—Ya creo que estás loca —me respondió serio—. ¿En qué momento entraste en este mundo de sombras, mansiones, sumisiones y millonarios misteriosos? Me encogí de hombros y me acerqué a él. —En el momento en que hice la subasta, entonces, ahí él apareció. Killian… es un misterio andante. Pero por ahora, es mi escondite. Y me hace sentir viva. Theo se quedó en silencio. Me abrazó de repente, fuerte, como si necesitara asegurarse de que seguía siendo yo. —Solo prométeme que si te hace daño de verdad, me lo dirás —susurró. —Te lo prometo, perra. Pero ahora necesito que me ayudes a mantener esta fachada. —¿Qué fachada? —La de “la pobre chica secuestrada” que necesita esconderse de todo. Killian va a querer ver a Calypso… Theo se pasó las manos por la cara y suspiró. —Tienes que verlo, Ari

