Cap. 21

1062 Words
Lucien sonrió, aquella mujer era una fiera, se divertiria con ella. Al parecer era fácil provocarla. —Eres igual de hermosa que tu madre, la recuerdo como si fuera ayer... —¡Sádico! Jay se acercó a ella — No dejes que te provoque — dijo casi en un susurro. —Lo soy, pero tú libertad está en mis manos. Damien es caso perdido. Existe mucha evidencia en su contra, de eso me aseguré. Melissa estaba perdiendo la cabeza, él sabía cómo molestarla. Debía calmarse y no entrar en su juego. —Bien, mi libertad está en la información que tienes, pero tú vida también depende de eso. Estás aquí a mi merced, ahora mismo, creo que llevas las de perder. —¿Dónde está Damien? ¿No piensa venir a ver a su adorado padre? —No querrás que el jefe venga, te lo aseguro. — respondió Jay. —Si, si quiero. Sé que Damien me matará sin tanto rodeo, sin importarle la información que limpiará el nombre de su novia. —Damien no haría eso. — dijo Melissa. —Claro que sí, conozco a mi hijo, sus intereses están por encima de todo. El no podrá limpiar su nombre y con tal de retenerte no le importará que tú también seas una criminal ante los ojos del mundo. —Dime lo que quiero saber o seré yo quien te mate ahora mismo — Melissa tomó la pistola de Jay y apuntó a Lucien en la sien. —¡Hazlo! — gritó Lucien — Venga la muerte de tus padres. Ella bajó el arma — No será tan fácil para ti — le dió dos golpes más y luego salió del lugar. Melissa se Sentía frustrada porque no había obtenido nada de información, ese maldito hombre solo llenó su cabeza de dudas. Se cuestionaba la veracidad de sus palabras ¿de verdad tenía información que la liberará? Se fué a la habitación donde estaba Damien y se sorprendió al verlo sentado en el sofá. —Luces muy bien... — Él estaba duchado, además vestido con jogger deportivo y suéter de mangas largas en color n***o. Su cabello castaño estaba un poco revuelto, lucía sexi. —El doctor dijo que podía salir y dar paseos cortos. Así que estoy listo para ir de tu mano a cualquier parte, esta habitación me tiene harto. —Perfecto ¿Desayunamos? — preguntó ella acercándose. —¿Estás bien? — Damien la notaba un poco extraña. —Fui a ver a Lucien, pero no me dijo nada importante. Solo se dedicó a burlarse de mí el muy mal nacido. —Ya hablará. Pero no dañemos la comida hablando de él. —Tienes razón. — Melissa sonrió — Te ves muy guapo y me hace feliz verte bien de nuevo. Damien tomó el rostro de ella con su mano sana — Tú te ves muy sensual, pronto estaré bien y voy a recuperar cada maldito día que no he podido estar entre tus piernas. Melissa no pudo evitar sentir el calor recorrer su cuerpo, él podía calentarla sólo con palabras, tenía un poderoso efecto sobre ella. —Espero con ansias ese día — respondió ella guiñandole el ojo. Ambos caminaron de la mano hasta el comedor y después al jardín, Damien se negaba a volver a la habitación. —Me alegra verlo bien, señor. — saludó Jay acercandose. —Gracias. — él miró a Melissa — Cariño, ¿podrías dejarnos solos un momento? Por favor. —Por su puesto — ella se acercó y le dió un dulce beso antes de levantarse e irse. No quería mas discusiones tontas por celos. Melissa volvió a la habitación, llamaría a Emilia, necesitaba hablar con alguien y ella era la única que podía escucharla en este momento. Agarró el teléfono y marcó, al tercer timbre contestó. —¿Mel? —Hola Emilia, ¿Cómo estás? —Yo estoy bien, pero dime ¿Cómo estás tú? — —Supongo que bien. Anoche capturamos a Lucien Knapp. —Eso es maravilloso Mel, debes entregarlo. — la instó Emilia. —No puedo, necesito pruebas de mi inocencia y él las tiene. Además quiero saber con quién hace negocios dentro de la agencia. Quién fue el desgraciado que entregó a mis padres. —Entiendo, pero creo que podrías negociar Mel, el director te escucharía y podrían ofrecerle un trato a Lucien a cambio de información que te libere. —No confío en ninguno de ellos en este momento, entiende que el traidor puede ser cualquiera. —Es Arthur — soltó Emilia lo que pensaba — algo tiene que ver él en este asunto. Está muy claro. —Yo también lo pensé, pero no tengo ninguna prueba. —Mel, tengo que decirte algo, hay pruebas solidas contra Damien. Fotos que lo incriminan, negocios sucios. No sé cómo obtuvieron algo así. —¿Cómo lo descubriste? —Phill me dejó ver el expediente. Estamos saliendo y pude convencerlo. —¿Estás saliendo con el jefe? Te lleva como 20 años. — Melissa estaba sorprendida. —No me juzgues, es un gran hombre. Pero ese no es el punto, sino que existen pruebas. Tu caso se complicó cuando decidiste disparar contra los nuestros. —No tuve mas opción, ellos nos disparaban a matar. Querían darme de baja. —Mel, ¿qué está pasando entre ustedes? —Damien tiene sentimientos por mí. —¿Y tú? — Emilia ya sospechaba algo. —No lo sé. —Melissa no compliques mas la situación, por favor. Entiendo que te uniste a él como parte de tu supervivencia pero estás cruzando el límite. Ustedes no tienen futuro, tú puedes salir librada de todo esto pero él no. —Por favor no me regañes. Eso ya lo sé. — era cierto, ya había pensado en eso. —Entonces deten toda esa locura y enfócate en sacarle la información que necesitas a Lucien. —Eso haré, aunque sé que no será fácil. Lucien no soltará la información solo porque sí. —Torturalo si es necesario, será nuestro secreto. — Emilia sabía que a veces era necesario recurrir a eso. —Gracias por escucharme. No te quito mas tiempo y una vez más, discúlpame por involucrarte en esto. —Adiós. — Melissa cortó la llamada, su cabeza cada vez estaba peor, pero llevaría las cosas con calma y dejaría que todo tomara su curso.
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