaba en un volumen lo suficientemente elevado como para que aquella morena con largas trenzas, no logrará escuchar nada de nuestra conversación. En parte sabía que mi madre tenía razón, y conocía lo suficiente a Elisa como para sobre todas y cada una de sus mañas. Elisa y yo éramos vecinas y nos hicimos amigas gracias a que mi madre había quedado embarazada de mí, fue ahí donde la madre de Elisa, la cual ya tenía un año cuidando de esa revoltosa niña, ayudó a mi madre dándole consejos y trucos para cuidarme, y desde entonces se convirtieron en mejores amigas haciéndonos a Elisa y a mí, inseparables. Tanto Elisa como yo, desde el principio nos llevamos de maravilla, yo siendo la niña tímida introvertida y ella siendo extrovertida me incluyo en su vida como si yo fuese su hermana. Ella es la típica morena de ojos miel con un perfecto cuerpo que todos tienden a envidiar, y muchos hombres desear, y una personalidad muy alegre e imventora que siempre se acababa metiendo en muchos problemas, y en cambio yo, yo era esa amiga alcahueta y regañona siempre andaba detrás de ella para ayudarla y tratar de convencerle en no meterse en problemas sin tener éxito alguno, y a pesar de ella ser mayor que yo por un año, constamente su madre, Elizabeth, solía recalcar mi madurez en comparación a su hija descarrilada. Por mi parte, nunca tuve alguna queja con ella, y sinceramente nunca llegamos a tener algunas grandes discusiones porque ambas sabíamos que nos complementabamos en nuestra amistad. Ella siendo la amiga inventadora, popular y que siempre me defiende de aquellos que intentan hacerme algún mal, y yo siendo la amiga, estudiosa y tranquila que siempre andaba detrás de ella tratando de salvarla de grandes problemas. — Mamá, estaré bien. — volví a decir tratando de convencerle — te prometo que iré a visitarte los domingos cuando no esté ocupada por las clases, lo prometo — repetí — te escribiré si pasa algo, y juro comer bien, ¿De acuerdo?. Del solo escuchar mi pregunta su rostro pareció dudar y como si de un contrato vital se tratase, rectificó — Lo estás prometiendo, Luci — asentí divertida y ella luego de un corto suspiro, igualmente sonrió — está bien. A pesar de que en sus labios había una cálida sonrisa que hacía que sus facciones se arrugara ligeramente debido a la edad, sus ojos se cristalizaron al instante, haciendo que aquella mezcla de color azul con verde que estos poseían, al igual que los míos, se vieran mucho más brillosos. — Por favor, no llores, me harás llorar a mi también — hablé por lo bajo mientras extendía mis brazos para abrazarla, a lo cual ella no tardó mucho en corresponder con mucha más fuerza. — Es solo que.. — sollozo soltándose de el abrazo — tan solo ayer eras una pequeña niña jugando con esas espantosas muñecas de madera que hacías y ahora mírate — bajó sus ojos mirándome de arriba abajo — eres toda una mujer, Luci. — sonrió mientras sus manos limpiaban rápidamente las lágrimas que caían como cascada de sus ojos, haciéndome sonreír a mi también — Bueno, ya — suspiró mientras jalaba una gran bocanada de aire intentando reponer su compostura. — Mañana es tu primer día de clases en la universidad y quiero que descanses — murmuró apretando ligeramente sus labios en un mal intento de retener otro sollozo. Asentí— Quiero que te cuides mucho, Luci, — dijo haciéndome perder la cuenta de cuántas veces ya me había repetido aquello — maneja con cuidado, no conoces mucho éstos sitios y también quiero que comas — volvió a repetir. — Si, mamá — asentí esbozando una sonrisa a lo que ella solo me la devolvió y sin decir alguna otra palabra dio la vuelta para dirigirse a su auto y subirse a éste. Una vez dentro de el auto, ésta bajó la ventana y como si nuestra despedida no hubiese sido lo suficientemente larga, su mano manos se movió lado a lado, en forma de despedida, frenéticamente, para luego poner su atención en la auto pista, porner el auto en marcha y desaparecer en la oscuridad de ésta. Ni siquiera me había acercado a la morena cuando comenzó a escucharse el sonido de el televisor siendo bajado y ésta de forma imprudente giró a verme con fastidio y algo de burla en su rostro. — Tú mamá es muy sobre protectora — dijo Elisa una vez que cerré la puerta — tienes 19 años y se