Capítulo 3.

3281 Words
▪️3.-SHUAN-YAN YANG. Un día antes, en algún lugar de China…. —Quisiera saber… si.. ¿Si te gustaría salir conmigo?— preguntó una mujer mientras apretaba sus ojos con fuerza, se sentía muy nerviosa, pero motivada. Shuan-yan miró a la mujer que estaba delante de él, y se sintió un poco irritado, pues no era la primera vez que algo así le pasaba, de echo, había rechazado a muchas mujeres durante el último mes, y justo ahora una de las gerentes de la empresa se le declaraba como si fuera una colegiala, lo cual no era ético, ni profesional. –No… ahora, por favor vuelve a tu trabajo— respondió el frío hombre y continuó trabajando, la mujer se sintió devastada, creyó que al CEO le gustaba, pues hacía unos días atrás él le había traído un chocolate, era bien sabido que Shuan-yan no hacía regalos a nadie, por eso tuvo una idea errónea. —Si no te gusto, ¿Por qué hace unos días me regalaste un chocolate?— preguntó la mujer a punto de llorar desconsoladamente, se había emocionado y le contó casi a todo el departamento de relaciones públicas que pronto sería la novia de Shuan-yan, ahora, con que cara miraría a todos, casi podía escuchar a sus compañeros burlarse de ella. Shuan hizo memoria y lo recordó, “¿Por un chocolate? “, pensó que eso era algo realmente ridículo. —Le compré ese chocolate, a una abuela que estaba vendiendo afuera del edificio, no lo quería aceptar, pero la anciana insistió, así que lo tomé, no me gustan las cosas dulces, se lo ofrecí al guardia de seguridad que está en recepción, pero a él tampoco le gusta el dulce, después, en el elevador te vi a ti, te lo di y tu lo tomaste, lamento si eso te confundió, no era mi intención. La mujer dejó salir unas lágrimas, por que se sintió muy tonta, y por qué Shuan-Yan era muy malo, salió muy rápido de aquella oficina, y entendió por qué al CEO, le habían puesto el apodo de Mr. Cold. Shuan-yan solo hizo una mueca y regresó a su trabajo, no valía la pena perder el tiempo con tales situaciones, quería dejar todo listo para su viaje a Corea. —Cualquier cosa llámame– le dijo Shuan-Yan a la vicepresidenta de Lingshe S, la señora He Xing. —No sé preocupe señor, tendré todo bajo control—afirmó la mujer. Shuan-Yan sabía que He Xing era una mujer realmente competente, así que podía viajar tranquilo. …………. —Te traje unos bocadillos para el viaje— dijo Nelli Xiao con una sonrisa en su rostro. Nelli era la madrastra de Shuan-yan, había algo en Nelli que lo hacía sentir extraño, lo hacía sentir… cómodo. Durante sus primeros ocho años de vida nunca tuvo una madre y se sintió muy solo, estuvo lejos de su padre por un tiempo, así que creció sin una familia, a pesar de que sus abuelos lo cuidaban bien, no era lo mismo, y cuando Nelli llegó se sintió protegido, él a veces sentía como si ella fuese su madre de verdad, fue algo muy confuso durante su niñez, pues en un principio odiaba a Nelly por ser tan buena con él, sentía que estaba remplazando a su fallecida madre, así que no le hablaba en absoluto, pero Nelly poco a poco se ganó su cariño. Qiang Yang siempre le hablaba de su madre, Stella Cho, siempre contaba cosas buenas de ella, de lo despistada que era y de su buen humor, de su gran corazón y de su risa tan contagiosa, Shuan-Yan tenía algunas fotos de ella que atesoraba como su vida y cada año la iba a visitar a su tumba para contarle lo que había echo, era el único día que se permitía así mismo, llorar o reír, era el único día que dejaba ver sus sentimientos. —Gracias— dijo Shuan-yan y tomó la