No dudó en darle un golpe a la mejilla de esa chica irreverente y la tiró al suelo por el impacto. Claudine resintió aquel picor ardiente en su mejilla. Se tocó el labio sangrante mientras Estelle gritaba asustada, intentando ayudarle a ponerse de pie. Pero la joven rechazó su mano y se puso de pie sola, está muy molesta, ella no vino a ser pisoteada por nadie. Pensó en sacar su spray de pimienta cegadora que lo usa como defensa, que siempre portaba en su cartera de mano y lastimar un poco a ese hombre, pero fue innecesario. Puesto que otro hombre, con un aspecto más a caballero y un acento italiano bastante bien recibido, llegó a su rescate. —Aléjate de ellas —se interpuso— Que poco hombre eres, atacar a una mujer de esa manera. —¡Esa joven habladora se lo ganó! —apuntó a Claudine, qui

