La debilidad del mafioso

Aprete entre mis manos aquel ramo de flores blancas que apenas había comprado hace unos pocos minutos, Richard y yo ni siquiera habíamos tenido el tiempo suficiente para organizar una boda decente en un gran salón y con muchos invitados, solo éramos él y yo en esta capilla. Mientras caminaba hacia el altar no podía parar de sonreír, ambos parecíamos dos románticos empedernidos jugando las cartas del amor en contra de nuestro destino. Detrás del altar había una enorme ventana decorada con hermosos cristales de diferentes colores con la imagen de uno de los personajes que los católicos rendían sus respetos, ciertamente no era una religiosa, pero de cierta forma este lugar me transmitía una paz interior que no podía explicar. Una vez llegue al lado de Richard él aparto el velo que cubría mi rostro y me sonrió, entrelazo nuestros dedos y levanto nuestras manos hasta acercarlas a sus cálidos labios, allí le dio un tierno beso a mi mano. - ¿Acepta a la señorita Alisha Palmieri como su esposa? – pronunció las palabras el padre, las palabras resonaron por un momento en todo el lugar, Richard me volvió a mirar y sonrió. - Acepto – dijo seguro. - ¿Acepta a Richard Benesco como su esposo? – me gire para ver a mi mejor amigo quien ahora estaba a punto de convertirse en mi mejor esposo. - Acepto… - mis palabras quedaron completamente opacadas por el sonido de una bala. Casi inmediatamente Richard se llevó la mano a su pecho, en cuestión de segundos toda su camisa blanca empezó a llenarse de sangre. Nuevamente escuche otro disparo y esta vez fue el padre quien cayó al suelo por una bala que atravesó directamente su cabeza. - Richard… - lo mire preocupada, poco a poco él perdió el equilibrio y tuve que abrazarlo y acercarlo a mi cuerpo para que no cayera abruptamente al suelo – Richard no te vayas por favor, no me hagas esto – lo acosté delicadamente al suelo y empecé a acariciar su cabello. - Lo siento Alisha – dijo tomando mi mejilla con la mano con la que anteriormente había tocado su pecho lleno de sangre. - No digas eso, tienes que resistir – las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas – Por favor no te vayas – aprete su mano. Escuche como abrían abruptamente la puerta de la capilla, vi la silueta de muchas personas armadas entrar al lugar, me aferre más a Richard. -Por favor no me hagas esto, quédate conmigo – aprete mis ojos con fuerza. - Es ella, mátenla – dijo uno de los hombres que entró a la capilla. Me aferre al cuerpo de Richard y mantuve los ojos cerrados con fuerza esperando a que una de sus balas me atravesara el cerebro y quedara sobre el cuerpo de mi amado. De repente escuche más disparos, pero ninguno de ellos me había dado a mí. - ¡¿Pero qué demonios?! – grito el mismo hombre de antes. Miré hacia la entrada de la capilla y vi que otros hombres entraron y les empezaron a disparar a los que antes me querían matar a mí. - Alisha – la voz de Richard sonaba muy débil -Cariño – lo miré con un poco de esperanza al escucharlo hablar de nuevo. - Vete de aquí – dijo mientras me miraba directamente a los ojos. - No pienso dejarte aquí abandonado Richard, no lo haré – dije segura. Permanecí en el mismo lugar hasta que ya no escuche ningún disparo, escuche unos pasos apresurados acercarse a mí, sentí como alguien me tomaba del hombro para intentar levantarme del suelo. - Tenemos que salir de aquí lo antes posible señorita Palmieri, hay cinco camionetas que se dirigen hacia aquí para asesinarla a usted – dijo la voz de un hombre que no conocía, pero estaba segura de que trabajan para mi familia. - ¡Déjenme aquí y váyanse ustedes! – dije sin ni siquiera dirigirle la mirada. - Lo siento, pero es mi misión sacarla de aquí – dijo ignorando por completo mi petición – Sáquenla de aquí. Dos hombres me tomaron de los brazos y me levantaron del suelo a la fuerza, a pesar de que los golpeaba a ambos hombres para que me soltaran ellos parecían no sentir nada y empezaron a arrastrarme a la puerta trasera de la capilla. - ¡Richard! – grite girando mi cabeza para verlo allí tirado en el suelo desangrándose - ¡Malditos imbéciles ayúdenlo a él! – grite con todas mis fuerzas, pero me ignoraron - ¡Richard! – lo miré de nuevo. Richard dijo algo con las pocas fuerzas que le quedaban, pero no fui capaz de escucharlo porque se volvieron a escuchar más disparos. -Por favor no haga las cosas más difíciles señorita Palmieri – dijo uno de los hombres que me sostenía del brazo. - ¡Sálvenlo a él, todavía está vivo! – dije entre lágrimas. Intente con todas mis fuerzas resistirme hasta que uno de ellos me soltó. -Iré por su novio, pero por favor suba a la camioneta – dijo el hombre y yo asentí. El otro hombre me guio a una camioneta y nos subimos a ella, mire impaciente desde la ventana de la camioneta esperando