bolsa de papel que Nelli le daba. Qiang miró a su hijo y le dio una palmada en la espalda, nunca fue muy afectuoso con él, y se arrepentía de eso, si tan solo Stella viviera, segúramente Shuan sería muy diferente, tal vez no sería tan distante. —Ten un buen viaje—dijo Qiang. Shuan-Yan solo asintió y miró a su padre, Qiang había envejecido mucho después de que Stella murió, se hundió en la depresión, y la soledad lo consumió por primera vez, pero una vez que conoció a Nelly cambió por completo, Shuan no lo odiaba por volverse a casar, pero aún quería saber, ¿Cómo había muerto en realidad su madre?. …………….. Al llegar a Corea miró al hombre que lo esperaba con un letrero que Decía ‘SHUAN-YAN YANG’, se dirigió al hombre y lo miró detenidamente, —¿Quién te mandó?— preguntó el joven con seriedad. —El señor Wong, Daniel Wong— respondió el hombre sintiéndose un poco intimidado por aquel joven de aspecto serio. —No le dije el horario de mi vuelo. —Estamos hablando de Daniel Wong, él dijo que usted no dejaría que lo llevara, así que me pidió que le trajera uno de sus autos, aquí tiene— dijo el hombre y le entregó unas llaves. Shuan-yan desconfiaba de aquel hombre, así que sacó su teléfono para confirmarlo con Daniel, su padre Qiang-yang siempre lo enseñó a ser un hombre precavido. —Si, yo mandé el auto para ti— respondió Daniel al otro lado de la línea mientras sonreía. —Bien, gracias— dijo Shuan-Yan. —Espera.. Necesito pedirte un favor, podrías venir a mi oficina, solo será un momento— dijo Daniel antes de que Shuan-yan le colgara. —Si, lo veo en un momento entonces. Shuan-yan colgó y tomó las llaves, dio las gracias y salió del aeropuerto, era algo extraño que Daniel Wong lo conociera perfectamente, pero así era Daniel, conocía a todos los que trabajaban con él. Condujo hasta Lingshe y subió al piso de presidencia, las mujeres suspiraban al verlo, era el sueño de toda mujer, tenía el rostro de un ángel, y el cuerpo perfecto, llegó con uno de los asistentes de Daniel y este le dio el pase. Al entrar a la oficina miró lo limpia que está estaba, Daniel ya era un hombre mayor, tenía el cabello con algunas canas y no tenía muchas arrugas, aún tenía un buen aspecto, tenía una piel blanca y sus manos tatuadas. Era un hombre intimidante pero a la vez impresionante, era un hombre al que Shuan-Yan respetaba mucho, hizo una reverencia al verlo y caminó hasta él. —¿Tuviste un buen viaje? — preguntó Daniel mientras se ponía de pie. —Si. —Se que no debo preguntarte por mi empresa, se que la manejas muy bien, ¿Cómo has estado?. —Bien señor. Daniel sonrió, Shuan-yan era un hombre de pocas palabras, eso le gustaba, —Tengo que pedirte algo, hoy llegará la hija de un buen amigo mío y también socio, ella es una de las accionistas de esta empresa y viene en representación de su padre, se que ya no eres guardaespaldas… pero no confío en nadie para este trabajo. Shuan-yan quería negarse, no quería hacer del papel de niñera, pero no podía decirle que no a Daniel, —¿Quiere que la cuide?. —Si, sólo en lo que está de viaje, ella puede lucir tierna y encantadora, pero créeme es más agresiva que un león, no tiene filtros y suele meterse en problemas por eso, no dejes que te intimide… puede ser un poco… demandante. Shuan solo asintió y suspiró en silencio, cuando tenía dieciocho años cuidó de Esther la hija de Daniel, pero una vez que terminó la universidad aplicó para el puesto de gerente en Lingshe S. Y con el paso de los años llegó a ser el CEO, hubo gente que se opuso a que alguien tan joven fuera el presidente de Lingshe S. En fin, su trabajo como guardaespaldas quedó en el pasado. Su padre Qiang Yang lo entrenó desde que Shuan tenía 5 años, así que sabía, artes marciales y defensa personal, sabía disparar armas y manejar espadas, durante la preparatoria ganó el primer lugar en un concurso de esgrima, sin duda era un atleta muy completo, Qiang siempre le dijo que tenía que saber defenderse por sí alguna vez lo necesitaba. —¿Y cuál es su nombre?