Mi sueño eres tú, pero tú sueño no soy yo

566 Words
Solo se escuchaba el ruido de la calle y un suspiro de Juan sin decir nada más. María no pudo contener más las lágrimas y comenzó a llorar desconsoladamente. “¿Por qué ahora, Juan? Justo cuando pensé que podíamos intentarlo de nuevo…” Juan sintió un dolor agudo en su pecho al verla así, pero sabía que debía mantenerse firme. “Porque me di cuenta de que estar juntos ahora solo nos está lastimando más. No quiero que nos destruyamos en el proceso.” María se secó las lágrimas con la manga de su camiseta, tratando de recuperar la compostura. “Esto no es justo. Pensé que me querías cerca, que lucharíamos juntos. Me dejaste venir hasta aquí con falsas esperanzas.” “No eran falsas esperanzas, María. En ese momento, realmente creí que podíamos hacerlo funcionar. Pero estos meses me han mostrado que estábamos equivocados. Me he dado cuenta de que mi vida, mi rutina, todo ha cambiado. Y he encontrado cosas que había perdido de mí mismo mientras estuviste lejos,” explicó Juan, tratando de hacerla entender. María sintió una mezcla de rabia y tristeza. “¿Entonces todo este tiempo solo fue una ilusión? ¿Todo lo que sacrificamos, lo que construimos, no significa nada para ti ahora?” Juan cerró los ojos, sintiendo el peso de sus palabras. “Significa mucho, María. Pero no podemos seguir forzando algo que nos está rompiendo por dentro. Necesitamos seguir adelante, aunque duela.” “¿Y qué se supone que haga yo ahora?” preguntó María, su voz quebrada. “¿Simplemente volver a empezar, sin ti?” Juan la miró con una tristeza profunda. “Sí, María. Tienes que seguir adelante. Encontrarás tu camino, y yo encontraré el mío. Y quizás, en el futuro, podamos mirar atrás y entender por qué esto tuvo que pasar.” María se sintió derrotada, como si toda la lucha que había emprendido se hubiera desmoronado en un instante. “Nunca pensé que terminaríamos así, Juan. Nunca.” “Yo tampoco,” admitió él, su voz apenas audible. “Pero a veces, lo mejor que podemos hacer por alguien a quien amamos es dejarlo ir.” María se quedó allí, sintiendo que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Las palabras de Juan resonaban en su mente, cada una como una daga en su corazón. Sabía que él tenía razón, pero aceptar la realidad era un proceso doloroso. “¿Entonces esto es un adiós?” preguntó finalmente, con la voz temblorosa. Juan asintió, sus ojos llenos de lágrimas. “Sí, María. Esto es un adiós.” Se quedaron en silencio, ambos sintiendo el peso de lo que acababa de suceder. Sabían que sus caminos estaban destinados a separarse, aunque el amor que una vez compartieron siempre estaría presente en sus corazones. A medida que va pasando el tiempo en el que estamos dentro de una relación, hay una pequeña ilusión que va creciendo en la que el estar tan cómodo, tener los mismos gustos, estar de acuerdo en todo, tener conversaciones profundas y una conexión exacta a diferencia de con cualquier otra persona, interpretamos de manera errónea que somos el universo entero del otro, y ese, es el mayor apretón de corazón que te pueden dar cuando te das cuenta de que solo tú lo imaginaste. “Tu sueño es aquello y mi sueño eres tú.”
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD