Capítulo 2

2823 Words
Para este momento, los aplausos van dedicados a la novia y su padre, además de otros padres e hijas que se unieron al momento. Sonrio porque todos están complacidos con mi trabajo y me coloco de pie dando un leve asentimiento y me retiro un poco de mi lugar, para dejar que sea la novia quien acapare toda la atención de sus invitados. El chico que me contrato me ofrece una copa de champagne y se la acepto, no soy de tomar y mucho menos en mi hora de trabajo, pero me dejo saber que los novios también querían que fuera parte del brindis y me sentí bien. –Nuria... –volteo. –Cariño que increíble tocas. –Gracias Zoe –me sonríe. –Has pulido tu talento, eres muchísimo mejor que cuando el recital del instituto –asiento. –No se equivocaron en contactarte, felicidades, eres talentosa –me sonrojo. – ¿Crees que pueda saludar a Beth y Fabio? Me gustaría felicitarlos por su unión. – ¡Ay por Dios, claro que sí! Cuando finalicen con lo de las fotos y el brindis, vengo por ti, ¿Vale? –Vale. Zoe se marcha porque debe continuar con su trabajo y yo tomo asiento junto a otros músicos, estos son los que alegraran la noche y solo esperan su turno para tocar y prender la fiesta. –Eres muy buena –me sobresalto un poco, volteo. –Lo siento no quise asustarte –un chico de cabello bajo y castaño, contextura fornida, ojos cafés con exactitud, barba muy bien cuidada y cejas densas me observa. –No, es que me enfoque en los novios –sonrio. –Gracias. –Un gusto, Damiano Trueva, soy uno de los músicos, exactamente en el bajo y también canto. –Vaya, que bien –sonrio. –Soy Nuria Michaels, pianista. –Creo haber escuchado tu nombre. –Espero que en algo bueno –reímos. – ¿Conoces a los novios? –hace un mohín. –Soy amigo del hermano de Beth –ambos vemos a los novios. – ¿Tu? –Fuimos al mismo instituto, llegamos a crear una amistad a raíz de otras personas, pero perdimos comunicación luego, ni siquiera sabía que ellos eran los novios hasta hace un rato –nos miramos y asiente. –Yo... –alguien se acerca y le habla al oído. –Ya debo comenzar a tocar –sonrio. –Un gusto Nuria. –Un gusto Damiano. Me da un leve asentimiento y colocándose de pie, se aleja con el resto de los músicos y yo me quedo sola en la mesa. . Muevo mi cabeza al ritmo de la música, la verdad es que ese grupo toca buena música y algunos invitados ya han comenzado a disfrutar de la fiesta. Hace un momento me trajeron algunos bocadillos y mientras hablo con Madelia y le comento quienes son los novios, me como uno que otro bocadillo y rio un poco al leer los mensajes de Madelia porque no se cree que sean Beth y Fabio los novios. Bloqueo mi móvil y al alzar la mirada veo venir a Zoe y me coloco de pie, me pide que vaya con ella, hay otros compañeros del instituto y los novios quieren una foto con todos, intento declinar, pero para este momento es imposible, porque Zoe me lleva arrastras y nos detenemos delante de todos. Siento cuando sus miradas caen en mí, algo extraño, algún secreto no lo sé, pero me incomoda un poco sus miradas, espero que no sea por lo ocurrido hace doce años, yo ya me olvide de ello y creo que todos deberían hacerlo. – ¡Nuria que alegría verte aquí, en nuestra boda! –observo a Beth, se acerca y me rodea en un abrazo. – ¿Cómo estás? –Beth, hola, estoy bien gracias, felicidades por tu boda con Fabio, me tomo por sorpresa –ríe y asiente, Fabio se acerca y me da un corto abrazo. –Ya veo que del amor al odio hay un solo paso, ¿No? –ambos ríen y asienten. –Ven, se parte de la foto, conoces al resto, ¿No? –los observo y asiento, les saludo y comienzan a acomodarnos a todos. Somos un total de doce compañeros, a todos los conozco, estoy segura que seriamos más, pero debido a que muchos quizás se han ido a otros lugares a vivir, solo estamos nosotros, incluso Zoe es parte de la foto y al ya estar todos en su lugar, toman un par de fotos y la tercera es con una graciosa para hacer divertida la foto. Ya con esto listo, reímos y felicitamos una vez más a los novios. En ese preciso momento alguien me rodea en un abrazo desde atrás, dejándome confundida y petrificada en mi lugar, volteo y esta persona se aleja un poco, me regala una sonrisa y toma mis manos, estoy confundida porque no sé quién es y su mirada y expresión me muestra mucha confianza y seguridad. – ¡Nuria! ¿No me reconoces? –niego apenada. – ¡Soy yo, Ashley Duff! ¡Ashley! –mi suelo, el que en este momento estoy pisando se estremece, le miro fijo, pestañeo repetidas veces. – ¿Ashley? ¿La pequeña Ashley? – ¡Si! ¡Soy yo! ¡Hola Nuria! –la joven me rodea en otro abrazo. – ¡Que alegría verte! –Si tú estás aquí, entonces eso quiere decir, que... –Ashley se aleja, nos miramos fijo. –No, imposible… –Hola Nu, que alegría volverte a ver... –volteo a mi lado, con el corazón a toda prisa, con mis manos sudorosas y temblorosas, el aliento se me esfuma. –Samuel... –este esboza una corta sonrisa, ahora comprendo la mirada de todos en mí. –Yo... – ¡Nuria! –volteo a mi lado, es Zoe. –Debes tocar una canción más –ella me da una mirada que descifro muy rápido, me está salvando de este momento. –Yo, si, si claro vamos. Y de inmediato me alejo, dejando a todos atrás, con el corazón a toda prisa y un extraño nudo en mi garganta. Me indican la canción que debo tocar y esto se debe a que van a proyectar un video con fotos de los novios y quieren de fondo algo tocado por mí. Mis manos son un desastre, no coordino las partituras y mis nervios y ansiedad se disparan. La vista se me nubla y cuando estoy sintiendo la piquiña en el puente de mi nariz, siento un toque en mi hombro y alzo la mirada, es Beth. –Nuria, ¿Te sientes bien? Podríamos dejar el video para dentro de un rato –le miro fijo y sonrio. –No, yo estoy bien –se inclina y nos miramos fijo. –Estoy bien... –Nuria... –Beth, yo me siento bien, te lo juro, si –tomo una bocanada de aire y la expulso toda, sonrio. –Es tu boda, lo hare bien. –Está bien, ya luego hablaremos de su presencia aquí, ¿Vale? Asiento y Beth procede a ir con su ahora esposo y el resto de invitados. Por mi lado me siento un poco más tranquila y observo con más claridad las partituras, su presencia no me va a descontrolar, no, claro que no. _ Suspiro al ver la hora en mi móvil, es casi media noche y creo que ya va siendo hora de pedir un taxi e irme a casa. Me encuentro sola una vez más, los músicos están en lo suyo y la verdad es que luego de ver a Samuel Duff en este lugar, no he querido moverme de mi lugar. Sé que Zoe y el resto no vienen por mí porque él se encuentra a su alrededor y en parte agradezco mucho que puedan ser un poco considerados conmigo en ese tema, ver a Samuel después de doce años, de un momento a otro, se sintió muy irreal, algo que jamás pensé me volvería a suceder. Después de tocar un par de veces más, decidí quedarme un rato para no despreciar la invitación pero lo cierto es que me siento muy incómoda y lo mejor es que me coloque de pie, tome mis cosas y me marche, por mi salud y tranquilidad mental, lo mejor es eso, claro que sí. En cuanto me coloco de pie, tomo mi cartera de mano, mi móvil y al darme media vuelta, me encuentro de frente con el chico que me contrato para este día. –Señorita Nuria, acá está el resto de su paga –me entrega un sobre. –Fue un honor que nos acompañara esta noche, las recomendaciones sobre usted me dejaron saber que no me equivoque en contactarla, aunque a última hora, claro –sonrio. –Gracias –alzo mi mano con el sobre. –Para mí fue un placer estar en la boda de Beth y Fabio, fue muy especial reencontrarme con varios compañeros –este sonríe. –Yo ya debo irme. – ¿Tiene quien la lleve? Podría hablar con el transporte de los músicos, sé que la llevarían a su casa. – ¿De verdad? Eso sería muy bueno para mí, le pedí a mi mejor amiga que cuidara de mi coche, no me gusta manejar mucho de noche y no lo tengo conmigo. –Pues claro que sí, deme un momento, hablare con el chofer y así Zoe te acompaña, ¿Vale? –Vale. Este pasa a mi lado y por mi lado decido ir hasta los recién casados y ya despedirme de ellos, tampoco quiero irme sin hacerlo, han sido muy amables conmigo y es lo menos que debo hacer. – ¡Nuria! –Beth... –sonríe. –Una vez más quiero felicitarte por tu boda, sé que tú y Fabio serán muy felices –me da un corto abrazo. –Yo, ya debo volver a casa, para mí fue un honor tocar en vuestra boda. –Había escuchado que aun continuabas tocando, mas no tenía idea de cuánto te has perfeccionado en ello, eres y serás una gran pianista, Nuria –ahora yo le doy un corto abrazo. –Gracias por venir, ¿Te parece si intercambiamos números? Me encantaría tener más contacto contigo, además, tenemos algo pendiente de que hablar –ve a un lado, y noto a quien mira. –Sé que debes tener muchas preguntas y yo tendré algunas respuestas para ti, ¿Bien? –Beth, siempre fuiste de este modo, dulce y compasiva, gracias y claro, intercambiemos números –y eso hacemos, ella anota el mío y yo el de ella. –Me despides de Fabio, no quisiera... –Claro que sí, no hay problema –ella sonríe y le imito, a los segundos aparece Zoe, me deja saber que ya están por llevarme a casa. Con la mirada puesta en la salida y sin ver a mi alrededor, salgo del salón, Zoe va unos pasos más delante de mí, va hablando con otra chica acerca de unas cosas que faltan en la fiesta y yo solo quiero salir de este lugar y subir a ese coche, quiero marcharme, necesito llegar a casa en cuanto antes, pero me detienen a tres pasos de la salida, tomándome del antebrazo, volteo. –Nuria... –observo fijo a Samuel. –Yo... –Eres la persona con la que menos quiero hablar en este momento –digo de inmediato. –Lo sé y... –niego. –Nu... –Buenas noches Samuel Duff. Y dándome media vuelta salgo del lugar, me dirijo de inmediato a Zoe y me da una mirada que dice mucho pero a la vez poco, sé que todos están algo compadecidos conmigo, pero es lo menos que quiero que me expresen, me despido de ella y promete comunicarse conmigo, yo doy un último vistazo a la entrada del lugar y allí lo veo de pie, viendo en mi dirección, le indico al chofer donde ir y nos marchamos. ... Me sobresalto en mi cama al escuchar la risa de mis sobrinitos y abro mis ojos en su totalidad. Volteo a un lado y observo el reloj en la mesita de noche, son casi las diez de la mañana y lo primero que hago es salir disparada de mi cama. – ¡Dios! Es mi primer día y voy a llegar tarde, ¡No puede ser! – ¿Nuria? –llaman a la puerta, al abrir es mamá. –Voy tarde, voy tarde, ¡Voy tarde! –camino de un lado a otro. –Debo acostumbrarme las bodas también se celebran incluso los domingos y que al siguiente día debo trabajar –Nuria... –busco la ropa para el nuevo trabajo. – ¿Por qué no sonó la alarma? –tomo mi móvil, me doy cuenta que lo puse a las ocho treinta de la noche. – ¡Dios mío+! –Nuria... – ¿¡Que ocurre mama!? –volteo a verla. – ¿Mamá? Lo siento, no... –Ya hicimos los acuerdos, en dos semanas estaremos oficialmente firmando el divorcio –un nudo en mi garganta, me acerco y la abrazo. –Estoy bien, Nuria, yo, lo estoy. –Lo se mamá, sé que estas bien y lo estarás siempre –me alejo y le sonrio. –Sé que quieres que hablemos de eso, pero hoy comienzo mi nuevo trabajo, en la academia. – ¡Dios mi amor! ¡Cierto! –esta se alarma. –Ve a ducharte y prepararte, yo guardare algo de comer para ti, ¿Vale? –asiento y le doy otro abrazo. –Todo va a estar bien, mamá –me alejo y al sonreírnos mutuamente, decido ya prepararme e irme a mi nuevo trabajo. . A paso apresurado, bajo de mi coche que gracias al cielo, mi amiga Madelia dejo aquí en casa y pude venir en este. Tomo mis cosas e incluido la comida que mamá guardo para mí, porque ni siquiera pude comer algo en casa. En cuanto entro al lugar, esbozó una sonrisa porque me siento plena estando aquí, para hacer lo que me gusta y ahora, enseñarle a muchos niños lo que es tocar el piano y que adoren con el tiempo hacerlo. –Señorita Michaels –me detengo, veo a un lado. –Bienvenida a su primer día. –Muchas gracias señora Stone –se acerca. –Acá esta la llave de su aula, que este primer día sea dichoso para usted. –Así será, lo presiento. Ambas sonreímos y terminando la conversación tomo camino a mi aula y me detengo a una considerable distancia porque el sollozo bajito de alguien llama mi atención. Avanzo tres pasos más y me detengo al ver a una niña de cabello oscuro, frotar sus manitos en los ojos para secar sus lágrimas, me acerco a ella, colocándome de cuclillas. –Hola... –digo en tono audible para ella, se detiene y alza su rostro. –Oye, pero mira que preciosos ojos tienes, ¿No crees que los opacas con esas lagrimitas? –limpio sus mejillas. – ¿Ocurre algo? –No sé a dónde debo ir... –dice con la voz ronca y tiene incluso hipo por el llanto. –Mi mamá me dejo en la entrada, pero no me dijo que hacer, llame a mi papá, pero esta algo lejos para ayudarme, yo... –Ok, bonita, cuéntame ¿Vienes a una clase en particular? –asiente. –Yo, iré... – ¿Julie? –esta se coloca de pie de inmediato, se asoma a un lado. – ¡Papá! –me coloco de pie y les doy el frente, mi corazón cae en picada. – ¡Viniste! –Claro que si mi niña –trago duro. – ¿Estas bien? ¿Ya no te sientes triste? –la niña niega. –Ella me ayudo –me señala, me quedo petrificada en mi lugar. –Me dijo cosas muy bonitas acerca de mis ojos, es muy dulce –ambos me observan. –Samuel... –trago duro, este se acerca, siento un temblor en mi pecho. –Tu... –Hola Nuria –dice, observo a la niña en sus brazos. –Ella es Julie, mi hija de casi ocho años –alzo mis cejas en asombro y termino asintiendo. –Hola Julie, un placer, soy Nuria Michaels, yo... – ¿Eres mi profesora? – ¿Eh? –ella es bajada al suelo, la observo, tomando la mano de Samuel. – ¡Si! Yo vengo a clases con la señorita Michaels, ¿No es así papá? –lo observo y ya me miraba. –Si mi niña, ella será tu profesora de piano, la señorita Michaels... Y con un jodido nudo en la garganta, mis manos sudorosas y mi corazón latiendo como loco, observo a quien fue mi primer amor, con una hija de casi ocho años y tan bonita como él.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD