Capítulo 1

2287 Words
Mientras cepillo mi cabello castaño y me observo en el espejo, sonrio porque hoy será un buen día. Escucho que llaman a la puerta y doy el permiso para que entren y noto que es mamá, se acerca y se coloca a mi lado de pie, volteo y alzo la mirada para verla de lleno, noto sus ojos brillosos y su nariz un poco enrojecida. Bueno, creo que no será un buen día después de todo, cuando lagrimas bajan por sus mejillas y solloza muy bajito, me encargo de llevarla al borde de mi cama y tomamos asiento. Mamá enfoca su mirada al frente, en un punto fijo y se mantiene en completo silencio, es doloroso cuando ves echarse a llorar, limpiar sus lágrimas y continuar llorando, a una persona que amas y quieres. Quieres y sientes que puedes decir muchas cosas pero en este momento yo no sé qué decir porque no me siento preparada incluso, de expresar apoyo cuando yo también me siento un poco afligida por dentro. –No quiero ir, pero debo hacerlo, ¿Verdad? –trago el nudo en mi garganta que ni siquiera sabía que estaba allí. –Es lo mejor, por tu salud mental mamá, por tu tranquilidad, debes comenzar a soltar... –voltea a verme. –Lamento mucho todo esto, no tienes idea de lo que a mí me duele esta decisión, pero sé que tu estas sufriendo mucho más porque fueron casi treinta y cinco años de casados, casi, a un solo paso –mamá se impulsa y me rodea en un abrazo. –Yo quería arreglar las cosas con tu padre, yo quería intentar reconstruir nuestra familia, yo... –No mamá –se aleja un poco. –No puedes reconstruir algo que él destruyo con sus propias manos –limpio su mejilla. –Tu no hiciste nada malo, tu no tiraste tantos años de amor a un lado, tu no fuiste la infiel, tu no... –una vez más llaman a la puerta, al ver de quien se trata, es mi hermano, Noel. –Ma... –se acerca se coloca de cuclillas, delante de ella. –Esto es lo mejor, para ti, para nosotros y para toda la familia –mamá suelta un sollozo más. –Se cuánto te duele todo esto, pero el divorcio es lo mejor que puedes aceptar, eres una mujer estupenda, preciosa e incluso joven para rehacer tu vida, no te orillo que lo hagas en una semana, pero sí que termines de sanar por tu bien y tu felicidad. –Nosotros estamos contigo, mamá –me observa. –Amamos a papá, pero su traición jamás será olvidada, queremos una buena relación con ambos, pero queremos que tu siendo la más afectada, continúes con tu vida, hiciste lo que pudiste, pero no estamos para obligar a las personas a querernos como quisiéramos. –No sé qué haría sin ustedes aquí –dice con la voz ronca por las emociones. –Pero tienen toda la razón, debo dar por finalizado tantos años de matrimonio, de amor y sentimientos, si en algún momento yo falle, el tiempo me lo dejara saber, pero yo estoy segura que nunca hice nada malo, ¿Verdad? –ambos asentimos, ella esboza una corta sonrisa. –Gracias Noel, y gracias también a ti Nuria, por no soltarme y estar aquí conmigo. –Siempre lo estaremos mamá –observo a mi hermano, sonrio. –Yo iré contigo al encuentro con los abogados y papá, no te dejare sola, ¿Ok? –mamá asiente y lo abraza, mi hermano estira su brazo y me une al abrazo. Aunque nosotros nos hagamos los fuertes, nos lastima todo esto que ocurre, mamá no merecía una traición de parte de papá, una infidelidad que nunca vimos venir. Éramos una familia tan sana que, pensar que un día sin más allá y acá, papá nos dejara saber que se quería dejar de mamá, fue como un baldazo de agua fría y pensé que nunca más volvería a sentirme de este modo, con el corazón roto y con preguntas buscando respuestas en mi cabeza. Mamá se marcha con mi hermano al acuerdo que llegaran para así realizar en su totalidad el divorcio y yo termino de arreglarme para el día de hoy. Tengo trabajo, debo tocar en una boda y necesito ir donde mi mejor amiga para que haga algo por mi cabello y también un buen maquillaje para la ocasión. Tomo mis cosas y salgo de inmediato de mi habitación, tomando el vestido que llevare al lugar y así cambiarme en la peluquería donde trabaja mi amiga. – ¡Nuria! ¡Que te vaya súper! –escucho la voz de Gabi, mi cuñada, me acerco a la cocina, ella están con los gemelos de cinco años de edad, me acerco y les doy un beso. –Que hoy toques aún más bonito de lo que lo haces. –Lo hare y gracias por las buenas vibras –le sonrio. – ¡Y ustedes dos, por favor no hagan desastre! – ¡Si tía Nu! –siento esa sensación en mi cuerpo cuando me dicen tía Nu, y me despido de los tres. Ya en mi coche, coloco algo de música y tomo camino a la peluquería. _ Cuando siento un jalón en mi cabello, enfoco la mirada en el espejo y fulmino con la mirada a Madelia, mi mejor amiga, esa de cabello de colores o cabellos locos como yo le digo. Ella hace esto solo para llamar mi atención y me saca la lengua. Se encarga de mi cabello y no sé cómo es que logra magia en este, porque con lo lacio y ondulado en las puntas, es a veces imposible conseguirle forma, pero ella tiene esas hermosas manitos que logran lo que sea y el recogido que está logrando me va gustando. Mientras ella se encarga de mi cabello, yo me dedico a escuchar a través de mis audífonos algo de música clásica y también observo las partituras en mis manos. El llamado para tocar en esta boda fue de última hora, exactamente anoche, antes de ya irme a dormir, no me cayó tan mal porque no tenía trabajo pendiente y mientras sea tocando el piano, yo digo si a todo. En unos días comenzare mi trabajo de lleno, seré parte de una academia y seré profesora de piano para muchos niños y Dios eso me hace ilusión. Otro jalón en mi cabello y alzo una vez más la mirada, quito uno de mis audífonos. – ¿Qué ocurre, Madelia? –Es que quiero detalles de la boda a la que vas, no me has dicho de quien es. –Es que no lo sé –me encojo de hombros. –Solo me contactaron por medio de mi Instagra*, les dije el precio, me dijeron que si e incluso me enviaron un adelanto. –Mira que suerte, por lo menos a ti no te dicen, luego te pago y se desaparecen –me echo a reír. –Hazlo súper, Nuria, déjales saber que eres la mejor pianista de todo Boston. –Lo hare, lo hare –Madelia continua con lo suyo. –Hoy mamá tenia encuentro con los abogados por la cuestión del divorcio –se detiene, me observa. –Estaba muy triste, me rompió el corazón. –Es lo mejor que puede hacer, tu mamá es una gran mujer y tu padre no la merece, adoro al señor Augusto, pero la traición a tu madre, no se la disculpo, que va... –sonrio ante sus palabras, porque incluso es un bálsamo a mi alma herida por papá, a veces quiero gritar que detesto a papá por lo que le hizo mamá, pero siento que es como algo sucio en mi boca y me retracto, pero viene Madelia y saca mis pensamientos a través su boca y me alivia. –La señora Verónica es joven y guapa, podría fácilmente tener la oportunidad de un segundo amor. – ¿Tú crees? – ¡Si! ¡Así como tú debiste hacer! –le miro a través del espejo. –No, no me mires con esos ojazos mieles que te gastas, ¿Vale? –Madelia... –esta se inclina y nos miramos fijo. –No es el momento. –Doce años, Nuria, doce desde que se fue y el tiempo sigue corriendo –trago duro. –Has dejado a un lado oportunidades de un bonito amor, solo por tu indecisión. –Tampoco es que tenga ese amor guardado en mi alma, nada que ver –chiteo y esta se incorpora. –Soy solo yo y mis altas expectativas en el amor, solo eso –chasquea y niega. – ¿Qué? –Aunque no lo digas, muy dentro de ti y en un lugar escondido, esta esa leve esperanza de verlo nuevamente, ¿No? –relamo mis labios, coloco mis audífonos, le doy play a la música. – ¡Si! ¡Si! ¡Huye cobarde! ¡Pero tengo razón! Me hago la que no la escucho y bajo la mirada a las partitura una vez más, hago como si eso me tiene concentrada, pero no es así, la verdad es que, Madelia tiene razón, en un lugar