¿Te cuento? El cielo se pintaba con unos tonos cálidos al atardecer, ¿qué te digo? Alexandra, que anda en esa búsqueda de quién es, estaba ahí en pleno jaleo de la ciudad. Sus pinceles hacían su chamba en el lienzo, plasmando todas esas emociones que le revoloteaban por el alma. Y, mira tú, las luces de la ciudad empezaban a titilar, y algo en el aire daba a entender que se venía algo grande. Por otro lado, Daniel, el empresario que carga con un pasado que lo sigue como una sombra, estaba caminando por la misma calle. Caminaba con decisión, pero sus ojos, güey, escondían un misterio profundo. Y pues, la casualidad se puso a conspirar para juntarlos en un encuentro totalmente de sopetón. ¡Boom! Fue un toque de miradas que desató una conexión instantánea. Alexandra, con su melena al viento