— preguntó Shuan-Yan. —Se llama Madeleine, Madeleine Weaver… “¿Weaver?”, sintió una sensación rara en su estómago, y de pronto alguien tocó la puerta y esta se abrió, una joven delgada entró, dejando tras de sí un delicioso aroma a flores frescas, tenía una hermosa figura, se veía muy joven y vestía muy a la moda, tenía gustos caros, se podía ver por las cosas de marca que usaba, sus zapatillas eran costosas, su bolso era de diseñador, incluso su vestido, y ni hablar de sus pendientes, su cabello era largo, traía la mitad sujeto en una coleta y la otra mitad estaba suelta, tenía un flequillo y eso le daba cierta ternura a su rostro, era una joven realmente encantadora. Shuan-yan dejó de admirarla cuando escuchó su nombre, ella se giró para verlo y realmente quedó cautivado por los hermosos ojos azules que aquella joven poseía, trató de no volverse loco y sólo hizo una reverencia como presentación... ………….. Unas horas después… Shuan-Yan sonreía mientras estaba en su habitación de hotel, sin duda Madeleine sería todo un reto, era arrogante y demandante, tal y como dijo Daniel, sin duda sus padres la mimaron demasiado. Se estaba quitando el saco cuando alguien tocó a la puerta de su habitación, sabía quién era así que no se apresuró a abrirle, “Dindog……. Dindog, Dindog, Dindog “ Shuan-yan sonrió y se aclaró la garganta, fue abrir la puerta y miró a Madeleine con los brazos cruzados sobre su pecho, se veía molesta. —¿Por qué tardaste tanto?, ¿Acaso estas con alguien?— preguntó y se abrió paso para entrar a la habitación, examinó el lugar como si fuese una novia celosa y al ver que no había nadie sonrió felizmente. —Tengo hambre, llévame a comer— ordenó la mujer y salió de aquel lugar. Shuan-yan respiró hondo y fue por su saco. Unos minutos después se encontraban sentados en la mesa de un bonito restaurante, Madeleine pidió un par de platillos y Shuan-yan sólo pidió un poco de vino. —Se lo que piensas de mí, pero no soy tan mala—comentó Madeleine mientras jugaba con su vaso de agua. —Jamás dije que lo fueras y tampoco lo pensé— aclaró Shuan-Yan. —Entonces… ¿Qué impresión tienes de mí?. Shuan la miró y trató de buscar algunas palabras que no la lastimaran. —Eres descortés, pero eso es por que eres joven, eres pretenciosa y arrogante… pero creo que eso tampoco es tu culpa, también creo que eres un poco inmadura, solo creo que te hace falta valorar las cosas que tienes, es todo. Madeleine sintió que le clavaban una daga en el pecho, había escuchado a la gente llamarla mimada y esas cosas, pero nunca antes alguien se lo dijo directamente, tenía una sensación extraña. —Tal vez tienes razón, pero te equivocas en algo, yo en verdad valoro las cosas… —¿A si?, déjame adivinar, apoyas a beneficencias publicas, ¿Con eso crees que conoces el valor de las cosas?, te aseguro que no sobrevivirías ni una semana sin usar tu tarjeta de crédito. —Soy muy inteligente, puedo hacer dinero de la nada— dijo Madeleine mientras miraba a Shuan-Yan detenidamente. —Muy bien, demuéstralo— la retó Shuan-Yan. Madeleine entrecerró los ojos y apretó los labios, —Muy bien, hagamos una apuesta, si yo sobrevivo sin usar mis tarjetas de crédito y sin pedir dinero prestado durante esta semana que me quedaré, tu aceptarás salir conmigo durante un mes. —¿Y si pierdes?