Ámbar Cuando salí de la casa de los Rossi, pensé que me sentiría mal por todo lo que había pasado, pero, por el contrario, creo que estaba poniendo en orden mis ideas. No lo sé, ya no le doy tantas vueltas al asunto. Me voy a casar, daré el apellido Clark a esos pequeños y seré una madre sustituta por el resto de mi vida. De Asher simplemente, el día que se aburra de estar casado, nos divorciamos y hacemos como si jamás hubiera pasado. O al menos, esa era mi decisión. Mi teléfono empieza a sonar y salgo de mis pensamientos cuando veo que se se trata de Esteban. Volteo los ojos con fastidio; este hombre jamás me dejará en paz. —¿Ahora qué es lo que sucede? Él suelta una risita burlona y yo solo suspiro. —¿Por qué no estás en la mansión? Ya deberías estar ahí, se está haciendo tarde y

