Capítulo 1
Había pasado la mayor parte de los últimos diez minutos esperando en la elegante oficina de la Sra. Pamela Larke, vicepresidenta de operaciones de Larke Oil. Observé a la mujer de traje detrás del escritorio, que me ignoraba cuidadosamente mientras tecleaba en una computadora oculta. Joven y guapa, la mujer era la típica asistente estirada, y como era lo más interesante de la oficina, me había pasado el tiempo imaginando cómo sería. Había decidido que no estaba casada, vivía sola con uno o más gatos y se quejaba de que todos los hombres eran unos cerdos en las r************* .
Llevaba un traje azul oscuro o n***o con una blusa blanca. Con el pelo recogido en un moño pronunciado, parecía capaz de congelarle la polla a cualquiera si intentara clavársela, pero probablemente era una fiera en la cama porque nunca se acostaba con nadie. « No me importaría descubrirlo», susurró mi mente.
Sonreí para mis adentros mientras seguía viéndola ignorarme. Al entrar en la oficina, su fría cortesía y su lenguaje corporal me indicaron que no me aprobaba, pero me daba igual. No había sido idea mía estar allí. No tenía ni idea de por qué me habían llamado desde Río Lago hasta Houston, salvo que la Sra. Larke tenía una propuesta de negocios para mí y me había prometido que el viaje valía la pena. Consideré ir en mi camioneta a la reunión, pero preferí mi Heritage Classic, ya que me citaban como presidente del BDMC. Al llegar al estacionamiento del edificio de Larke Oil, saqué mi única chaqueta deportiva de la bolsa del pasajero para cambiar mis colores, pero hasta ahí llegaba mi atuendo. En mi trabajo, presentarse con mocasines limpios, pantalones de vestir, abrigo y corbata era una forma rápida de perder el trabajo. Vaqueros, botas de montar y sin corbata tendrían que bastar. Si a la Sra. Pamela Larke, vicepresidenta de operaciones, no le gustó, ese era su problema, no el mío.
Oí un tono suave que supuse era el pitido de una computadora antes de que la mujer trajeada se levantara de detrás de un escritorio de caoba que probablemente costaba más que mi Harley. "La Sra. Larke la recibirá ahora", dijo mientras me miraba por encima de sus pequeñas y elegantes gafas.
Decidí que su traje era azul oscuro, con la falda a juego justo por encima de la rodilla. Definitivamente soltera y viviendo con gatos, decidí al ponerme de pie.
El ejecutivo abrió la puerta a una amplia oficina decorada con la misma caoba y cuero marrón que la oficina exterior. Una pared de cristal se alzaba tras el gran escritorio, con imágenes de grúas y balancines con el logotipo de Larke Oil decorando las tres paredes restantes. El resto del amplio espacio estaba ocupado por una acogedora zona de conversación con cuatro sillas alrededor de una pequeña mesa baja, junto con una mesa de conferencias con capacidad para seis personas, todo de la misma madera y estilo que el resto del mobiliario. El ejecutivo cerró la puerta tras de mí.
—Señor Arne, gracias por venir con tan poca antelación—, dijo la mujer, increíblemente atractiva, mientras rodeaba su escritorio y le extendía la mano con una cálida sonrisa. Sus pasos eran silenciosos sobre la gruesa alfombra.
Pamela Larke no podría haber sido más diferente de lo que esperaba. Tenía entre cuarenta y tantos y cincuenta y tantos. Era una de esas mujeres que se cuidaban y disimulaban bien su edad. Vestida con un traje pantalón gris que le sentaba a la perfección, realzaba su figura de forma espectacular. Debía de ser al menos quince años mayor que yo, pero me la follaría por encima del traje ajustado en cualquier momento.
Volví a centrarme en el asunto. —Mucho gusto, Sra. Larke—, dije mientras tomaba la mano de la mujer. No solo era increíblemente follable, sino que tenía un apretón de manos firme y una sonrisa amable, y me cayó bien al instante.
—Llámame Pam, por favor.
—Potro.
—¿Podrías sentarte, por favor?—, dijo, señalando las sillas en la zona de conversación. Mientras me acomodaba en la silla indicada, se sentó a mi lado. —Voy directo al grano. Tengo un problema y creo que puedes ayudarme a resolverlo.
—¿Cómo te puedo ayudar?
Tenemos algunos problemas de seguridad con nuestros pozos en la zona cercana a ustedes. Larke Oil, al igual que otros productores de la zona, está lidiando con un aumento del vandalismo. Muchas cercas cortadas, daños en las bombas, cosas de siempre. Estamos lidiando con eso lo mejor que podemos, pero nosotros, Larke Oil, tenemos una preocupación adicional.
—¿Qué es eso?
—Mi sobrina.
Parpadeé, intentando seguirle el ritmo. —¿Tu sobrina?
—Así es. Es nuestra geóloga principal y está trabajando en el campo en tu zona. Quiero que la vigiles por mí.
