+++++ Después de dormir lo suficiente, despertar en mi cama con la luz suave filtrándose por las cortinas y sentir la calidez de las sábanas envolviendo mi cuerpo, sentí que algo dentro de mí había cambiado. No era grande, no era fuerte, no era revolucionario… pero era un movimiento. Como una brisa que anuncia una tormenta. Una voz interna que susurraba que tal vez, solo tal vez, no había llegado al final. Tal vez no me había rendido. Tomo el celular. Hay varias llamadas perdidas de Barbie. Tres. Y un mensaje que solo dice: "Llámame cuando puedas. Estoy contigo." Mi pulgar titubea un segundo antes de presionar su nombre en la pantalla. —¿Aria? —contesta casi al instante, su voz suave, pero cargada de una preocupación evidente—. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —Estoy… mejor —respondo tr

