***Camila*** El viaje había sido un sueño hecho realidad. Desde que aterrizamos en Londres, todo había sido una vorágine de emociones y paisajes impresionantes. Mi hermana Luciana estaba fascinada con cada rincón que explorábamos, sus ojos brillaban con una curiosidad infantil que me recordaba lo mucho que aún le quedaba por descubrir del mundo. Valeria, como siempre, encontraba la manera de sacarnos carcajadas, incluso en los momentos más solemnes, y Bruno disfrutaba cada detalle arquitectónico e histórico con una pasión que contagiaba. En Irlanda, recorrimos acantilados cubiertos de un verde vibrante, donde el viento salado del mar nos despeinaba y nos hacía sentir libres. Nos perdimos en tabernas con música celta, donde la gente cantaba como si no hubiera un mañana, y comimos más esto