—De acuerdo —dije lentamente—. ¿Por qué yo... y por qué necesita que alguien la vigile?
—Permítanme responder primero a la segunda parte. Estamos abriendo un campo en lo último del Grupo Eagle Ford sin explotar, en el sur de los condados de Maverick y Webb, en el norte. Creemos que la actividad de perforación en esa zona ha empujado a los contrabandistas y coyotes a la zona que estamos explorando. No tenemos pruebas, pero, francamente, creo que los delincuentes están empezando a contraatacar.
Asentí, todavía intentando comprender qué tenían que ver los narcotraficantes y los traficantes de personas con su sobrina. —Vale, pero eso no responde a la pregunta de por qué yo—, dije, esperando más información antes de empezar a hacer preguntas estúpidas.
Ella sonrió. —Para empezar, conoces la zona. Preguntamos por ahí buscando a alguien que conociera la zona y que pudiera asesorar a nuestra empresa de seguridad, y tu nombre salió a relucir varias veces. Eres el presidente del Club de Motociclistas Buitre del Demonio, ¿verdad?
—Sí—, respondí, alargando un poco la palabra mientras me preguntaba a dónde quería llegar.
—Quiero contratarte a ti... bueno, a todo tu club, en realidad, para que la vigiles.
Me rasqué la cara mientras lo pensaba. Aún me faltaba algo clave. —Vale, pero ¿por qué? ¿Acaso tu equipo de seguridad normal no puede hacer eso?
El porqué es fácil. Alguien le disparó hace unos días. Nos dio un susto de muerte a su padre, a mí y a Willow. Nosotras no...
—¿Willow?—pregunté mientras las piezas empezaban a encajar.
—Willow Larke. En realidad se llama Addison, pero Willow es su segundo nombre y así es como la conocen. En fin, no sabemos si simplemente estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado o si el disparo iba dirigido contra ella. En cualquier caso, necesitamos que alguien la vigile.
—¿Y la segunda parte de la pregunta? ¿Por qué nosotros en lugar de tu grupo de seguridad habitual?—, pregunté, buscando la última pieza del rompecabezas.
Contratamos la seguridad de los pozos. Nosotros, junto con los demás productores de la zona, contamos con un contratista que patrulla las bocas de pozo. Hacen un buen trabajo, pero no están preparados para vigilar a una sola persona. Willow se desplaza mucho. WSS (Servicios de Seguridad de Bocas de Pozo) está preparado para la seguridad estática, como en las bombas. Además de supervisar a Willow, también me gustaría que consultara con WSS y les ayudara a saber dónde deben centrar su atención, ese tipo de cosas, para intentar controlar este problema de vandalismo.
—¿Cómo conseguiste nuestro nombre otra vez?
Ella sonrió. —¿Importa?
—Sí, un poco.
—El Departamento del Sheriff del Condado de Maverick.
—Oh—, gruñí.
Obviamente, con tu historial, dudábamos un poco en contratarte, pero todos en la zona parecen estar de acuerdo en que el Buitre del Demonio ha, digamos, dado un giro a su vida.
Mantuve mi rostro cuidadosamente neutral. —Hemos dejado atrás el pasado, sí.
También dijeron que conoces la zona tan bien o mejor que nadie. Eso es lo que necesitamos. Un grupo local que conozca la zona y tenga los recursos para proteger a Willow. Eres nuestra única opción. Podríamos contratar una empresa externa para la protección, pero no sabrán qué buscar o qué parecerá fuera de lugar, y eres el único grupo local lo suficientemente grande y organizado para hacer el trabajo.
—Señora Larke, gracias por la oferta, pero no creo que podamos ayudarla—, dije en voz baja.
Eso pareció sorprenderla. —¿Por qué? Puedo hacer que valga la pena.
No sabemos nada de seguridad personal, y no quiero ser responsable de que tu sobrina salga lastimada. Ahí fuera, entre la maleza, no hay dónde esconderse. Un hombre con un rifle puede disparar desde mil metros si sabe lo que hace, y si es muy bueno, el doble. No hay forma de protegerse contra eso.
Por eso te necesito . Contactamos con tres empresas de seguridad personal y tampoco quisieron hacer el trabajo, por la razón que acabas de mencionar. Conoces la zona y a los lugareños. Sabrás si algo parece fuera de lugar, algo que una empresa externa no sabrá. Larke Oil te apoyará en todo lo posible. Por favor, Sr. Arne... Colt... Te necesito. Sé que tu club está pasando por momentos difíciles, y esta podría ser la oportunidad que has estado buscando.
Me quedé mirando el horizonte de Houston un momento, pensando. Tiene razón. Esto podría ser lo que necesitamos para que el club se recupere, y estaríamos haciendo algo constructivo en lugar de destructivo. Dios sabe que el club necesita el dinero, y tal vez, solo tal vez, esto pueda convertirse en nuestro nuevo nicho.
—¿Qué ofreces?— pregunté, esperando no arrepentirme.
Ella sonrió. —Mil dólares al día por seguridad las 24 horas.