escondido en mi mente o corazón, esta esa esperanza de volver a verlo, de tener por fin una respuesta, de saber qué fue lo que paso y porque se marchó desde hace doce años atrás. _ Voy diez minutos atrasada y es por el jodido tráfico de la ciudad que no nos ayudó, le pido a Madelia que cuide de mi coche, bajo de este de inmediato y me despido de ella. Con prisa entro al hotel, los novios están por llegar y yo debo estar delante del piano en este momento. Mientras corro por el vestíbulo del hotel y buscando no tropezar con mi vestido y enredarme con mis tacones, me choco muy fuerte con una persona y es que ni tiempo me da disculparme y solo en la distancia le grito un fuerte perdón y continuo hasta llegar a la recepción correcta, por suerte no me confundí porque hay dos bodas en el lugar. – ¿Nuria? –asiento y me doy media vuelta. – ¿De verdad eres Nuria? –entrecierro mis ojos, asiento, la chica de cabello rubio me sonríe. – ¿No me recuerdas? Soy Zoe, Zoe Hernández. –Ay por Dios, ¡Zoe! –me acerco y la abrazo. – ¡Cuánto tiempo! –me alejo y esta sonríe. – ¿Qué haces tú aquí? ¿Vienes a la boda? –ríe. –Yo trabajo para la agencia que te contrato, estoy al frente del recibimiento de los invitados –me asombro. –Escuche de que una pianista vendría a tocar, jamás pensé que serias tú, no estoy al tanto de los músicos y esos detalles. –Entiendo, ¿Entonces estoy en el lugar correcto? –sonríe y asiente. –No sabes quienes son los novios, ¿Verdad? –hago un mohín, niego. –Bien, que te parece que los novios son, Beth y Fabio, los eternos rivales del instituto. – ¡No te creo! –esta ríe y asiente. – ¡Ese par! ¡Guao! ¡Cuán desactualizada estoy! Madelia no me creerá esto. –Nadie lo cree aun, pero si, se han casado y tú tocaras para ellos la tarde de hoy –eso me hace sonreír. –Pero ya no te quito más tiempo, ve dentro y ¿Ves aquel chico de allá? –me señala a uno que esta de espalda. –Él es quien te contrato, te dirá el resto Asiento ante esto y me despido por un momento nada más, mi corazón late por todo esto, antiguos compañeros del instituto están aquí, incluso dos de estos son los novios y no puedo creer cuanto tiempo ha pasado. El chico me recibe con amabilidad y me lleva hasta el piano, es precioso, en un color blanco nieve y este incluso es parte de la decoración de la boda, sin duda alguna, aquí se han gastado sus buenos millones. Unos quince minutos después, las personas entran, yo me siento complacida por la canción que han elegido, Spring Waltz de Chopin, esta es para su entrada, ya del resto me encargo yo, cuando sea el baile de padre e hija, elegí unas muy especiales, pero que eligieran esta para la entrada es increíble. Escucho voces, quizás los invitados han llegado en su totalidad, yo me encuentro concentrada en lo mío y no es hasta que quien me contrato se acerca y me dice que los novios están por entrar y tomando una bocanada de aire, comienzo a tocar… Siento una extraña intensidad recorrerme el cuerpo entero mientras toco, alzo la vista para ver mi alrededor y en la distancia la mirada de alguien a quien no puedo verle con mucha claridad me desconcentra mentalmente y evito arruinar este momento y desvió la mirada al piano. En este momento los aplausos, los flashes de las cámaras y los suspiros me rodean, pero siento esa intensidad una vez más en mí, pero evito enfocarme en ello y continúo con lo que hago, tocar para los novios. Pensé en ese momento que las cosas iban hacer tranquilas, que me pondría al tanto con mis antiguos compañeros del instituto, pero jamás paso por mi mente que incluso alguien que se marchó hace muchos años atrás estaría aquí presente, pero ¿Cómo no lo pensé? Si él fue muy amigo del novio y aún lo es, pero ¿Verlo aquí? ¿Después de doce años de ausencia? No, jamás pensé que mi día iba hacer aún más interesante de lo que pensaba, no.
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