Asher Estaba en mi oficina intentando concentrarme en el trabajo, pero realmente no lo lograba. No sacaba de mi cabeza lo que mi padre me había dicho. Aunque él piense que no recordaba esa pequeña, tengo ciertas imágenes en mi mente que más parecen sueños. Pero jamás pensé que esa pequeña fuera Ámbar y, mucho menos, que fuera la heredera de una organización tan grande. Y lo que más me preocupa es por quién está encabezada. Salgo de mis pensamientos cuando escucho el teléfono. Veo la pantalla de quién se trata y vuelvo los ojos con fastidio; había olvidado la reunión que había pactado, así que de inmediato contesto. —Hola. —Necesitas venir a la mansión Rossi, tienes un problema muy grande. —Sí, Esteban, yo estoy muy bien. También me da gusto saludarte. Buenas tardes. Escucho cómo bufa

