CAPÍTULO 2: Aquella Mujer

2396 Words
[Oliver Stewart] Salgo ofuscado de la recepción del Hotel, son las 5 de la tarde, la ceremonia al fin terminó y la fiesta de la boda recién da inicio, pero por supuesto que no me voy a quedar más tiempo. No me quedaré viendo las caras de esas señoras estiradas, hablando del por qué no soy yo, el que se está casando. Tiene algo de malo que a mis treinta y cinco... ¿Quiera aún estar solo? Estoy harto de estas clases de estupideces. Me voy hasta mi auto y llamo a Larry para encontrarnos en el bar donde solemos recurrir casi siempre. Llego al lugar y el idiota, aún no llega, es lo usual de él con sus tardanzas. Me retiro el saco y aflojo un poco mi corbata, mientras la azafata me dirige en una mesa VIP para luego relajarme esperando al susodicho con una Botella de Vodka. Trato de botar mis malos pensamientos y una mujer rubia muy atrayente con buen cuerpo se aparece delante de mí. –Veo desde hace media hora que estás solo. ¿Te puedo acompañar? –Yo la fijo fastidiado y le digo: –NO. –Pero por qué cariño… –Se sienta a mi lado. –Porque no vine a buscar mujeres lanzadas, gracias. –Ella me miró ofendida se levantó y diciéndome " IDIOTA" y se retiró del lugar. ¿Piensan que soy extraño? Simplemente soy así y no quiere decir que soy gay. Solamente no me gusta la compañía de las mujeres, me fastidia los melosas y mentirosas que son para conseguir lo que quieren. Su objetivo es eso o por el contrario solo buscan sexo, y claro… eso no está mal. Todos tienen necesidades también los tengo, pero soy limitado solo con una, “Francy”, ella es la que se encarga de ocuparse de ese tipo de necesidad que por fuerza a mis instintos, debo de complacer. No es que me guste, solo que por los años le cogí confianza y únicamente le pago con joyas y caprichos que ella desea, es la única a quién le permito todo esto por el claro convenio que tenemos, sin sentimientos ni besos simplemente algo carnal en las raras veces que la llamo. Con el resto de las mujeres no me nace tener algún tipo de aventura, eso para mí parecer atrae muchos problemas consigo que por ello prefiero evitar. Llevo esta vida ya desde hace 4 años, se podría decir que antes era normal como cualquiera, pero todo cambió para mí después de terminar aquella relación que duró 6 años… ... Durante el trayecto de toda mi vida, he tenido varias enamoradas que lamentablemente solo se me acercaban por el dinero, era algo que en el momento lo dejaba pasar desapercibido, hasta que un tiempo apareció en mi universidad; “Mary”, una chica becada de una familia humilde. Nos volvimos amigos, pues ella era muy sociable y amigable. Con el pasar del tiempo cuando ella se dio cuenta de mi situación con las mujeres, fue quien me hizo despertar de mi conformidad. “Oliver, ¿Cómo permites que esas tipas te utilicen?” ella era muy persuasiva, “Solo te buscan para que les compres joyas y para que la lleves a sitios o viajes, ¿eres tonto?” Yo lo sabía, pero no me importaba vivía en una época que eso me parecía muy normal, “VALÓRATE, vales mucho Oliver”, dijo, y me sentí extraño y diferente, ella se preocupaba por mí como nadie. Fueron pasando los tiempos y había hecho caso a su consejo, me alejé de ellas y ocupé mis horas en diversas cosas incluyéndola a ella, hasta que me di cuenta de que me había enamorado, fui sincero y me le declaré, siendo así que me sentí el hombre más afortunado del mundo cuando ella correspondió a mis sentimientos. Pasaron los años y como toda pareja tuvimos peleas y reconciliaciones, pero… no me esperaba venir lo que me haría cambiar mi vida por completo. Debido a los años que teníamos, le pedí matrimonio y ella aceptó, todo fue como lo esperado, sin embargo, cuando estábamos frente al altar a punto de decirnos el SÍ, “Frank Marck” (Un hombre multimillonario conocido de 38 años en esos tiempos), apareció por la puerta de la iglesia deteniendo la ceremonia. Yo me quedé idiota, él era su jefe. Mary me miró con los ojos llorosos, y me dijo “Oliver, perdóname no puedo casarme contigo” y así se fue corriendo a entrelazar las manos con él para luego salir huyendo del lugar. Me sentí el hombre más IMBÉCIL e IDIOTA del mundo. Todos quedaron conmocionados e incluso mi padre