Capítulo 35. Estos documentos los encontró papá
El doctor Milagro y Adaia junto a Martin se encargaron de instalar a los bebés en una de las habitaciones más seguras, la misma que ocupaba Adaia desde que llegó a la mansión. Sir Artur, mientras tanto, se mantenía a cierta distancia, intentando procesar todo lo que estaba sucediendo.
Sir Artur no podía evitar sentirse intrigado por la conexión que sentía con los pequeños, los dos niños que tenían sus mismos rasgos y la hermosa bebé, con su enorme parecido a Adaia, era una pequeña réplica de su madre y de la madre de ella.
Esa noche, después de acostar a los bebés, Adaia se reunió con Sir Artur en la sala principal. La tensión entre ellos era palpable, pero ambos sabían que debían trabajar juntos para asegurar el futuro de su familia, ade
