Entendimiento profundo

1137 Words
—Carlota, eres muy especial. —Si lo sé. —Oh, lo sabes? Que bien entonces —dijo Hazard mirando con ojos de ternura, en su semblante se notaba que le gustaba mucho esta mujer. —Creo que un hombre muy obsesivo ha aparecido delante de mi —dijo Carlota refiriéndose a Neftalí. Hazard se enderezó al escuchar lo que ella dijera y preguntó. —¿Ah si, y quién es? —No lo conozco, pero dijo que podía comprarme lo que yo pidiera, incluso una isla exótica si se lo pidiera, ¿ves su arrogancia? —se rió burlona. A Hazard no le hizo gracia ese parafraseo, a su hermano Neftalí le gustaba decirlo cuando niños y deseaba competir por la atención de alguien a toda costa con él. —¡Aléjate de él, no es bueno que esté acercándose mucho a ti —dijo Hazard sin brindar más explicaciones a Carlota. —Bueno, a cualquiera le gustaría tener su propia Isla privada, solo que desde mi punto de vista, me gustaría tener la satisfacción de haberla adquirido yo misma con esfuerzo, y no que me lo regalara un hijito mimado de papá. —¿Hijo mimado? —repitió Hazard. —Si, es bueno que alguien cuide de ti y te de buenos presentes y tu hacer lo mismo por esa persona especial, pero ya esto es otro nivel, porque para empezar ese hombre no me agrada en nada. —¿Ah no? —insistió Hazard en sacarle más verdades a la mujer que en copas hablaba de mas. —¡No! —Es un extraño para mi, pero todavía se atreve a tratar de convencerme con sus riquezas que quizás ni él se los ganó, quizás su padre se lo dejó de herencia, pero el quiere comprar a una mujer como yo. —¿Una mujer como tú? —Si, una mujer como yo que soy una chica moderna con mente libre, libre de nacimiento, pero él… —Tendrá que ir a buscar a otro lado. —No sé qué es lo que se debería buscar a otro lado, porque para mi el amor no se elige, solo se siente, Carlota. —sacó a flote sus pensamientos el hombre. —¿Por que siento que lo estás defendiendo? —recriminó Carlota a Hazard. —No defiendo a nadie, solo me siento en la posición de esa persona de alguna manera. —Entonces, ¿Que propones? ¿Que debería aceptar sus cortejos y ya? —No, siempre y cuando no estes enamorada, no, pero si te enamoraras de él y él de ti, tan solo es respetar los ideales del otro y compartir, para mi el amor es compartir. —finalizó Hazard. —Está bien Hazard, respeto tu punto de vista, pero por eso mismo no quiero empezar un romance con alguien que es diferente a mi. El rostro de Hazard se oscureció, si Carlota decía que ellos eran diferentes y así lo percibía, nada se podía hacer, pensó. —“Pero gracias a Ala, ella no se refiere a mi —murmuró entre dientes. «Las mujeres son muy inestables, se dice» pensó Hazard. “Solo te amaré” pensó sonriendo, la levantó del auto y la cargó para llevarla dentro de su apartamento, mientras a lo lejos, los ojos de águila de Neftalí lo mirara con odio. Esa noche, Hazard y Carlota solo profundizaron sus pensamientos, no hubo pin pon entre los dos, aunque ganas no le faltaron a Hazard, él la dejó en su cama y la dejó descansar. Mientras él aprovechara para ir a avanzar en el trabajo, salió a su balcón a tomar unas cuantas copas de wisky, lo que fuera aprovechado por Neftalí de verlo afuera sumado en sus pensamientos, al menos por un rato Neftalí se alegró de ver que ellos no habían consumado su relación, así se volcó por el balcón y se metió en la vivienda, Neftalí tenía una obsesión enfermiza por lo que era de su hermano menor, él se metió a la habita de la hija de Hazard y le acarició la mejilla. La hija de Hazard se percató que alguien estaba en su habitación, pero no gritó, sintió el olor característico de su tío Neftalí e hizo silencio. Neftalí salió de la habitación de la niña y se coló en varias habitaciones, encontrando a Carlota dormida en la cama de Hazard. Mordió los dientes, pero no hizo mas relinche. La observó dormir por varios minutos, vió que Carlota seguía con el mismo vestido, Hazard no fue capaz de desvestirla por respeto, así que más tranquilo, el hombre salió de la habitación y se fue al despacho de su hermano, lo vio trabajar y se dijo para si. «Que fácil sería matarte aquí y ahora» pero no tuvo las agallas para hacerlo. Neftalí dió la vuelta para irse. Sabía que si se quedaba, haría lo inpensable, porque no quería pensar en eso por ahora. Se bajó por el balcón y se fue al auto que seguía a un costado de la calle al otro lado, la hija de Hazard se había levantado la cama y había descubierto su camino por el balcón, esta vez, sabía que esto no era un sueño o pesadilla, esto era real. Quería contárselo a su padre y caminó hacia su despacho. —Papá —dijo la jovencita. —¿Akaamal qué haces despierta? —ella tiene cara de estar asustada. Le dice a su padre . —El tio Neftalí irrumpió a mi habitación, le tocó las mejillas y luego salió de ahí, me levanté de la cama y quería ver que hacía, él entró en tu habitación y tardó diez minutos, le tomé el tiempo. —¿Que dices? ¿No lo habrás soñado Akaamal? —No padre. —Me puse en la oscuridad en el rincón para observar que hacía, luego que él saliera de la habitación tuya, el vino a tu despacho y te observó a ti por otros minutos mas, hizo el ademán de dispararte y luego se bajó por el mismo balcón por donde se subió, afuera tenía su auto —explicó la niña. Enseguida Hazard revisó las cámaras de seguridad, vió tan solo una sombra, la silueta de alguien entrar a su casa y salirse media hora después. Se sintió tan mal de estar tan confiado. Una vez había perdido a su esposa, esta vez no quería que algo así sucediera. Llamó a su jefe de seguridad y mostró las grabaciones, ese mismo día en la misma madrugada cambió de domicilio. No quería que su hermano Neftalí volviera a tener contacto así con su hija o con él en su residencia, en cuanto a Carlota, debía cuidarla diferente, ella era adulta y libre a como lo dijera, no podía imponerle cosas a como él quería.
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