preocupa de que vivas sola. — comentó haciendo una pausa en sus palabras pareciendo reconsiderar para al mismo tiempo contradecirse con ironía— oh, espera, es verdad, no estás viviendo sola, estamos alquilando ésta casa juntas, vas a vivir conmigo. « y técnicamente vivir contigo es como vivir sola » me mordí la lengua para no decir aquello. — Tú mismo lo dijiste, — le reste importancia — ella solo se preocupa. — sonreí — Soy hija única, es normal que las madres se preocupen, y más cuando su único hijo se va de la casa. — Entonces agradezco enormemente de que mi madre decidiera tener otro niño después de mi. — rió la morena dejando el pequeño frasco de esmalte amarillo fluorescente en la mesa y comenzar a soplar sus dedos — pero oye — exclamó entusiasmada dejado de reír — ¿Quién sabe?, Quizás cuando vayas de visita tengas un hermanito. — Elisa, por Dios — rodé los ojos negando divertida. — Lu, hablo en serio, yo solo fui una semana a un campamento, ¡Una semana! — recalcó — y cuando volví mi madre andaba muy sonriente, al principio no entendía porqué y de la nada, mi madre me dijo que estaba embarazada. — comentó aquella historia que ya sabía mientras ojos color miel se ponían rápidamente de color blanco. — ¿Y si mejor no hablamos de eso? — negué intentado ocultar mi rostro avergonzado viendo para otro lado — ¿Por qué no me dices todo lo que debo saber para que mañana no ande perdida en la universidad?. Al parecer mi pregunta pareció divertirle un poco pero no presté atención puesto que estaba más distraída en cargar las cajas con mis cosas adentro, en el suelo. — Pues, hay demasiados chicos realmente sexys — comentó pícara haciendo que un leve rubor recorriera mis mejillas. — Elisa, no me refería a ése tipo de información — negué dirigiendome escaleras arriba a mi habitación. Mis manos rápidamente abrieron como pude la impecable puesta blanca dejando a la vista aquella acomodada habitación. Todo estaba donde debería estar porque ya desde antes me había tomando la libertad de organizarla, la ventana era cubierta por unas cortinas rosa pastel a juego con las sábanas, y los escritorios y estantes tan blancos como las puertas de el baño, el closet y la puerta de entrada. — Es necesario saberlo — dijo divertida comenzando a perseguirme con una gran sonrisa en su rostro mientras movía sus manos como un abanico tratando de secar sus uñas puesto que éstas aún estaban húmedas. — En la universidad ya no tendrás excusa para no tener novio. Hay de todo tipo de chicos, blancos, morenos, altos, bajos,.. pero por sobre todo, súper sexys — comentó resaltando las últimas palabras. — Elisa, voy a la universidad para estudiar, no para conseguir novio. — Por Dios, no vas a estar soltera y virgen toda tu vida — negó rodando nuevamente los ojos. — El que tú perdieras la virginidad en una fiesta a los 17, no significa que yo lo deba hacer, no lo veo correcto. — negué algo cansada colocando las cosas de la caja en la cama para comenzar a guardarlas mientras Elisa permanecía sentada en ésta arrugando las sábanas blancas que estaba tan bien extendidas, y al mismo tiempo sus ojos me seguían caminar de un lado a otro. — Además, nunca dije que no tendría alguna pareja o sería virgen toda la vida — comenté por lo bajo ruborizandome un poco tras lo dicho — solo que, todavía no he encontrado a el correcto, ¿Entiendes?, Quiero enamorarme enserio y quiero tener hijos cuando sea mucho más mayor pero, no puedo encontrar al primero que vea y hacer esas cosas como si no fuese importante. — Luci, tienes 19 años, ¿Qué esperas?, — se quejó fastidiada — Siempre has tenido miles de chicos detrás de ti y no les haces caso a ninguno — bufó — y la gran mayoría de ellos han sido tu tipo de chico ideal — trató de convercerme y como si acabase de tener una gran idea para hacerlo, sus amielados ojos brillaron al instante y sus labios se abrieron dandole más drama a lo que diría — ve, te lo pongo así, vas a estudiar de abogada, ¿No? — preguntó a lo que yo extrañada asentí adivinando lo que se le ocurriría — ¿Crees que cuando te gradues te enamorarás de alguien al cual estés defendiendo? Porque conociéndote, lo verías poco ético y luego ya será muy tarde, tú estarás vieja y sin experiencia, y tendrás que resignarte a estar con