Comprendo que lo primero sería un acto inútil; ella, a un anciano camino de la cuarentena ni siquiera se tomaría la molestia de escucharlo, consideraría que a mi edad ya no se está capacitado para tener ilusiones, mucho menos una erección medianamente razonable, lo cual, combinado, te incapacita para sufrir los delicados y profundos problemas causados por el amor. La mano de hostias cabría considerarlo razonablemente como un acto de venganza y hasta de envidia por mi parte, por tanto desechable. Siempre queda una tercera opción en estos casos: rezar por el pobre tipo que en unos pocos años caerá en poder de un monstruo con semejante capacidad para el melodrama. Reclamaciones al registro civil. O a los reality shows de televisión. O a los programas de famoseo de la misma casa. Al fin y

