29. MORTON.
Centros de investigación biotecnológicos.
El doctor Morton apresura el paso aún fastidiado por la interrupción de su sueño, entra a la sala y se ve rodeado de extraños cuerpos apilados en montones. En ese momento comprende el motivo de tal hermetismo.
El trabajo que le aguarda es una labor exhaustiva, no es el mejor calificado, sin embargo, a exigencia del Cdp tiene reunido a su mejor equipo, esperándolo. Lo único que sabe es que cuentan con escaso tiempo para realizar todas las evaluaciones necesarias, antes de que un ente superior interfiera en su trabajo.
Así es que controlando su emoción y escepticismo piensa que lo mejor es comenzar.
—Traigan un ejemplar —ordena.
Estudia la anatomía de uno de los cuerpos, los resultados son alarmantes, salvo algunas visibles diferencias como el tono de piel, la estatura, en su interior son semejantes a ellos, pero eso no es todo, el sujeto número cinco presenta una fisionomía sumamente extraordinaria, posee sorprendentemente glándulas mamarias y un órgano reproductivo. Para todo el equipo y para él mismo, esa información parece sacada de la mente de algún enfermo.
No tiene lógica.
Es alarmante, como un gran ruido en su cabeza en todos sus años de estudio, en sus años de experiencia jamás ha imaginado encontrarse con especímenes como esos.
Morton tiene muchas preguntas que responder.
—Doctor, me informan que un cardinal está en camino, que se hará cargo de los cuerpos —le informa uno de sus ayudantes.
Norton piensa hacer algo al respecto, aún le queda mucho que indagar, tiene que convencer a quien esté a cargo de que le dieran más tiempo, y con suerte podría mantener en buen estado un gran porcentaje de los cuerpos.
El cardinal en cuestión ha llegado.
—Es usted, Balack.
Morton, al ver que se trata del cardinal Balack, agradece por dentro. A Balack lo conoce y le parece un sujeto agradable, ya que en varias ocasiones han trabajado juntos, y sabe que es un tipo que no hace ostentación de su alto cargo.
El doctor Morton se apresura. Le enseña el sujeto número cinco. Hace todo lo que es posible para convencerlo de atrasar la cremación de los cuerpos.
—¿Qué son? —pregunta Balack, sorprendido al ver los extraños cadáveres. Mira con detenimiento la figura desnutrida, de baja estatura dentro del conservador.
—Son lo que aparentan ser —asegura Morton.
Todos los cuerpos apilados tienen piel bronceada, el pelo y los ojos oscuros. La mayoría llega a un tamaño inferior al del hombre promedio.
Balack le mira un tanto escéptico, pero no existe otra explicación. Sin embargo, Morton tiene aún muchas preguntas sin respuestas, y ahora también él.
—Son sin duda un misterio —comenta Balack fijándose detenidamente en cada uno de ellos.
—Mi querido amigo me temo que algunos de mis camaradas y el Cdp intentarán borrarlos de la faz de la tierra.
Los ojos de Balack, como los de Morton se fijan en la silueta que sobresale del resto.
Las curvaturas, su prominente busto, las curvas en las caderas. La fisionomía de la hembra es nueva para ellos. No es extraño que sientan interés por ella.
—¿Cuántas hembras?
—En buen estado quedan cinco.
—Bien. Me reuniré con el Cdp y me encargaré de todo. Mientras tanto haz lo que debas para aprovechar estos ejemplares. Y otra cosa Morton; cierra la boca.
Morton suelta una risa.
Para mantener los cuerpos los introducen en cámaras que tenían destinados para el estudio de vegetaciones.
—¿Aún los puede reanimar?
—La mayoría sufre descomposición acelerada, yo diría que menos de un treinta por ciento de los ejemplares.
—Entonces le sugiero que no pierda tiempo.