+ROSALIA+ Estoy viéndome al espejo… —Maldición —murmuré frunciendo los labios y dándome vuelta para verme desde otro ángulo—. Me veo más como una puta que como una asistente de presidencia. ¡Y menos para una cena con mi jefe! La luz del baño no ayudaba. Ese foco siempre me echaba más sombra en las ojeras. Resoplé y me crucé de brazos, evaluando mi atuendo con el ceño fruncido. El vestido crema era de encaje, ajustado, me llegaba justo hasta la rodilla y por dentro tenía un forro mínimo: un top sin espalda y una tanga del mismo color. Una bendita tanga. A ver, ¿quién diseña un vestido así y dice: "esto es recatado"? Nadie. Nadie cuerdo, al menos. Alicia se acercó desde la puerta del baño con una sonrisa. —Te ves bonita, perra —me dijo con ese tono tan casual como si hablara del clima.