— preguntó Shuan sin mostrarse muy interesado, era la primera vez que se prestaba para hablar de una apuesta. —Me disculparé contigo. Shuan-yan sonrió y negó, —Tengo algo mucho mejor, si pierdes, te tatuaras la palabra pretenciosa en la nuca. Madeleine se iba a negar, pero negarse sólo quería decir que no podía hacerlo, sonrió y miró al guapo Shuan-Yan. —Acepto— dijo ella y estiró su mano hacia él, para sellar el trato, Shuan-yan estrechó su mano y sintió la suavidad de su piel. —Bueno, estaré contigo todo el tiempo, así que si necesitas dinero, adelante, podrás pedírmelo, ¿Quieres empezar desde ahora?— preguntó Shuan mientras soltaba su mano. —No, desde mañana, tienes que saber que no perderé. —¿Siempre eres tan arrogante?. —No soy arrogante, solo afirmo lo que ya se. —No puedes saber el futuro. Madeleine estaba por responder cuando el mesero llegó con su comida, acomodó todo y le sirvió un poco más de vino a Shuan-Yan. A Madeleine le brillaban los ojos mientras miraba su comida, empezó a comer y también empezó a hablar. —Yo tenía cinco años cuando mi papá me llevó a su taller y era, ¡Enorme!... Shuan la miraba con atención, Madeleine hablaba de cosas que él no entendía ni un poco, y de algún modo eso le llamaba mucho la atención, también lo hacía sentirse un poco estúpido, pues aunque había terminado la universidad con notas altas, se sentía como un niño de preescolar junto a ella. —Y es que yo se lo dije, es lo que dice la ley, ¿Si la conoces, no?, que pueden medirse dándoles un valor numérico preciso, entonces cuando dos sistemas están en equilibrio térmico con un tercero, están en equilibrio entre sí… Shuan-Yan solo miraba como sus hermosos labios se movían y como sus manos se agitaban a su alrededor, en verdad parecía importante lo que decía. —Y todo estuvo mal…¿Entiendes?. Shuan-Yan salió de su hipnotismo y se aclaró la garganta, Madeleine lo miraba esperando una respuesta de él y él no tenía nada que decir y por primera vez en su vida, se sintió incómodo ante un silencio, por suerte su teléfono empezó a sonar y se puso de pie. —Discúlpame un momento voy a responder una llamada, por favor, quédate aquí— dijo Shuan antes de salir a atender su llamada. Madeleine solo hizo una mueca y regresó la vista a su comida. Shuan-Yan respiró aliviado y salió a la zona de fumadores, sacó su teléfono y respondió la llamada, `Tía Victoria’. —Querido, ¿Es verdad que estas en Corea?. —Si tía, es verdad. —Vas a pensar que soy un poco ridícula pero…. ¿Podrías traerme mascarillas faciales?. Él sonrió y asintió, —Si, por supuesto. Hablaron por teléfono un poco más y después de terminar la llamada Shuan-Yan regresó adentro, y se apresuró a ir hasta donde Madeleine al verla discutir con él gerente de aquel lugar. —¿De qué me está hablando?, ¿Acaso sabe quién soy?