33. El maldito chichón. Entramos en la quinta avenida. Grandioso. Podría golpearlo y tomar el control del carro pero ¿saben qué? Estoy fuera de forma, y si lo intento, Max me noquearía en el primer intento. Es lo que tiene de haber dejado todo, hasta el gym. Es una mierda, ahora que lo veo de esta forma. No tenía la menor intención de volver a estas calles. Max se empeña con sacarme de mi actual vida, sin darse cuenta que aunque lo consiga, llevo mi infierno dentro y de eso jamás podré librarme. Ahora doblamos por la avenida y si estoy en lo cierto, me lleva a su mansión. Bien, al menos es sensato en eso. —Okey, tu ganas esta vez... Solo se trata de que me vean el maldito chichón y ya, ¿no es cierto? —Súmale pasar unos dias con tu mejor amigo. No te quejes, seré un buen anfitrión. —

