+ROSALIA+
Ya estoy en mi apartamento. Son las cuatro de la madrugada. Y no he podido dormir.
Me siento ridícula por estar así, tan tensa, tan atrapada en un bucle de pensamientos que no se detienen. Llevo horas dándole vueltas a todo. Desde que Damián me dejó en la puerta con ese beso que parecía una promesa muda, hasta este preciso momento en el que estoy sentada en mi sillón, descalza, con una taza de té frío en la mano y el corazón apretado.
La ciudad está en silencio. No se escucha ni un claxon, ni una moto lejana, ni siquiera los vecinos de al lado, que usualmente hacen escándalo a esta hora con sus reuniones eternas. Esta noche, todo está en calma. Todo… menos yo.
Mi celular no ha dejado de sonar.
Y sonar.
Y sonar.
Alicia.
Desde hace dos horas me escribe sin parar. Me pregunt