—preguntó la chica un poco alterada. Shuan-Yan llegó junto a ella y miró al gerente. —¿Qué ocurre?. —Lo lamento, ya se lo dije, solo la moveremos a una mesa diferente— dijo el gerente entrando en pánico al ver a la enojada joven. —Si, ¿Por qué?, ¿Por qué un maldito Millonario quiere mi mesa, eh?, yo llegué primero y no me quiero mover— dijo Madeleine y se cruzó de brazos. —Entonces, temo que deben retirarse dijo el gerente con un poco de sudor en su frente, Shuan-Yan era intimidante, pero aquella joven lo era aún más, y lo estaba mirando como si quisiera matarlo. Madeleine tomó su bolso y sacó mucho dinero, —Puedo comprar este lugar si así lo quiero, no te quieres meter conmigo, ¿Cómo te atreves a correrme?. El gerente abrió los ojos muy grandes al ver todo el dinero que esa niña traía consigo, y tragó saliva. —Voy a demandar este lugar, el artículo 28 de la ley de establecimientos mercantiles estipula que no puedes traerme mi cuenta sin que yo te la pida o obligarme a… Shuan-Yan la sujetó y le tapó la boca para hacerla callar, pues sólo estaba llamando la atención de los demás comensales. —Nos vamos, pero no te aseguro que puedas mantener tu trabajo si esta niña se queja con el dueño, que tenga buena noche— dijo Shuan-Yan mientras ponía dinero en la mesa, cargó a Madeleine sin problemas sobre su hombro y esta empezó a quejarse y a gritar eufórica. El gerente sólo miró como salían de aquel lugar y tuvo miedo, de que por ganar un dinero extra fuera despedido. —¡Bájame!, ¿Cómo te atreves a tratarme así?. Shuan-Yan bajó a Madeleine y miró su rostro sonrojado y molesto. —Solo estabas humillándote ahí dentro, te hice un favor—dijo él mientras se dirigía al auto. —Discúlpate— ordenó Madeleine. Shuan-Yan se detuvo y respiró hondo, este día tuvo que detenerse a respirar muchas veces para evitar caer en la locura. —Lo siento, ahora sube al auto. Madeleine lo siguió de mala gana y de la nada empezó a llorar. Shuan-Yan cerró los ojos y se sobó el entrecejo, volteo a verla y notó sus mejillas y su nariz enrojecidas, tenía una piel tan blanca que sus ojos se pusieron rojos de inmediato. —¿Qué ocurre?— preguntó él sintiéndose un villano. —No me terminé mi comida—respondió Madeleine entre pucheros. ……………….. Extra: 3 años antes….. Shuan-yan se apresuraba a llegar al edificio de Lingshe, tenía que tomar un taller que iba a ser impartido por el mismo Daniel Wong, había viajado desde China sólo para esto. Llegó antes de que el elevador se cerrara y cuando pensó que lo había perdido alguien lo detuvo desde adentro, las puertas del elevador se abrieron y Shuan-yan miró a un hombre bien vestido, y con muy buen porte, pero con un rostro lleno de cicatrices, trató de no verlo demasiado para no incomodarlo y sólo entró. —Gracias— Dijo Shuan-yan y se puso detrás de aquel sujeto, lo examinó rápidamente y notó que era alguien con dinero, tal vez algún socio, parecía americano, así que sin duda tenía que ser alguien de la gerencia. —¿A qué piso?—preguntó aquel hombre. —Al piso cincuenta. —¿Vienes por el nuevo puesto, no?— preguntó aquel hombre y miró a Shuan-yan de reojo. —No señor, yo vengo a un taller de aprendizaje el… —Si ya se que taller, pero no es eso, Daniel citó a los candidatos para el nuevo puesto de CEO, creo que de una de las cedes que está en China, así que… supongo que eres un candidato, eres muy joven, ¿Qué edad tienes?. —Veintidós. —Debes de ser muy listo, te daré un consejo, no adules a Daniel, no le des la razón en todo, a todo lo que diga, cuestiónalo, a Daniel no le gusta que le den la razón solo por que si, y si obtienes el cargo, me deberás una cerveza. Las puertas del elevador se abrieron y aquel hombre bajó, Shuan-Yan quería agradecerle por su consejo. —Disculpe… ¿Cuál es su nombre?— preguntó Shuan-yan antes de que las puertas se cerraran. Aquel hombre se giró para ver al chico dentro del elevador y sonrió. —Soy William Weaver. Las puertas se cerraron y Shuan-yan solo gritó. —¡Gracias!.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD