NARRA NOAH —¿Ya se va, señorita Spencer? —pregunta Gisselle, que viene saliendo del ascensor y aún me observa algo asustada. Quizá tenga mucho que ver la cara de pocos amigos que me cargo y la actitud airada con la que avanzo hacia el ascensor. No la volteo a ver, mucho menos la determino. Voy que reviento de la rabia que me cargo y lo único que quiero es salir de ahí y alejarme lo más que pueda de Kai. Me meto al aparato, pulso el botón para cerrar las puertas y, cuando este se cierra, comienzo a gritar histérica, como una loca. Lo odio por ponerme en esta posición y espero que el muy infeliz pague caro lo que ha hecho... Lo que nos ha hecho. Que ni piense que, si llega a arrepentirse, lo voy a perdonar a la primera. El muy cretino lo va a tener que pagar caro, lo juro, o dejo de lla