me dijo: “Te lo dije". Él nunca había estado de acuerdo con nuestra relación porque ella no era una chica de familia adinerada. “Te dejó por alguien más rico que tú”, adhirió mi hermano y se fue bufándose. Eso definitivamente repercutió mucho en mi vida, algo irónico, ¿no? Que ella luego de todo lo que me dijo me haga hecho eso. Realmente sentí de manera terrible que fui engañado por la persona que pensé que me había salvado. Después de ello me volví un mujeriego, quise quitármela de mis recuerdos como a dé lugar, pero no podía. Hasta que regresé a mis sentidos y yo Oliver, no iba a permitir que por una mujer me iba a derrumbar de tal manera, todo regresó como antes y las mujeres me buscaban solo para viajes y dinero. Me harté de eso, todas eran iguales, desde entonces cada vez que veo a alguna mujer cerca de mí, siento que veo a Mary, ya sea quién sea, todas se hacen notar como delicadas y buenas personas, pero al final esperan algo de mí. Por ello es por lo que soy así y no me importa seguir siéndolo, prefiero mantenerme solo hasta el día en que me muera. … –¡HEY! Discúlpame, tuve asuntos en la clínica. –Sí, claro. Tu cuello esta de labial, límpiatelo–. Le digo luego de haber dado un gran sorbo a mi vaso por mis pensamientos. Larry es mi mejor amigo, con él fuimos muy unidos desde la escuela, en la universidad y hasta ahora. Él es un completo mujeriego y algo relajado a veces, nunca cambió y ni lo hará al parecer, sin embargo, eso no le impide ser el que asumirá la clínica de su padre muy pronto, aunque no está tan contento por ello, pero es claro que lo tiene que aceptar. Sé que él hubiera querido ser un abogado, pero a presión tuvo que ser un Doctor. Es bueno en la rama tengo que aceptarlo a pesar de su rara personalidad. Por esa noche nos distrajimos por unas horas conversando, después llegué a casa y me fui a descansar para mi siguiente día duro. Me levanto como siempre, me visto formal y muy elegante salgo de mi casa. En recorrido a la empresa, me llama mi padre, ya veía venir lo que me diría después de haberme ido sin decir nada el día de ayer, me endoso los auriculares y respondo mientras sigo manejando. –¡OLIVER! –Mi padre grita desenfrenado, que me retumba todo el tímpano. –¿Qué sucede? –respondo frío. –El día de ayer me hiciste pasar vergüenza. ¿Cómo se te ocurre irte? Debía presentarte a alguien en especial, y los dejaste plantados... ¿Sabes la vergüenza que pasé, mientras todos murmuraban? –Eso no me incumbe padre. No aceptaré tu forma de pensar para comprometerme a la fuerza con alguna mujer que no conozco. –¡Oliver tienes 35 años! ¿Estás demente? ¿¡Cuándo piensas darme un heredero!? –Padre, ya tienes a tu hijo que se acaba de casar, que él te los dé. –Mira Oliver, voy a hablar serio y claro, tienes este año para darme un heredero y si tu hermano se adelanta en ello, él ya no será solo un Gerente, sino, ¡TOMARA TU PUESTO DE CEO! ¡LO JURO! –¡JA! –Solo me burlo de eso. –¿No me crees capaz? Con tan solo una palabra te puedo retirar, así que espero buenas noticias y salgas con una de las chicas con las que te recomendé. Mi paciencia acabó Oliver. –Mierda… –Grité golpeando mi delantera cuando me colgó, ese viejo iba a ser capaz de hacer eso. Llegué como el mismo diablo a la empresa, mi padre había arruinado completamente mi día y no solo eso me bastaba, sino que cuando ya me adentraba cerca de mi oficina… –TEN CUIDADO ESCORIA –repliqué muy sulfúrico y sacudí mi ropa. Una mujer se había chocado conmigo cayendo al suelo con todos los papeles dispersados. No me importó y seguí mi camino pisando esos documentos. Ella al parecer dijo algo, pero no le presté atención. Ingresé a mi oficina y grité el nombre de “Mariana”. Ella se apareció tranquila como siempre ya me conoce a la perfección, aunque a veces cuando suelo estar así demasiado descontrolado, se asusta. Le pedí los informes de mis reuniones y viajes de la semana, y ella me los iba detallando con paciencia. Las semanas fueron pasando, y mi padre me seguía hostigando. Ya estaba cansado, Larry sabiendo de la situación, fue a visitarme una noche en mi casa y conversando sobre el tema, se le ocurrió una estúpida idea… Una estúpida idea que de hecho me podría salvar, me dijo