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Amor Inalcanzable

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Blurb

Leandro es un joven universitario a punto de terminar sus estudios, que por mucho tiempo ha estado en busca de conocer a alguien y en medio de una bella coincidencia conocerá a Diana, pero el corazón de ambos entrara en disputa por el tiempo y los rezagos del pasado que pondrán a prueba su naciente amor y el deseo de estar juntos en los momentos y etapas más difíciles de sus vidas.

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Coincidir
La jornada académica comienza muy temprano en la universidad, apenas el sol matutino comenzaba a brillar para acompañar a los pocos estudiantes que llegasen temprano a clase, Leandro había dejado su pesada maleta en su casillero y solo había sacado lo necesario para la primera clase del día, aun los pasillos permanecían vacíos y no había señal alguna de la llegada de sus compañeros o si quiera de su profesor, el sol de la mañana aun no apaciguaba el frio de la madrugada, y sin más opción Leandro decide esperar dentro del salón de clase, revisaba su celular sin realmente tener interés en hacerlo, faltaban aun unos cuantos minutos para que la clase comenzara, sus compañeros de curso comienzan a llegar pausadamente entre saludos y charlas, pero Leandro se muestra distraído, para el  tan solo es un día más en la universidad. Su estado de ánimo era distraído y despreocupado, y no era para más, había estado pensando mucho en como este se sentía en sus relaciones, pues el ultimo desaire romántico lo había dejado frustrado, pues a sus 22 años había pasado bastante tiempo sin una pareja o si quiera una cita en la que no se involucrara temas de la universidad, pues era difícil coincidir en tiempo con las muchachas que le llamasen la atención, y sentía que la compañía de sus padres Rafael y Blanca, o de su grupo de amigos no se era suficiente para un corazón que sentía se había apagado en la rutina diaria. Pasaron las horas y todo corría dentro de la normalidad académica, más sin embargo de vez en cuando Leandro gozaba de darse un momento para tomar un café, y comúnmente tener la suerte de saludar algún viejo amigo de la carrera o algún conocido de la facultad que pasase por el lugar, y ese día no fue la excepción, su compañero de carrera David, lo saluda con amabilidad mientras sigue su camino apresurado y entra a un salón de clase, pero no es el paso afanado de David lo que llama la atención de Leandro, noto una silueta femenina a través de los vitrales de la cafetería, la siguió con la mirada, sentía que no era alguien a quien haya visto antes, pudo notar que llevaba el cabello suelto, era n***o, adornado por un gorro color carmesí que solo cubría parte de su cabeza y que de manera sencilla vestía una chaqueta denim y jeans que combinaban pero no pudo detallar su rostro, ella siguió por el pasillo con pasos apresurados, tan solo detenía su andar para alzar la vista y revisar el número de los salones, “quizá estará buscando un salón” pensó Leandro mientras seguía mirando, la joven llego hasta el salón donde David había también entrado segundos antes, mostrándose ansiosa reviso con detenimiento la identificación del salón de clases y sin titubear dentro en él. De vuelta en si Leandro se percata de la hora, pero sin apresurarse se dirige de nuevo a su salón de clase; —será mejor volver a la clase, no falta mucho para que acabe— pensó en voz alta, mientras le daba un último trago a su café y se levantaba de la mesa. —¿Por qué será que no me sorprende….?— una voz femenina le contesto, sorprendido pero con notable familiaridad Leandro contesta.  —la clase es siempre lo mismo, y tenía ganas de un café— ah Luna no le sorprende la respuesta y sonríe mientras abraza a Leandro; Luna era estudiante de otra facultad, pero se habían hecho muy buenos amigos desde que en primer año habían perdido ambos la misma materia básica. —ahora sí, debo irme— explico Leandro con tono despreocupado. —¿almorzamos juntos? — pregunto Luna con cariño. Pero Leandro solo asintió con la cabeza y se marchó, no sin antes mirar con curiosidad, pero sin detenerse, el salón donde aquella joven había entrado. Había quedado pensando en aquella joven, “no es alguien que haya visto antes, pero entro a la clase de David, no puede ser nueva… a menos que se equivocara…” pensó Leandro mientras reía para sí mismo. Paso el tiempo de las clases matutinas, y como había sido pactado Leandro se reunió con Luna para almorzar fuera de la universidad, ambos tenían predilección por escoger siempre platillos distintos, y como era costumbre apostarían luego por ganar el postre del otro en alguna boba pregunta que se les ocurriría, pero Luna noto algo extraño ese día. — tu pasta esta triste— le dijo, — desde esta mañana te note cansado, ¿ha pasado algo que no sepa?