—Sí, él se fue temprano. Me dejó dormida, no quiso despertarme. Me dejó una nota en el celular y todo está controlado, según él. Mandó una señora a encargarse de la casa y varios hombres de su confianza a vigilarla. O sea, esto parece una misión secreta.
—Aria, esto es una locura. Killian no es normal, y tú menos.
—Gracias por el cumplido —reí, aunque me dolía la espalda al hacerlo—. Pero escúchame, si Killian quiere ver a Calypso… pues no la verá. No quiero que la vea.
Hubo un silencio del otro lado de la línea, luego Theo suspiró como si estuviera explicándole física cuántica a un niño hiperactivo.
—Aria, tienes que verlo. Si no, va a sospechar que eres tú. Él no es tonto. Esa cita de mañana… es importante. Es con él y Margaret. Él cree que eres la una mentora. Si no vas, va a inves
