Capítulo 1
Marzo del 2005
Liam Davis
Tenía 7 años cuando me mude a Jacksonville una ciudad del condado de Jackson, Oregón. Tenía una población de 2.884.
Era una pequeña ciudad, la mayoría de los habitantes se conocían, me aterraba llegar a un lugar nuevo. No era un niño muy sociable pero debido al trabajo de mi madre nos tuvimos que mudar, solo éramos ella, mi hermano de 2 años y yo.
Papá murió hace un año por un accidente de auto, un conductor ebrio lo arrollo por un acantilado. Creo que desde ese momento empecé a entender porque mamá lloraba cada noche cuando dormíamos ian y yo, solía escuchar sus sollozos a mitad de la noche. Varias veces me levantaba y caminaba de hurtadillas a verla con la foto de papá envuelta en sus brazos con la cara bañada en lágrimas.
Cuando le pregunte una mañana antes de ir al colegio porque lloraba respondió que le dolía la pansa, no entendía a los adultos ¿podían llorar porque les dolía la panza? Esa misma mañana le pregunta a mi maestra si los adultos lloraban cuando les dolía la panza a lo que ella respondió que si el dolor era muy fuerte podíamos llorar de dolor.
Así pasaron varias noches hasta que un día dejo de llorar, reemplazo las lágrimas por el alcohol. Pensé que tal vez eso aliviaría su dolor de panza, la inocencia de un niño antes los actos de sus padres le parecen los más sinceros y lógicos ya que ellos son los adultos, en ese momento no sabía que se convertiría en algo más que un dolor de panza.
Abril del 2005
Había pasado un mes después de la mudanza, no tenía amigos en el colegio, nadie se quería acercar al niño nuevo sin papá, era como si fuera una clase de monstruo todos huían de mí.
Las jornadas de trabajo de mamá eran cada vez más largas, solo llegaba a casa en las noches para desearnos buenas noches y acostarnos a dormir, cuando estaba muy feliz nos leía un cuánto para dormir a Ian y a mí, cuando llegaba triste solo nos daba un beso en la frente y nos ordenaba que nos durmiéramos. Era difícil contarle que no tenía amigos en el colegio y que me podía triste que huyeran de mí cuando intentaba hablar con alguno de ellos.
Un martes lluvioso llegó una niña nueva, era como un ángel con piel de porcelana, sus ojos ámbar como la miel, cabellos amarillos como el sol, tenía unas pequeñas pecas que la hacían ver como una muñeca. Era como ver el inicio de la primavera, me tenía hipnotizado con solo admirar su belleza, no había muchos asientos vacíos en el salón así que decidió sentarse a mi lado.
Todos querían ser sus amigos, era extraño ya que cuando yo llegue nadie quería ser el mío, no solía hablar con ella, rose hasta su nombre era hermoso, era como una rosa delicada y bella.
La admiraba a la distancia, sonreía con frecuencia, era como si todo el tiempo estuviera feliz. En los recesos siempre estaba rodeada de muchos niños que buscaban su atención, le ponían flores y cartas en su mesa todos los días, me sentía intimidado de solo articular una palabra con ella.
Algunas veces la pillaba mirándome de una manera extraña, a pesar de que compartíamos mesa no hablábamos de nada en particular, era invisible para ella.
La solía dibujar en cada receso, era como si fuera mi pasatiempo, tenía muchos hábitos, cuando no entendía algo arrugaba su pequeña nariz, cuando se enojaba fruncía el ceño, cuando estaba nerviosa mordía sus uñas y cuando mentía jugaba con sus manos, pasaba horas detallando todo lo que hacía. Creo que la llegue a conocer mejor de lo que ella se conocía.
Mayo del 2005
Estaba comiendo solo en un banco, viendo como los otros niños jugaban a las escondidas.
Sentí que alguien se había sentado a mi lado, pero era tan tímido que no solía mirar a las personas a la cara, solía a lavanda, lo sabía por las flores que la abuela le gustaba usar para hacer su pasatiempo favorito, velas aromáticas.
- ¿qué miras? – la dulce voz de rose hablándome por primera vez me dejo sin aliento - ¿Por qué no te unes a jugar con nosotros? – miraba la hierba del piso sin responder a ninguna de sus curiosas preguntas – ¿eres de esas personas que hablan por señas? Tenía un amigo así en mi otra escuela, Luke era muy inteligente me enseño como hablar por señas también – estaba evitando estar muy cerca de ella, pero al parecer era curiosa
Estaba indeciso en hablarle o no, una parte de mi quería contarle muchas cosas, pero la otra parte estaba aterrada de hablarle, ella seguía parloteando de su amigo Luke sin importarle que no le respondiera ninguna de sus preguntas o que la mirara mientras hablaba, estaba como absorta en su propio mundo, llegue a pensar que hasta incluso podría estar loca, parecía un loco no paraba de parlotear.
Cuando reuní el suficiente valor para hablarle me vi intimidado por Austin, un niño de un año mayor que nosotros que estaba en otro grado de la primaria en el salón vecino al nuestro.
- Rosé si hablas con ese rarito te comerán los zombis cuando duermas – fruncí el ceño con la cabeza baja – mi mamá dice que su papá se murió – las risas de los otros niños me entristecieron – ¡su papá es un zombi! Tienes que alejarte rápido o vendrán por ti
Pensé que tal vez ella huiría de mi al escuchar que mi papá era un zombi, pero el calor de su mano con la mía me sorprendió.
- Eres un tonto Austin, su papá es un ángel en el cielo no un zombi – creo que esa fue la primera vez en la que me atreví a verle la cara – tranquilo tu papá está en el cielo no es un zombi, ellos son unos tontos – me quedé hipnotizado ante su sonrisa y amabilidad no me esperaba que ella fuera tan dulce
Luego de eso se fue con unas niñas que querían jugar a las muñecas.
Días después intente hablarle.
Había hecho un dibujo para ella, la estaba esperando en la salida del colegio impaciente por darle mi regalo, su madre una señora que estaba en un lujoso auto la esperaba al igual que yo.
Cuando la vi salir con otras niñas me acerqué para hablarle, se dio cuenta de mi presencia. Se acercó a mi dándome un abrazo que me dejo tieso, pensaba envolver los brazos en su cuerpo y disfrutar de su aroma florar, pero antes de poder corresponderle su madre la aparto de mis brazos.
- ¿estás loca rose? Aléjate de ese niño, quien sabe qué clase de enseñanzas le dará la alcohólica de su madre – entendía que decía la madre de rose al decir que mi madre era alcohólica, pero tal vez era algo malo ya que no dejo que rose se me acercara
Esa fue la última vez que la única persona que consideraba una amiga se acercó a mí.
Diciembre del 2010
Liam a los 12 años
5 años después una navidad estaba caminando con mi mamá y mi hermano por las frías calles de Jacksonville, ya casi era la víspera de navidad. Teníamos un lindo árbol en el techo del auto que decoraríamos para que santa Claus nos dejará algunos regalos.
Ya tenía edad para saber que santa era mamá, a la tía miranda se le escapó un día que se emborrachó con mamá.
- ¿quieren hacer galletas para santa Claus? – Ian era un niño eufórico, tenía mucha energía era amable y tenía muchos amigos, más de los que algún día imagine tener yo
- ¡Quiero galletas de chocolate! – Ian saltaba por la acera pisando los charcos que habían dejado la nieve derretida
Me acerque a mirar en una vidriera los nuevos balones de fútbol que tenían.
- ¿Quieres uno para navidad Liam? – asentí eufórico, le mostraría a Landon y a Daniel mi nuevo balón - ¿quieres que entremos para que lo elijas? – me encogí de hombros restándole importancia
Supongo que para mamá fue un sí, Ian corría por los distintos pasillos mientras yo miraba las camisetas y alguno que otro balón que pudiera llamar mi atención
Estaba por agarrar uno hasta que alguien choco contra mi espalda. Me voltee para ayudar a la persona que se había tropezado ya que varias de sus cosas estaban esparcidas por el piso.
Sus ojos ámbar captaron toda mi atención.
- Lo siento, estaba distraída – recogió todas sus cosas y se fue sin mirarme una sola vez
Estaba igual de bella que siempre, aun olía a lavanda, su cabello estaba más largo que la última vez que la vi. Aún seguía atrayendo la atención de las personas por su bella inocente.
Elegí el primer balón que vi y fue a donde mi mamá para que pagara por él.
Esa misma noche dibuje cada parte de su cara, resaltando el brillo de sus ojos y esas pequeñas pecas que tanto la destacaban.
Marzo del 2013
El sol pegaba directo en mi cara, sentía el sudor correr por toda mi espalda, estaba empatado con el equipo rival. Solo nos quedaban 20 minutos para finalizar el juego, estaba ideando la manera de anotar sin que me bloquearan el paso.