a que el otro hombre cumpliera con su promesa y regresara con Richard. -Por favor regresen – apretaba mis labios mientras seguía viendo impaciente desde la ventana. -Tenemos que irnos – el hombre que estaba del lado del conductor acelero un poco. - ¡No! ¡Todavía faltan personas! – le grite. - No podemos esperar más, moriremos todos si seguimos aquí. Lo ignoré y seguí viendo hacia la puerta trasera de la capilla, en ese momento hubo una gran explosión en toda la capilla. - ¡No! – grite horrorizada. - ¡Acelera! – dijo uno de los hombres que estaba dentro de la camioneta. El conductor empezó a acelerar para salir de este lugar, yo no paraba de ver a través de la ventana como la capilla en donde antes estaba Richard ahora estaba ardiendo en llamas, a lo lejos podía ver a algunas personas desesperadas corriendo con llamas en sus cuerpos. Junté mi cabeza entre mis piernas y empecé a llorar horrorizada por todo lo que acababa de suceder. -Llévenme a casa – dije después de unos minutos de viaje en los que no había parado de llorar, nadie me respondió nada - ¡Dije que me lleven a mi casa! – exclamé enfadada. - No puede regresar a su casa – fue lo único que respondió el conductor, fruncí el ceño y acerqué mi cuerpo hacia él. - Dije que quiero que me lleven de regreso a casa – respondí decidida. - Señorita Palmieri la casa de sus padres también fue atacada y sus padres murieron durante el tiroteo, antes de que su padre muriera él nos ordenó que la fuéramos a buscar y que la sacáramos del país inmediatamente, así que por favor no siga resistiéndose y por favor colabore con nosotros – fue lo último que dijo uno de los hombres antes de que todo el auto se quedara en completo silencio. Ni siquiera pude pronunciar una palabra, fue como si el tiempo se hubiera detenido por completo y lo único que se repetía una y otra vez en mi mente eran las palabras: «Señorita Palmieri la casa de sus padres también fue atacada y sus padres murieron durante el tiroteo» Dos camionetas más nos iban escoltando, una iba detrás de nosotros y la otra iba adelante; De repente los disparos se volvieron a hacer presentes, casi inmediatamente el hombre que iba a mi lado puso su mano detrás de mi espaldas y me obligo a que me agachara. -Cubra su cabeza – dijo el hombre y yo solo asentí. El motorista acelero más y la camioneta que iba delante de nosotros se hizo a la izquierda para abrirnos paso a nosotros para que tomáramos la delantera, desde la parte de atrás ambas camionetas que nos iban escoltando empezaron a responder al tiroteo. Pude reconocer las calles por las que íbamos pasando, era la carretera que se dirigía al aeropuerto en donde estaba el avión privado de mis papás. -Intentaremos intervenirlos, ustedes sigan y no se detengan – dijo un hombre por la radio. Levante con cuidado mi cabeza y pude ver como ambas camionetas que antes nos acompañaban frenaron abruptamente y empezaban a dispararle de frente a las camionetas que nos seguían haciendo que estas se detuvieran, una de esas camionetas perdió el control y volcó sobre el pavimento. Unos pocos minutos después llegamos al aeropuerto, todos nos bajamos rápidamente, todos los hombres que me acompañaban me rodearon a apuntaban con sus armas hacia todos lados para asegurarse de que nadie me disparara. -Suba al avión señorita – todos se quedaron en las escaleras del avión esperando a que yo subiera. - ¿No irán ustedes? – pregunte apresurada. - Nos quedaremos aquí para asegurarnos de que el avión despegue, ¡Corra señorita! – exclamo uno de los hombres, yo asentí y corrí hacia el interior del avión. Al entrar al avión me di cuenta de que habían dos hombres más quienes también estaban allí para cuidarme, me senté y me puse el cinturón de seguridad, a los pocos minutos el avión empezó a avanzar para tomar velocidad, por la ventanilla del avión vi como una camioneta se acercaba a gran velocidad, los hombres que anteriormente me estaban cuidando le empezaron a disparar a la camioneta, lograron dispararle a una de las llantas haciendo que perdiera el control la camioneta, de allí se bajaron 5 hombres quienes empezaron a dispararle inútilmente al avión, en ese momento el avión se elevó y logramos salir del aeropuerto. - ¿A dónde me llevan? – pregunté después de un largo tiempo en silencio desde que despegamos. - Tiene que salir lo antes posible de Italia, no está a salvo aquí – respondió uno de los hombres. - No pienso irme de Italia ¿A dónde se supone que iría? – Ninguno de los hombres que me escoltaban respondieron, simplemente se quedaron en silencio – Puedo ir a la casa de mis tíos, ellos me recibirán – dije segura. Uno de los hombres se levantó de su asiento y fue hacia donde estaba piloto del avión. -Llévenos a Sicilia. «Aclaración: Sicilia es el lugar en donde viven los tíos de Alisha Palmieri.»