Se debatió acerca de escapar y cómo hacerlo. Tenía que huir, pero los dos fuertes mozos no se lo dejarían fácil. Si tan solo hubiese cargado alguna arma para amenazarlos y no la hubiera dejado en su maleta, ahora estaría saltando tranquilamente del auto y yendo a casa de la señora Madelin. A pesar de que se requerirá de desplazarse por kilómetros para llegar a la residencia, sería una experiencia gratificante.
Cuando llegaron a las conocidas tierras de los Petit, la joven comprendió que su situación no sería la misma. No podría vagar a sus anchas como la otra vez, sería estúpido, ya que seguramente se escaparía, ya no era una niña pobre y desamparada, ahora tenía dinero suficiente para huir. En la casa estaba la señora Petit a su espera, con sus brazos cruzados delante de sus enormes seno
