+ROSALIA+
Estoy saliendo del auto de mi jefe sin siquiera esperar a que se largue. Sí, así como lo oyes. ¿Y qué? No me va a creer que vivo aquí ni aunque le firme con sangre. No es que el barrio sea una zona roja ni nada, es decente, tranquilo, tiene su tiendita de abarrotes, el borracho de la esquina que saluda a todos aunque no lo conozcas, y hasta el panadero con músculos que parece salido de una novela de medio día. Pero igual, no es la torre Eiffel ni la Avenida Presidente Mascarilla de París.
Camino rápido, pero con estilo, como si no me doliera estar pensando en el beso que me plantó ese demonio con traje, ¡qué rabia y qué bendición! Me tiemblan las piernas, pero no es por miedo, es por la emoción que aún me corre por las venas. Aún siento sus labios, su aroma a hombre exitoso, su