— pregunto Luna, Leandro dejo sus cubiertos en la mesa y contesto. —mi pasta no está triste, el triste he sido yo…, Salí con una muchacha el fin de semana, pero no sé, no me sentí bien, pero tampoco es culpa de ella, sé que es bonita pero solo hablamos de la universidad, y paso mucho tiempo en ella como para que los fines de semana ese sea el tema de conversación— —que mal Andru— respondió luna comprensiva con lo que su amigo le contaba,— deberás tener paciencia y pensar si quieres verla de nuevo, lo importante es que te sientas bien, y que las cosas se den de forma natural— aclaro. —sí, debo pensar sobre eso— contesto Leandro, y continuo —esta mañana vi entrar en la facultad una chica que no había visto antes, me pareció muy linda— —¿Cómo linda? — —jajaja no lo sé…, bonita, solo pude notar su cabello largo, pero me quedé como hipnotizado — dijo Leandro coqueteando un poco con Luna. —pues no te quedes congelado la próxima vez, y al menos averigua su nombre…— le reprocho su amiga burlándose. —jajaja, eso intentare, pero creo saber quien puede solucionar esa pregunta, la vi entrar en el mismo curso de David, quizá el sepa algo—, ambos amigos asintieron y continuaron con si comida. De regreso a la facultad ambos amigos se despiden con cariño y toman caminos separados, volviendo a la plaza de la facultad Leandro se encuentra con su grupo de compañeros, entre ellos David y Manuel, quienes charlan y ríen, Leandro solo toma asiento y distrae su atención en revisar sus mensajes de texto, distraído por el recuerdo de esa mañana, dirige su curiosidad hacia David y le pregunta. — oye, esta mañana entro a tu salón después de ti una muchacha que traía un gorro, no la había visto antes, ¿sabes algo de ella? — — Si, yo también la note, no recuerdo su nombre, pero creo que no es de por aquí, tiene un acento al hablar, podría ser de intercambio— Contesto David algo confundido. Leandro desistió de su curiosidad por el momento y el grupo de amigos se dirigió al salón de prácticas donde pasarían el resto de la tarde. Caía la noche, pero esto no era un motivo de preocupación para Leandro, casi nunca tenía prisa por regresar a casa, en ella sabían ya que el siempre llega tarde y muchas veces solo para descansar, el aprovechaba el tiempo repasando las lecciones del día, o tan solo dejaba pasar el tiempo hasta que sintiera que ya debía irse, se dirigía hacia los casilleros para ya tomar sus pertenencias pero a tan solo un paso de girar por el pasillo, se encontró de golpe con una joven que algo afanada recién bajaba la escalera, era la misma muchacha que había visto llegar en la mañana, la reconoció por su gorro carmesí. —disculpa¡— rápidamente dijo ella al notar la sorpresa de Leandro, pero el no reacciono, por un segundo su mirada se quedó estática en el rostro de la joven, su piel clara entraba en una correcta sinfonía con su cabello n***o, sus labios tenían un tierno tono rosado y sus ojos marrón en ese momento tenían un peculiar brillo; ella solo levanto la vista para denotar con quien se había encontrado, pero no espero a su respuesta y siguió en su camino. —no te preocupes— dijo Leandro en voz baja, reincorporando su mirada, la joven logro escuchar la respuesta y volteo su mirada hacia Leandro, para detallar por un segundo la persona con la que se había topado en su camino, Leandro ese día no había arreglado su cabello pero esto no se notaba a simple vista, no era tan alto como otros muchachos pero, sobresalía en comparación a sus compañeros; la joven sonrió y siguió caminando, el reacciono al fin, y se dirigió hacia su casillero, caminaba pensativo con una pequeña sonrisa que había provocado la belleza de la muchacha, “es muy linda” pensó. Leandro tomo sus cosas y se marchó hacia su casa, en el camino su mente se ocupo en retratar el rostro de la muchacha, mientras pensaba que era curioso que no pudiera dejar de pensar en lo sucedido esa noche, ya entrando en su hogar saludo a su madre quien lo esperaba preocupada, su padre ya se hallaba dormido, tan solo compartió una breve conversación con su madre y se dirigió a su habitación para al fin intentar descansar, no sin antes saludar por texto a su mejor amiga Angela, ella no estudiaba en la misma universidad, pero se habían conocido por internet y encontrado en varias ocasiones en la ciudad, ella nunca había sido un interés amoroso para él, más sin embargo sentida un cariño gigantesco por ella, en ocasiones había sido ella un mano amiga y se conocían perfectamente, espero a su respuesta pero el sueño lo venció y se quedó dormido. El día siguiente no era tan normal como los otros, no había clase temprano en la mañana, y Leandro podría dormir un poco más de lo usual, luego de contestarle a Angela y desearle un buen día, bajo a saludar a su padre Rafael, mientras Blanca preparaba el desayuno; —¿Cómo les fue ayer en el hospital? — pregunto a sus padres. — igual que siempre, los exámenes salen bien pero me siento cansado, aun no concluyen que tengo— respondió Rafael algo exhausto. Leandro se mostró preocupado pero no discutió más sobre el tema, tomo su desayuno y se preparo para ir hacia la universidad, llegando a la facultad sus compañeros ya se hallaban reunidos en la plaza del edificio, tras saludarlos a todo tomo asiento en las escalas de la plaza, mientras charlaba, David llego por la espalda y saludo tocando su hombro con fraternidad, pero el no llego solo, para sorpresa de Leandro la joven que se había quedado en su pensamiento, lo acompañaba, Leandro curiosamente sintió un escalofrió. —muchachos, ella es Diana— dijo David dirigiéndose a todos los reunidos, — hola¡ a todos— dijo ella dirigiendo su mirada a Leandro, quien aún sentía un escalofrió que poco a poco se convirtió en nerviosismo.  —Hola— dijo con tono nervioso. Pero su respuesta se confundió en medio de los saludos de sus compañeros, David menciono los nombres de cada uno de los presentes, pero al mencionar a Leandro, Diana sonrió. —Yo ya te había visto anoche— dijo Diana con amabilidad. El confirmo lo que ella le decía asintiendo con la cabeza, pero la atención de la joven se disipo en medio de la conversación de todos, aunque con nerviosismo Leandro dejaba escapar un poco la mirada hacia Diana, ella notaba dicha complicidad y también empezó a sentirse nerviosa, pero sin mediar mas palabras el grupo se dirigió al salón de clase junto con él, y ella se despidió con agrado de todos, sin embargo su mirada conectaba por un segundo con la de Leandro. En el trascurso de la clase fueron muy pocos los momentos en los que Leandro presto atención, y como tal toda la tarde se mostró distraído, era curioso como la imagen de diana se había quedado en su mente retratada, “ella también se había fijado en mi ayer” pensaba por la reacción de ella al reconocerlo ese día, pero su pensamiento quizá era algo apresurado, aunque la mirada de ella se quedara en la suya, no podía dejar de pensar en cómo podría saber más de ella. Llegada ya la noche muchos de sus compañeros se retiraron a sus casas, pero el, como era costumbre se había quedado un tiempo más en el edificio, solo la biblioteca seguía abierta y los guardas de seguridad vigilaban la zona en medio de risas y conversaciones pintorescas, debido al frio presente de la noche que caía, se dirigió a la biblioteca donde varias personas aun trabajaban en sus deberes académicos en silencio, busco un lugar para sentarse, pero noto algo inusual en la mesa que había escogido, se agacho para recoger un gorro de lana de color carmesí, en un primer instante ojeo a su alrededor pero no noto en los presentes quien pudiese ser su dueño, sin pensar aun que el mismo gorro lo había visto el día anterior. Sin mayor preocupación decidido dejarlo sobre la mesa y se dispuso a repasar los apuntes que en la tarde había hecho incompletos, paso el tiempo y el cansancio se hizo mas evidente pese a haber dormido bien la noche anterior, Leandro tomo sus cosas y dudando un poco tomo el gorro también amarrándolo sobre su maleta y se dirigió hacia su casillero para recoger el resto de sus pertenencias, pensó que ya era pertinente volver para su casa. Al bajar las escaleras se dio cuenta que en las mesas de la cafetería estaría quien, a pesar de solo verle en 3 ocasiones no podía despejar de su mente, Diana se encontraba tomando una bebida aromática se sentía en ese momento estresada y la bebida ayudaría a calmarla, el vio en ese preciso momento la oportunidad de acercarse, aunque los nervios empezaron a sentirse en su espalda, pero ella ya había notado su presencia y un poco ansiosa pero sin titubear le saludo antes de que este se acercara. —Hola¡ …Leandro, ¿sí?— le dijo con curiosidad. — jejeje sí, soy yo, ¿Diana cierto?— contesto el fingiendo ingenuidad, su nombre en ningún momento había entrado en duda desde que lo escucho por primera vez. —¿Cómo te fue en la clase?, ese profesor se ve que es complicado…—continuo ella preguntando. — la clase estuvo bien, todos piensan eso al ver al doctor Sánchez, pero es un buen profesor— contesto Leandro olvidando un poco los nervios que aun sentía, y pregunto. —oye, ¿tú eres nueva en la universidad?— —nueva… la verdad no, he venido de intercambio, pero hasta esta semana pude asistir pues no había podido viajar, debo adelantarme y hablar con los profesores— contesto ella con resignación, —y ¿tu?— — ¿yo?, no, ya he estado mucho tiempo aquí, ya casi soy propiedad de la facultad— respondió el con tono bromista; ella noto el sarcasmo en sus palabras y rio disimuladamente mientras el esperaba su reacción, y sintió un alivio cuando ella sonrió, lo invito a sentarse en la mesa, y de esta forma ambos empezaron a charlar más cómodamente, poco a poco los nervios o la ansiedad no estuvieron presentes en ninguno de los dos. Paso el tiempo pero este no había sido sentido por los dos jóvenes que charlaban, pero en un breve vistazo a su celular Diana noto que se le había hecho tarde pues vivía en las residencias de la universidad y debía llegar antes de las 8 de la noche, se levantó apresurada pidiendo disculpas, él se ofreció a acompañarla hasta salir de la universidad, pero ella no quiso aceptar pues debía caminar muy rápido, al despedirse de Leandro, ella noto con sorpresa que en su maleta estaba el gorro que llevaba el día anterior, cuya perdida había provocado el estrés que la llevo a buscar un momento de tranquilidad en la cafetería. —¡Oye¡, ¿Dónde lo encontraste?— exclamo Diana, señalando he intentado tomar su gorro de la maleta de Leandro, —lo encontré en la biblioteca, ¿es tuyo?— dijo el mientras la ayudaba a desenredar el gorro de las correas de su maleta,  — ¡si¡, ya lo había dado por perdido, es muy valioso para mí— dijo ella con un tono triste, tomo su gorro y lo guardo con apuro en su bolso, —perdóname, enserio te lo agradezco mucho, pero debo irme rápido— dijo ella acomodando su bolso, mientras empezaba a caminar fuera de la cafetería, Leandro sintió un poco el vacío de la fría despedida, pero ella se detuvo en la puerta. —te veo mañana ¿sí?— —por supuesto— respondió Leandro. Sintió en el corazón la sonrisa sincera de Diana, sabia que era absurdo pensar más allá de lo bien que se sintió charlando con ella, pero una vez más, todo el camino a casa no dejo de pensar en lo que había acabado de pasar, la sonrisa y su mirada no se borrarían de su memoria, debo tener sonrisa de idiota” pensó cuando se dio cuenta la mirada confusa de la señora que estaba sentada en frente suyo, se sintió avergonzado y trato de cambiar su expresión. Sin embargo llego a su hogar un poco mas temprano de lo normal, Blanca había alistado apenas la cena en un recipiente aparte, y Rafael apenas se estaba alistando para descansar, luego de cenar y conversar con su madre, acompaño a su padre un momento, ese día se había sentido un poco mejor, la tranquilidad en ocasiones se trasmite a través de la compañía, era algo que comprendía bien, y se acostó al lado de su padre hasta que este quedo dormido, sin hacer ruido su madre entro a la habitación también para descansar, luego de abrazarla Leandro se dirigió a su habitación, reviso su celular, quiso escribirle a Angela sobre lo que había sucedido ese día, y luego de una amable conversación le propuso almorzar al día siguiente, ella dudo un poco pero le confirmo el encuentro, hacia ya bastante tiempo que no veía a su mejor amiga, pues ella también pasaba por momentos difíciles en su relación, y la comunicación se había limitado hace un tiempo; cuando Leandro se despidió de Angela, se quedo pensando sobre la cama, en la conversación con Diana, aun le parecía curioso que alguien que solo había visto pasar, había quedado en su pensamiento, y en cierta forma la tranquilidad que le había inspirado el conocerla, y la ansiedad de saber que al día siguiente era probable volver a verle, debido no solo al momento que pudieron compartir si no a la casualidad de haber encontrado su gorro y que este por suerte fuera muy valioso para ella, sentía que lo que había pasado no eran situaciones aisladas, pues las casualidades que le habrían hecho coincidir esa primera noche en la vida de Diana, eran solo el inicio de la historia de Leandro.

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