un viejo igual de desesperado, que no te va a importar no amarlo simplemente para tener una pareja y no pasar el resto de tu vida sola, criar 30 cachorritos y al final, morir virgen y sin alguien que te ame de una forma que no sea de amistad. Quise decir alguna palabra en mi defensa pero era como si un nudo permaneciera en mi garganta tras escuchar aquella hipótesis de como acabaría mi vida. Lo que dijo se escuchaba horrible y más con el tono de regaño de su voz, pero simplemente no podía imaginarme coqueteandole a un chico que no amo solo para tener una noche, como solía hacer Elisa, mucho menos yendo a esas fiestas universitarias para bailar con gente desconocida. Yo creí más en los encuentros románticos, y muy en el fondo soñaba con tener una historia de amor, como chocar repentinamente, hacer un profundo y mágico contacto visual, y al instante enamorarnos. Soñaba con esa historia de amor en donde ese chico romántico me envíe cartas o me de una gran muestra de amor que me haría dar cuenta que él es el ideal, que luego me presente con sus padres y me haga sentir la chica más importante en su vida, bueno, segunda más importante, primero debe estar su madre, supongo. — No quiero morir sola, Elisa, pero tampoco quiero estar con alguien y que me lastime o... — Lo sé, Luci, te entiendo, pero de eso se trata experimentar. Te romperán el corazón, tú romperas corazones pero tarde o temprano aparecerá ése alguien que se robe ese corazoncito empalagoso y romántico — dijo interrumpiendome sacándome una sonrisa. — ¿Sabes ese chico del que te hablé por llamada la otra vez?. — ¿Mailon?. — dudé tratando de recordar entre tantos chicos de los que la morena me ha hablado. — ¡Ay, no! — exclamó arrugando su cara con desagrado — él ya quedó en el pasado cuando descubrí que aún vive con sus padres. Quemalo de tus recuerdos — pidió disgustada. — Pero, me dijiste que era buena persona y que incluso te traía regalos — comenté desconcertada. — Lo sé, es una lastima, pero yo no puedo competir con su madre. — negó encomiendose de hombros — Hubieras visto su habitación, sus sábanas eran de pelotas de béisbol y su cuarto estaba decorado con posters de fútbol y súper héroes — se defendió pero al ver que mi rostro seguía confundido añadió — Lu, él tiene 21 años, — comentó resaltando su edad disgustada — tiene dinero y aunque se lo comenté, él no pretende irse de casa de sus padres y su mamá es simplemente insoportable —bufó — me vía abrazarlo y se ponía en medio o lo llamaba para que le hiciera un masaje en los pies mientras yo estaba ahí, además, siempre le hablaba como a un bebé y él le seguía siempre el juego, era realmente incómodo, y como si no fuese suficiente todo eso, no podía estar ni un segundo a solas con el sin que si madre estuviera entrometida, incluso tenía que dejar la puerta de su habitación abierta si yo estaba adentro con él, ¿puedes creer que en todo el tiempo que estuve con Mailon solo tuvimos sexo una veces? Y ¿Sabes qué es lo peor? — preguntó respondiendose ella misma — fue en mi maldito auto, ya que en su auto se sube su madre y no quería que ella se sentara en un lugar donde tuvimos relaciones. — Elisa, ¿Al menos intentaste ganarte a su madre?. Tras mi pregunta la moneda bufó notoriamente y me miró con ofensa como si la respuesta a mi pregunta fuese extremadamente obvia — Lo juro, intenté de todo, — suspiró — tú más que nadie sabes que a mí no me gusta ir a esas estúpidas obras de teatros mal hechas e incluso por ella encontré entradas ya que había comentado que le gustaba y, ¿Sabes lo que me dijo cuando terminó de ver la obra junto conmigo? — negué sin responder y ésta al notar que no lo haría, imitando una voz de anciana, respondió — “me sorprendió que veas obras de teatro, almenos tienes una cosa que no me desagrada de tí” — soltó indignada — y lo pero es que no me gustan esas obras por lo que nunca le gustó nada de mi a esa vieja bruja. — comentó por lo bajo haciéndome reír por sus palabras. — Mailon rogó porque me quedara con él pero no lo iba a poner a que se decidiera entre su mamá y yo, no le iba a hacer eso y estaba completamente segura que a mí no me eligiria ni iba a pedir que lo hiciera.