Ella respiró hondo y empezó a darle golpecitos en el pecho. "¡Baja ya! ¡A lamer!" Saltó de la cama, la agarró por las piernas y la jaló hasta el borde. Se arrodilló en el suelo, le separó las piernas y comenzó a besar suavemente sus labios hinchados. "¡No es suficiente! ¡Más! ¡Lámeme! ¡Chúpame!", gruñó ella, intentando embestir su boca. Arqueó la espalda, lo agarró del pelo y lo obligó a acercarse a ella. James obedeció sus órdenes. La lamió y chupó con fuerza desde el pliegue de su entrepierna hasta su sensible ombligo. Ese botón... Lo apretó con fuerza con los labios. ¿Su respuesta? Ella arqueó la espalda, lo miró con ojos salvajes, extendió la mano hacia su costado y agarró las sábanas, mientras otro orgasmo golpeaba todo su cuerpo. "Oooooooooooooooooo", gruñó suavemente, recostándo

