~Capítulo 6~La niña.

2787 Words
°Narra Stella Baroni° ~Minutos antes del encuentro total...~ —Esto no puede ser, definitivamente él me reconoció. —refunfuño para mí misma mientras voy reconociendo el lugar por donde vine en un principio y me dirijo hacia el cuarto de descanso. Tomo asiento y tiro un resoplido, tratando de calmar mis nervios. —¡¡Ay...!! ¡No puede ser posible...! —me encojo cubriendo mi rostro con enorme lamento debido al bochornoso momento que acabo de pasar. —Stella... —la voz de Betania me hace erguir mi espalda con mis sentidos en alerta y la observo. —¡Si! —Debes prepararte para el último espectáculo, sabes que harás la entrada de la sorpresa final ¿cierto? —No... no me lo dijiste. —me muestro confundida. —Si, le mencioné a Laura que te avisara. —me declara, y ruedo los ojos, apretando mis labios. Esto era lo que me faltaba, Laura, es una de mis compañeras que me tiene más riña de todas, y obviamente el no decirme nada, lo hizo apropósito. «¡Diablos! ¿Ahora me tengo que quedar más tiempo.? ¿Qué hago?» pienso dentro de mi angustiosa. No puedo volver a encontrarme con ese tipo. —Betania, lo lamento ¿No crees que pueda encargarse alguien más? Sabes, me surgió una emergencia y debo regresar de inmediato a casa. —Stella —ella exaltada toma de mi mano. —por favor, no he preparado nada más, me confié con que tú lo harías. —Pero... —Por favor, Stella será rápido, solo queda media hora y nuestra parte acaba. —me implora con su expresión y no me queda otra, que acceder. —Está bien. —exclamo resignada y ella me envuelve en su abrazo. —Lo sabía eres muy genial. -tiro un bufido y ella me llena de besos en la mejilla. —gracias, querida. Después de darme algunas pautas apresuradamente, Betania se retira y yo me agilizo en arreglarme un poco para retomar el show. *** Llevo bailando por 10 minutos junto a las demás y tomo un descanso a un lado para acomodarme mis zapatos de ballet. «Únicamente 15 minutos más y termina esto Stella» me animo por mis adentros. Cuando de repente me petrifico, al sentir unas potentes manos en mi cintura, acompañada de una gruesa y sexy vos, susurrándome al oído. —"Quiero conocer lo más profundo y hermoso de tu ser, aquello más profundo que la belleza de tus curvas y movimientos." «¡¿Es un pervertido?!» Me alejo de inmediato con la ira invadiéndome. No puede ser posible que llevo una mala noche y ahora un pervertido me acosa sin temor. Me giro a verlo con mi expresión desagradable y le digo. —¿Usted con qué derecho me viene a tocar...? —hago notar mi mala gana y antes de que pueda detallar su rostro por completo, el lugar se oscurece. Me quedo de pie por unos segundos y previamente de reaccionar, una mano alrededor de mi muñeca me jala apegándome a su cuerpo. —Con el derecho, de que yo toco aquello que se me antoja... —me dicta con su voz baja y seductora, escarapelándome todo el cuerpo debido a su cálido aliento. «Es el mismo tipo, de hace unos segundos» lo concluyo por su voz. Por alguna razón, su pecho duro es agradable y su aroma de perfume caro es increíblemente gratificante. "Stella reacciona..."mi subconsciente me despierta de la extraña sensación que me acaba de invadir. —¡Usted es un completo pervertido! —gruño empujándolo. Entonces ante las voces inmediatas de mis compañeras en medio de la oscuridad, me percato que debo retomar mi posición. Visualizo en el suelo la marca predestinada, que previamente siempre ponemos para los shows cuando tenemos que apagar las luces. Son dos cintas fluorescentes en forma de "X" que brillan cuando las luces se apagan. De ese modo, no me pierdo y sé donde exactamente el reflector se encenderá para comenzar con la sorpresa. —Chicas, prepárense... —escucho el susurro de una y estiro mis extremidades preparándome. En puntillas y estilizando con elegancia la figura de mi pose estática, espero al reflector. "¡Bam!" las luces de colores se encienden y comienzo a bailar como lo mejor que puedo hacer. Esta vez bailo "Ben c***s - So Cold", una canción lenta con melodía espectacular que hace explotar mi sensualidad. Giros, saltos, movimientos seductores, aberturas en el suelo y estiramientos de mis extremidades realizando figuras hermosas por los aires. Me pierdo a mi misma en lo excepcional. «Esto siempre me pone de buen humor.» Sigo con lo mío, cuando de repente un abrazo me detiene por detrás y comienza a manosearme. Por la impresión comienzo por forcejear, pero el desgraciado es más fuerte que yo, siento la conmoción de todos y observo las miradas serias de los hombres y las miradas aterrorizadas de mis amigas. De pronto en un solo golpe la canción se detiene, dejando al lugar entre bajos murmullos. —¡Déjala! —el grito de dos voces distintas me hace sobresaltar y detenerme de mi lucha. Entonces alzando mi mirar mientras que mis temores se hacen relucir mediante mis lágrimas por el susto, veo a penas dos siluetas en frente que al pasar las luces de colores sobre ellos, persuado que tienen armas. «¿Qué está pasando? ¡Esto es peligroso!» Mi cuerpo se tensa y siento como el brazo de la persona que me sostiene apunta también hacia ellos con una pistola. «¡Una pistola!» Mis nervios van en aumento, no pensé sentir un arma de nuevo en tan poco tiempo. Las lágrimas incrementan sin poder controlarme. Sentir este tipo de sentimiento de nuevo me hace dar cuenta de lo frágil y débil que soy, ante el mundo real. «¿Cómo es que llegué hasta aquí?» —Stella... quédate tranquila. —menciona una voz conocida y las luces se encienden por completo detallando a todos a mi alrededor. —Enzo... —menciono su nombre y apreto mis labios, pidiendo ayuda descontroladamente con mis ojos. Y él parece preocuparse más. Sin querer, luego dirijo mi vista al chico de al lado y mi corazón se acelera, aún más, al reconocer quién es. Es él... jamás olvidaría ese rostro que guardo con anhelo desde que lo conocí. «Benjamín...» lo miro a ojos bien abiertos con diversas emociones encontradas, en tanto él me mira con solo confusión. ***************************** •Narra Benjamín Dovstolsky• Me siento completamente desconcertado al escuchar su nombre. ¿De verdad es la misma Stella que conocí? ¿O es solo una coincidencia de características? Enzo y yo nos miramos, creo que escuchó lo que pensé en altavoz, pero en este momento no es tiempo de preguntar nada, así que, nos concentramos en la chica que está en peligro. —Anthony ¿Qué estás haciendo en la casa de alguien más? —le pregunto muy serio, aunque en realidad prácticamente es una amenaza —es mejor que te comportes y dejes en paz a esa chica. —Que aburridos que son... simplemente quiero divertirme con esta dulzura. —dice el imbécil con humor y comienza a acariciar su rostro con la pistola. —escuché que te llamaron Stella, ¿Eres cercana a Enzo? —con su mano aprieta su mandíbula cuestionándole y en un solo movimiento le quita el antifaz, dejando al descubierto su rostro. «Es la niña...» me quedo sin aliento al confirmar mis sospechas al 100%. «Cómo es posible que ella ahora...» —Anthony, juro que no estoy de humor para aguantar tus estupideces. —grita entre dientes Enzo. —¿Lo conoces verdad dulzura? —Anthony, le susurra al oído mientras ella tiembla notoriamente. —Es mi última advertencia —Enzo se ve demasiado recio al respecto y esto me desorienta aún más. «¿Qué coincidencia es está? ¿Ellos como se conocen?» Para acabar esta situación, desde el balcón de arriba en dónde se encuentra la segunda mano de mi padre, "Vladimir" le hago una señal permitiéndole el acceso al comando de los hombres de mi Mansión. Esta es mi casa y ningún imbécil, hará algún tipo de disturbio. —Obedece nuestras advertencia s Anthony, no estás en tus tierras. —me muestro frío. —¡Carajo! Que bajo sentido del humor. ¿Cierto dulzura? —él sobrepasa su lengua por la mejilla de Stella. E inmediatamente un disparo resuena en todo el salón. Me giro a observar a Enzo y se encuentra completamente iracundo, él acababa de dar un disparo al techo y ahora todos los invitados alrededor, contienen también sus armas en la mano. «Esto no puede llegar a más, si no será una masacre» —Enzo... ¿Estás loco? —le grito, pero él no dice nada, solo tiene esa mirada asesina que suelo conocer, impregnada en el osado. El salón se queda en un eterno mutismo, y de nuevo comienza el bullicio por mis hombres que aparecen detrás de Anthony. —Hey... es hora de que se calmen todos... —Henry alza la voz levanto sus brazos, pero todos siguen a la defensiva. —Basta Anthony. —engruesa su voz volviéndose sombrío. Anthony dándose cuenta de él, y sabiendo muy bien de lo que le sucederá si no se detiene, mostrando una sonrisa malévola y burlona exclama de repente. —Vaya... esta estúpida parece que se desmayó. Estaba concentrado en el resto de personajes, que no nos habíamos dado cuenta, o al menos yo, de que la niña se había desvanecido. El imbécil ni bien la deja caer, mis hombres lo sostienen por detrás para evitar de que siga con su desfachatez. —¡Fue una encantadora noche! —vocifera con orgullo yéndose escoltado por mis guardias. —Nos vemos mis majestades. «Asqueroso bastardo.» pienso con desagrado mientras se va. Al preciso instante regreso mi mirar a la niña en el suelo, y ella se encuentra completamente de un color blanco pálido. Por lo tanto a punto de dar mis pasos hacia ella. —¡Stella! —Enzo se me adelanta y corre hacia su dirección, tratando de hacerla reaccionar . Me quedo con mi rostro fruncido observando la escena, y me envuelvo en miles de preguntas que aprietan a mi cabeza, por lo que no puedo entender lo que está sucediendo. —A ver Señores, creo que la fiesta ha llegado a su fin. —anuncia Vladimir. —¡Benjamín! ¡Una habitación!—el grito de Enzo que ya mantiene a la niña entre sus brazos me hace despertar de mi raciocinio. —Vladimir... —me dirijo a él y comprende mi mandato por mi expresión. —Por aquí, Señor Berlusconi —él avanza y Enzo va detrás de él. Reluzco un chasquido mientras observo a todos comenzando a retirarse y Henry junto con Piero se acercan a mí. —Perdón, Benjamín no pensé que sucedería esto.—se excusa Henry. —Tú lo sabías, solo que eres un idiota en considerar que ellos se portarían bien delante de nosotros. —le respondo con mala gana y dejándolo con la palabra en la boca, me voy. —Primo... —replica Piero con pena, pero lo ignoro. Sé que él no tiene la culpa, sin embargo, me siento demasiado enojado como para proseguir con una conversación. *** Han pasado unos minutos y decido ir a la habitación que llevaron a Stella. Le pregunté a mi mayordomo y él me indicó que la llevaron al cuarto Vip de las visitas. Camino a paso lento y visualizo que la puerta está entre abierta. Me asomo y me quedo anonadado al ver a Enzo sentado al lado de la niña acariciando su rostro y su cabello. «¿Qué tienen entre ellos?» De repente, estoy por interrumpirlo, sin embargo, una llamada de su celular toma prioridad. —¡No puede ser! —Enzo reniega entre sí, caminando en un Vaivén en la habitación— no permitas que nadie se mueva, voy de inmediato. «¿Algo pasó?» Retrocedo unos pasos, porque lo escucho aproximarse y al abrir la puerta se petrifica al verme. —Benjamín. ¿Cuándo tiempo estás aquí? —Acabo de llegar.—miento y siento que se relaja— ¿Paso algo? —Sí, por ello, debo irme, por favor, hazte cargo de Stella, vendré por la mañana no dejes que se vaya. —Espera... —le manifiesto observando su espalda, en tanto se va. —Te la encargo, por favor... —remueve sus manos sin preocupación. Trago saliva y me siento nervioso, hasta el momento, tengo más incógnitas que respuestas. Ingreso a la habitación, y observo al lado de ella un paño húmedo. «¿Enzo le estuvo cuidando la fiebre?» me sorprendo ante ello, nunca pensé que él fuera tan dedicado cuando se trata de una mujer. «¿Tanto cambió en pocos años?» Aquel acto aunque no parezca, me ha dejado perplejo, pues Enzo no es una persona que se preocupe de los demás, quiero decir, si alguien se daña a su lado, pasa de frente por qué su egoísmo es incomparable. Ni siquiera ha tenido ese tipo de comportamiento con las mujeres con quiénes salía. Una vez incluso una de "sus novias" cuando cursabamos la secundaria, se cayó mientras caminaba con él, y él siguió su camino expresándole que dejara de ser torpe, ni siquiera se atrevió a levantarla y claro, yo si tuve que quedarme pasos atrás para poder brindarle una mano. Exacto, de esa clase de persona es de la que estamos hablando. ¿Entonces por qué está vez actuó diferente? «Niña... ¿Cómo conociste a alguien como mi primo? ¿Y como terminaste haciendo estas cosas?» ********************** °Narra Stella Baroni° El olor a alcohol medicinal, penetra mi olfato. Comienzo a abrir los ojos y en la silla de al lado a unos centímetros de distancia, está él. «Benjamín» Se encuentra recostado en el asiento a brazos cruzados, durmiendo. «No puede ser, parece ser que me desmayé» pienso tapándome la boca. Por lo tanto, con mis desasosiego paulatinamente observo a mi alrededor mientras me alzo tomando asiento sobre la cama, y me doy cuenta de que me encuentro en una habitación de lujo que nunca imaginaría ver en mi vida. Observo la mesa de noche y visualizo que hay un paño con agua. De enseguida toco mi frente y tengo un poco de fiebre. Significa que me han estado cuidando la calentura. «¿Él hizo esto?» «No lo puedo asimilar...» Pensando con emoción me sonrojo. No puedo creer que el destino puede ser tan misterioso para ponerlo de nuevo en mi camino. «Otra vez, me salvó» Me le quedó observando y admiro que no ha cambiado mucho. Su cabello castaño sedoso brilla como si recién hubiera salido de la ducha. Sus párpados, sus pestañas, su nariz y sus labios medianos de color rosa natural, me deja casi babeando. «Es demasiado apuesto» Ahora se ve más como un hombre decente en traje y corbata, ya no parece un delincuente adolescente. «¿Qué sucedió contigo Benjamín?» Él se volvió el hombre misterioso de mis sueños. Por qué fue el único que me confortó cuando necesitaba de alguien, y aunque era un desconocido, considero que me marcó de por vida por aquella experiencia fuera de lo habitual que afrontamos juntos. Pensé que regresaría por sus pertenencias, pero no sucedió, en realidad nunca logré saber de él y obviamente tampoco lo encontré, porque en la dirección que decía en du documento, me dijeron que no existía ningún tipo con ese nombre. Alzo mi rostro y observo un cabello mío en su pecho. Seguro al cargarme se le quedó. Me inclino un poco acercándome a él controlando mi equilibrio y trato de sostenerlo, pero de repente sus ojos celestes contemplandome me dejan estática. Ambos nos quedamos viendo fijamente y mi cuerpo por los nervios comienza a tambalear, cayendo inesperadamente sobre él, no obstante, Benjamín es más rápido que yo, y me sostiene de mis hombros. «Gracias al cielo!» grito dentro de mí, porque si hubiese caído, mi rostro se hubiera ido de frente a su estómago o incluso a su... parte inferior haciéndole dar un dolor que seguramente sería intenso. —Eso estuvo cerca —murmura aliviado con su potente voz y retomando mi mirada hacia sus ojos, me sonrojo debido a la vergüenza de mi acto, entonces sin esperarmelo Benjamín con toda su fuerza me arrastra, apegándome a su cuerpo para no caerme. Su rostro con el mío, están demasiado cerca ahora, y mi corazón está enloqueciendo por la sonrisa pícara que acaba de delinear. —Niña... ¿Estás tan feliz por volver a verme?

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