— se encogió de hombros soltando una pequeña sonrisa resignada mientras aumentaba su ánimo — y ahora, como te dije, luego de cada rotura de corazón, aparece el ideal, y así me sucedió, conocí a Jhonny, y.. ¡Dios! él es realmente sexy y, ¡Wao! — exclamó tirándose por completo en mi cama arrugandola más de lo que ya la había dejado. — ¿Cuánto tiempo llevas con él?. — Dos meses y lo hemos hecho hasta en la terraza — comentó coqueta haciendome arrugar la nariz de imaginarlo. Sinceramente no quería imaginarme aquella asquerosa situación pero, verla recostada en mi cama solo hizo que mi rostro al instante palideciera. Oh, no, por favor. — Por favor, dime que no lo hicieron en ésta habitación — dije suplicante rogando porque dijese que no. La morena rápidamente sonrió con picardía aumentando mi temor pero justo cuando sentí que la tensión de me bajaría al punto de desmayarme, su rostro se aligeró un poco mientras negaba. — Es el único lugar en donde no lo hicimos, Lu, dije que respetaría tu habitación hasta que vinieras — sonrió haciéndome sentirme un poco aliviada — pero, quitando el sexo, — añadió poniendo su semblante sereno lejos de aquella picardía característica de ella — no quiero que tengas malas ideas de Jhonny, él.. — murmuró lo último — él enserio me gusta, es el chico perfecto que siempre esperé, es divertido, atento y siempre tiene algún invento nuevo para hacer, así que siempre me mantiene entretenida. Ya mañana cuando vayas a la universidad lo conocerás, él estudia comunicación social conmigo, te lo voy a presentar. Sonreí enternecida — Debe ser muy importante para que quieras presentarmelo — reí negando a lo que ella se encogió de hombros y sonrió entusiasmada devuelta. — Si, bueno,— suspiró como si hacer aquello se deshaciera que aquellas palabras que había dicho — cambiando de tema, evita juntarte mucho con otras chicas que estudien leyes contigo, — comentó dando a lucir su desagrado — son terribles enserio. La carrera que te gusta es una jaula con un montón de lobos hambrientos en busca de siempre sobresaltar y estar siempre a la defensiva. Todos se atacan y no les importa humillar a los demás solo por demostrar quién manda, — comentó — no entiendo como alguien como tú le gusta ésa carrera, creí que estudiarias algo como medicina o, no lo sé, algo más como tú. Negué — Me gusta esa carrera — afirmé — además, creo que podré soportarlo, no creo que sean tan malos la verdad, me los ganaré, ya verás. — comenté decidida — Apuesto a que al menos me ira mejor que tu intento fallido de agradarle a tu ex-suegra. — sonreí divertida pero ella no parecía quitar su cara disgustada. — Hablo enserio Luci, si tienes algún problema, quiero llames, no importa si estoy en clases, diré que tengo indigestión y voy a ayudarte — comentó haciéndome reír y ella ni se inmutó. — ¡Vamos!, Quita esa cara, no me pasará nada. — traté de tranquilizarle — y te aseguro que no tendrás que salir con excusa de indigestión, de eso estoy segura. — sí, eso espero. — suspiró al fin esbozando una ligera sonrisa — bueno, te dejo para que duermas, mañana tenemos que ir a clases, Jhonny viene por nosotras en su auto a las 8:00 am, así que duerme, no quieres que tu primer día te vean toda ojerosa y fea. Su comentario en vez de disgustarme, había causado gracia realmente porque ella aún insistía en que iría para que todos se fijaran en mi, cuando realmente en estos momentos solo pensaba en cómo serían las clases. — Eso haré — respondí sin tomarle importancia a su comentario para luego sonreir divertida— tú igual descansa. Elisa solo se limitó a asentir, levantarse y luego de un rápido y fuerte abrazo que me hizo al instante arrugar un poco el rostro, salir de mi habitación dejándome completamente sola inmersa en mis pensamientos. Dormir. Mi ansiedad y nervios de que sea mañana definitivamente no me iba a dejar hacer aquello, y al contrario, estaba completamente segura que pasaría toda la noche pensando el cómo me iría y la idea de que solo tenía de información que en la universidad hay chicos lindo, no me ayudada en lo absoluto. Siempre he tenido miedo de las cosas nuevas, sin embargo, algo me decía que mañana sería un maravilloso día y en mi cabeza trataba de convencerme que así sería. « Solo es un día normal de clases, ¿Qué puede salir mal? »

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