Ámbar Por la mañana, me levanto y la verdad es que me siento cansada. No había podido dormir en toda la noche, y lo que Asher me había dicho... ¿qué diablos había hecho yo ebria? Definitivamente, el beber no es lo mío. Cuando salgo de la ducha, me dirijo hacia el vestidor; ni siquiera había puesto atención a todos los vestidos que aquí se encontraban. Los días han pasado demasiado rápido, pero ahora que los veo, mis ojos casi se salen. Son hermosos. Sonrío con tristeza al pensar que el día que me marche de la mansión será el final, y lo que más me duele son mis niños, porque ni siquiera podré volver a verlos. Sacudo mi cabeza, sacando esos pensamientos, y tomo un vestido blanco. La verdad es que me encanta; tiene una abertura en el muslo derecho y se pega perfectamente a mi cuerpo. Cuand

