***Liam*** El sonido de las risas infantiles llenaba el jardín mientras corría detrás de Olivia y Oliver, mis dos pequeños hermanitos, que se movían con la agilidad de pequeños duendes traviesos. Adrián, como siempre, se había unido a la batalla campal, fingiendo ser un monstruo que intentaba atraparlos. Los niños gritaban, esquivaban y reían, mientras yo me dejaba llevar por la efímera paz que esos momentos me proporcionaban. Oliver me lanzó una pelota y la atrapé en el aire antes de lanzársela de vuelta con suavidad. Olivia, con su risa contagiosa, saltó sobre mi espalda sin previo aviso, haciendo que me tambaleara. —¡Te atrapé, Liam! —exclamó ella triunfante. —¡Eres demasiado fuerte para mí! —respondí fingiendo caer de rodillas, lo que provocó una carcajada general. Adrián, que se

