LA REUNIÓN
—Geraldine le sonrió a Katy, aparentemente ajena a la tensión en la habitación. —¡Hola! Debes ser la novia increíble que salvó a mi Bill—.
Katy logró esbozar una débil sonrisa. —Sí, soy yo.—
La emoción de Geraldine era palpable mientras continuaba: —¡No puedo creer que finalmente pueda conocerte! Bill me ha contado mucho sobre ti—.
Bill intervino, su voz suave. —Katy, quería sorprenderte. Geraldine acaba de llegar a la ciudad hoy y pensé que sería una maravillosa oportunidad para que ustedes dos se conocieran—.
Katy asintió, todavía sintiendo una mezcla de emociones. Miró la comida en la mano de Geraldine. —Yo... te compré esto, Katy.—
Los ojos de Geraldine se iluminaron y dio un mordisco, con las mejillas ligeramente sonrojadas. —Mmm, esto es realmente bueno. Gracias, hermana—.
La incomodidad de Katy se estaba volviendo más difícil de ocultar. Se aclaró la garganta, intentando recuperar el control de la situación. —En realidad, Bill, tengo algo importante que discutir contigo—.
Los ojos de Geraldine se abrieron y rápidamente tragó su comida. —Oh, perdón por interrumpir. Entonces estaré en mi habitación—. Miró a Bill con un brillo travieso en sus ojos. —No tardes demasiado, Bill.—
Cuando Geraldine salió de la habitación, Katy finalmente tuvo la oportunidad de decir lo que pensaba. —Bill, hoy regresé del hospital con noticias increíbles. El médico me dijo que mi lobo está mostrando signos de despertar y que las cicatrices de mi cuerpo pueden tratarse. Estaba muy feliz y quería compartir este momento. contigo.—
Los ojos de Bill se abrieron con sorpresa y deleite. —Katy, ¡es una noticia increíble! Estoy muy feliz por ti—.
La sonrisa de Katy regresó, su corazón se calentó ante su genuina reacción. —Gracias, Bill. Pensé que tal vez... tenías otra propuesta planeada para mí. Y esta vez, creo que estoy lista para decir que sí—.
El rostro de Bill se iluminó y se acercó, tomando ambas manos entre las suyas. —Katy, no puedo expresar lo mucho que eso significa para mí. He estado esperando este momento—.
El corazón de Katy se hinchó, sus preocupaciones anteriores momentáneamente quedaron a un lado. Ella se inclinó y sus labios se encontraron en un dulce y tranquilizador beso.
Mientras se alejaban, Bill la miró profundamente a los ojos. —Lamento si la sorpresa con Geraldine me quitó este momento. Debería haberme comunicado mejor—.
Katy suspiró, sus dedos entrelazados con los de él. —Lo admito, me sorprendió. Pero la familia es importante y lo entiendo. Asegurémonos de seguir comunicándonos, ¿de acuerdo?—
Bill asintió con la cabeza, con los ojos llenos de gratitud. —Absolutamente. Y prometo compensarte—.
Katy sonrió, sintiendo que el peso de su inquietud inicial comenzaba a aliviarse. —Ahora, ¿qué tal si disfrutamos el resto del día juntos, solo nosotros dos?—
Bill sonrió y le rodeó la cintura con el brazo. —Eso suena perfecto.—
Mientras caminaban hacia su propio final feliz, Katy no pudo evitar sentirse agradecida por las sorpresas, los desafíos y las alegrías que la vida seguía disparándole. Y mientras miraba hacia la puerta cerrada de Geraldine, se dio cuenta de que tal vez, sólo tal vez, estaban a punto de formar un nuevo tipo de vínculo, uno que eventualmente podría cerrar la brecha que sentían entre ellos.
Mientras el sol de la tarde arrojaba un cálido resplandor a través de las ventanas, Katy y Bill pasaron el resto del día juntos, deleitándose con el nuevo entendimiento entre ellos. Compartieron historias, risas y sueños, sintiendo que la conexión entre ellos se profundizaba con cada momento que pasaba.
Más tarde esa noche, después de una acogedora cena que prepararon juntos, Katy se encontró sola en la sala, perdida en sus pensamientos. Los acontecimientos del día habían sido abrumadores y, aunque estaba contenta de haber conocido a Geraldine, no podía quitarse de encima la inquietud que se había apoderado de su corazón.
Bill entró en la habitación con expresión suave y preocupada. Caminó hacia Katy y se sentó a su lado en el sofá. —Oye—, dijo suavemente, —me doy cuenta de que todavía hay algo que te molesta—.
Katy suspiró, apoyando su cabeza en su hombro. —Es solo... Geraldine. Sé que ella es tu hermana y quiero apoyarte, pero hay una tensión extraña que no puedo ignorar—.
Bill la rodeó con su brazo y la acercó más. —Entiendo cómo podrías sentirte. Geraldine y yo tenemos una larga historia, y me doy cuenta de que su repentina aparición podría haberte tomado por sorpresa—.
Katy asintió, sus dedos trazando patrones en su regazo. —No es que no quiera conocerla. Sólo me preocupa que de alguna manera se interponga entre nosotros—.
Bill levantó la barbilla, mirándola a los ojos. —Katy, nada ni nadie puede interponerse entre nosotros. Hemos enfrentado desafíos antes y nos hemos hecho más fuertes juntos gracias a ellos. Geraldine es mi familia y tú eres el amor de mi vida. Creo que con el tiempo , ustedes dos encontrarán puntos en común—.
Katy ofreció una pequeña sonrisa, su corazón se calentó ante sus palabras. —Tienes razón. Sólo necesito ser paciente y tener la mente abierta. Quiero que esto funcione—.
La sonrisa de Bill coincidió con la de ella mientras le daba un suave beso en la frente. —Ese es el espíritu. Y ya sabes, Geraldine realmente tiene un corazón de oro. Es un poco impulsiva y enérgica, pero una vez que la conoces, es posible que descubras que tienen más en común de lo que piensas—.
Katy se rió suavemente. —Bueno, ella parecía disfrutar la comida que compré—.
Bill también se rió, sus dedos jugando con un mechón de cabello de Katy. —Eso es un comienzo. Y no lo olvides, ya le gustas. Te llamó cuñada—.
Katy sacudió la cabeza divertida. —Aún no puedo creer que haya dicho eso—.
Bill sonrió, sus ojos llenos de afecto. —Creo que simplemente está entusiasmada por tener una hermana mayor en su vida. Ha pasado por muchas cosas y estoy seguro de que agradecería tu guía—.
El corazón de Katy se ablandó mientras miraba a Bill. —Supongo que debería darle una oportunidad. Y prometo que no dejaré que ningún malentendido se interponga entre nosotros—.
Bill se inclinó y capturó sus labios en un dulce beso. —Sabía que podía contar contigo. Lo afrontaremos todo juntos, como siempre lo hacemos—.
Mientras compartían otro tierno momento, Katy sintió una renovada sensación de seguridad. La vida estaba llena de sorpresas, tanto alegres como desafiantes, pero con Bill a su lado, sabía que podrían sortear cualquier giro que el destino les deparara. Y mientras miraba hacia el futuro, se aferró a la creencia de que su amor era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier obstáculo.