que si no tenía interés de una pareja entonces que probara con una madre de alquiler, al final de cuentas mi padre quería un nieto, eso era lo primordial entonces de esa manera se lo podría dar. Sin compromisos ni nada, solo me haría cargo que ese bebé crezca y se regenere bien hasta su nacimiento. Larry me comentó que la clínica se había especializado en este nuevo método últimamente y que realmente estaba teniendo mucho éxito. –¿Qué opinas? –me pregunta Larry. –Estoy de acuerdo si eso calmará las angustias de mi padre. –Entonces mira… esta semana hemos recibido 26 candidatas, por la cual 20 vienen con pareja o con un donante conocido, y las otras 6 vinieron por el puesto anónimo. Podríamos escoger a alguna de esas 6 y ya después ustedes llegarían a un acuerdo. –Sí, sí… –respondí sin atención y solo cogí mi copa de vino–. La verdad no me interesa solo escoge a cualquiera que creas conveniente, tiene que ser bonita para aumentar mis genes y con buena salud. –Por supuesto amigo, me haré cargo de todo, pero… ¿Cómo harás si aquella persona no está de acuerdo a un trato contigo? –¡Ja! Tú hazlo sin dudar, ninguna mujer se negará a tal jugosa suma que le ofreceré. –¿Estás seguro? –¡Pff! Claro que sí. –¡Bien amigo es un hecho! –Chocamos nuestras copas con nuestra nueva y grandiosa idea. Mis días, seguían como siempre, a casa, al trabajo y uno que otro viaje como el de hoy, sin nada nuevo. Son las 8 am y este maldito tráfico me está sacando de quicio, quizás debí tomar otra ruta, refunfuñaba. Tengo una reunión importante esta tarde en California, por la cual si no tomo el avión en dos horas, llegaré tarde y tendré problemas. Estamos en New Jersey por ende el viaje es de 4 a 5 horas, por ello me encontraba apresurado. Cojo mi celular y llamo a Mariana para avisarle que me espere fuera de la empresa con los documentos listos para evitar esperar tanto e irnos de inmediato al aeropuerto, pero me sorprende que contesta su esposo. –Disculpe Sr. Stewart, buenos días. –Buenos días. ¿Qué sucede? ¿Se encuentra Mariana? –Señor perdóneme por no llamarlo antes, se me pasó desapercibido por la conmoción. Lo que sucede es que Mariana ha sufrido un desmayo y la hemos llevado al hospital, aún no sabemos que tiene… –¿Es el señor Stewart? –Escucho la voz por al fondo de Mariana–. Pásamelo. –¿Mariana? –Sr. Stewart lo lamento tanto, sé que teníamos un viaje de emergencia, pero por esta vez déjeme mandar a mi asistente. Ella sabe todos los procesos exactamente como se deben de realizar, está muy bien asesorada y lleva un año con nosotros, no es ninguna principiante. ¿Me permite avisarle para que lo espere lista? –La idea me incomodaba, no conocía a esa mujer, pero realmente esto era importante y me sentía entre la espada y la pared, no tenía de otra. –Ok. Llámala de inmediato, explícale lo que tiene que hacer y que me espere fuera de la oficina en una hora que llegamos tarde. –Muchas gracias señor, y discúlpeme por esto. –No, tranquila Mariana, nos has servido tantos años que no quiero que te suceda nada. Recupérate. –Gracias, señor. No estaba conforme con lo que estaba por hacer, me desagradaba esta situación, pero era claro que era mi única opción, espero que sea verdad lo que dijo Mariana y no me deje en ridículo delante de los ejecutivos. Por el viaje no iba a ser un problema, ya que iríamos en mi avión privado, entonces rápidamente puedo modificar la información de mi acompañante. Después de librarme del tormentoso tráfico, ya aproximándome a la entrada del edificio, llamo al número que Mariana me envió por mensaje, de la asistente. Yo salgo del auto y comienzo a buscarla, había varias chicas en traje que no sabía quien sería. Mientras la rastreaba con la vista, el celular timbraba, hasta que me contestó. –¿Hola? –¿Dónde estás? –hablé altivo como siempre. –Detrás de usted Señor Stewart. –Yo volteo con el celular en mi mano y la fijo. –Buenos días, señor Stewart. –Ella baja su celular y estira la otra mano–. Mi nombre es Emily Wilson, es un placer. Esa mujer era aquella torpe que hace días se había tropezado conmigo en la oficina… algo me olía mal y creo que nada definitivamente en este viaje saldría bien.
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