Marcus era el líder del equipo rival, era un poco más delgado que yo, pero era veloz, muy veloz. Si quería anotar lo tenía que esquivar lo más que pudiera.
Landon me paso la pelota bloqueando a varios de nuestros contrincantes para que pudiera anotar, estaba tan cerca del arco listo para patear la pelota y anotar un gol.
- ¡Tú puedes Marcus! – ese grito de ánimo hacia el líder del otro equipo me dejó estático
Era rose, la busque por las gradas hasta dar con ella, llevaba la camisa con el número de Marcus y una pancarta que decía “tú eres mi número 1”. Sin darme cuenta el otro equipo me había robado la pelota y había anotado el gol ganador.
Mis compañeros se acercaron a mí reprendiéndome por haber dejado que me quitarán la pelota.
Apenas anunciaron el final del partido corrí a las gradas en busca de rosé.
Estaba por llegar a ella, pero el abrazo que compartía con Marcus y los gritos de alegría de los demás al darle el “sí” a la propuesta de ser novios.
Ese mismo año decidí alejarme de ella.
Abril del 2019
Tenía dos años sin ver a mi madre, me mude de Jacksonville apenas inicie la universidad. Faltaba un mes para los exámenes y me pareció buena idea despejar mi mente de las clases y de todo lo que me frustraba con respecto a la universidad.
En dos días sería el cumpleaños de mamá y tres días después el de Ian, solo me quedaría una semana, luego volvería a retomar mis clases.
La vida nocturna en Jacksonville era casi nula, los pocos bares que había no eran frecuentados por los habitantes.
Ian estaba hablando sobre una niña de su instituto a la que le pediría ser novios.
Revisaba mis r************* viendo como varios de mis amigos estaban en la fiesta de Eleonor mi ex novia, después de terminar nuestra relación preferimos quedar como amigos ya que nuestro círculo social era el mismo, éramos lo suficiente maduros para tratarnos con respeto y entablar una conversación sin que se sintiera incómoda la situación.
- ¿me estas escuchando? – aparte la vista del teléfono mirando a Ian que estaba impaciente por mi atención
- Sí – negó sin creer lo que le decía
- Vienes después de dos años y ni siquiera escuchas lo que digo – voltee los ojos ignorando su comportamiento infantil
- Si lo hago, solo me distraje por un momento – bufo continuando con su parloteo
Mire un bar abierto en la otra calle, me vendría bien una cerveza, le iba a decir a Ian que, si quería ir por algo de tomar, pero estaba embobado viendo a una chica de cabello cobrizo en la otra calle.
- Ya vuelvo – no me dio tiempo a reaccionar cuando ya me había dejado solo
Cruce la calle entrando a aquel bar, había pocas personas lo cual me gustaba, podría beber tranquilo. Me senté en la barra pidiendo al chico detrás de la barra una cerveza.
Pasaron unos 30 minutos en los que bebía distraído con las r************* , me levanté para ir directo al baño, una pareja estaba discutiendo al final del pasillo, decidí que lo mejor era ignorar la situación ya que las peleas no eran lo mío.
Ingrese a un cubículo vaciando mi vejiga, lave mis manos antes de salir e ir directo a la barra a pagar las bebidas, ya había tenido suficiente por hoy.
El alboroto al final del pasillo seguía, me dio curiosidad ver quiénes eran los que tanto discutían, una cabellera rubia llamo mi atención, me acerqué solo un poco para detallar mejor de quien se trataba y justo cuando el hombre estaba por golpearla la reconocí.
Apresure el paso deteniendo la mano de aquel hombre que estaba por golpear la cara de rose.
- ¡Aléjate imbécil! – coloque a rose detrás de mi evitando que aquel bastardo la tocara
- Llamaré a la policía si la vuelves a tocar – sonrió con sarcasmo antes de impactar un golpe en mi mandíbula dejándome desorientado
- No te metas en lo que no te importa – me pase la mano por la cara quitando el rastro de sangre de la comisura de mis labios
Impacte un derechazo en su nariz antes de que volviera a arremeter contra mí, estaba por impactarle otro hasta que se interpusieran entre ambos para separarnos.
- Liam ¿estás bien? – asentí ante la pregunta de Ian
Me voltee a ver a rose en los brazos de la chica de cabello cobrizo.
- ¿estás bien? – sus ojos estaban aguados y unas marcas en sus muñecas demostraban que mi pregunta fue algo estúpida
- Me quiero ir de aquí – la chica de cabello cobrizo la ayudo a salir de aquel bar junto a Ian
Camine detrás de ellos ignorando las miradas acusadoras y curiosas de los presentes, cancele lo que había consumido y fui en busca de mi hermano, su amiga y rose.
- Te dije que te alejaras de ese tipo rose – estaban frente a un auto descapotable camine hacia ellos escuchando lo que decían
- No sabía que iba a reaccionar así por ponerme una falda – su voz estaba quebrada, su cuerpo temblaba, estaba asustada.
Me paré detrás de Ian sin hacerme notar.
- Rose no tienes que aceptar que te golpeé todo el…- apenas se percataron de mi presencia callaron – Liam…- Ian estaba nervioso, estaba ocultando algo – es mejor que volvamos a casa – fruncí el ceño tratando de buscar la respuesta a sus nervios
- Rose…- ella me miraba sin decir nada, era como si por primera vez en mucho tiempo se diera cuenta de mi existencia – ¿estás bien? – se volteo hacia la chica de cabello cobrizo susurrando en su oído
- ¿Eres el niño zombi? - fruncí el ceño ante la pregunta de aquella chica
- ¿el niño zombi? – Ian se adelantó ante mi misma duda
- Cuando tu hermano estudiaba con rose le decían niño zombi- me pareció divertido acordarme de aquella época
- ¿Por qué te decían así? – Ian me miraba asombrado como si fuera un secreto antes nunca contado
- Era el raro del salón – las palabras de rose atrajeron mi atención – quiero decir… no hablaban con nadie en el colegio se la pasaba solo y en la sombra – no sabía que ella me prestara atención en esa época
- Pero eres sociable y tienes muchos amigos ¿Por qué eras así en ese tiempo? – mi pequeño hermano no comprendía de lo que sus amigas estaban hablando
- Creo que las personas de este pueblo no apreciaron tanta belleza – la risa de la chica de cabello cobrizo era contagiosa, tanto que me hizo reír a mí también
- Soy Liz – me tendió la mano mirando mis ojos, estreche mi mano con la de ella en forma de saludo
- Liam – asintió como si fuera obvio, detallándola bien tenía cierto parecido con rose
- Ian solo habla de ti, créeme ya siento que te conozco – mire a Ian son una sonrisa, no sabía que el hablara tanto de mí y menos con la chica que le gusta
- Lamento que yo no haya oído de ti, pero es un placer conocerte – asintió tomando el brazo de rose
- Lamento que nuestra charla sea corta, pero tenemos que volver a casa, mi tía se preocupara si no llegamos a cenar – Ian se acercó dándole un abrazo a cada una
Me despedí de ellas con un asentimiento de cabeza, no era de dar abrazos a las personas que acababa de conocer, aunque a la única que realmente acababa de conocer era a Liz.
Apenas se subieron al auto aceleraron dejando una estela de polvo detrás de ellas.
- No sabía que habías estudiado con rosé – empecé a caminar rumbo a casa con Ian
- No sabía que la conocías – era raro ver a mi hermano después de dos años, estaba más alto que cuando me fui de Jacksonville, estaba casi de mi misma altura
- Es prima de Liz- ya tenía la respuesta a su parecido
- ¿Desde cuándo conoces a Liz? – a pesar de llevarnos 5 años Ian era muy maduro para su edad, podías hablar de cualquier tema con él y no te aburrirás
- Creo que, desde hace 3 años, la conocí cuando ya estabas presentando solicitudes a la universidad – era raro nunca haberla visto antes, era un pueblo pequeño no había mucha población, y su color de cabello podría destacar a donde fuera
- Nunca me topé con ella en la calle, me sorprende que estuviera viviendo cerca de nosotros y nunca me haya fijado en ella – las lámparas alumbraban el oscuro camino hacia mi antigua casa
- Estabas muy ocupado en tu mundo para darte cuenta de lo que sucedía a tu alrededor – su tono tosco fue el final de nuestra charla nocturna ante de que entrara a la casa y me dejara solo en la puerta
Y desde ese momento surgieron muchas dudas en mi cabeza ¿a qué se refería con que estaba en mi mundo para ignorar todo a mi alrededor? Esa noche mi sueño fue sustituido por el retumbar de sus frías palabras.