Y ella volvió a retomar su travesura…
Ronroneo, al ver su correcta sumisión. Lentamente, introduzco mi m*****o dentro de esa boca deliciosa, hasta ponerlo hasta el final. Sentí que se ahogaba, la empuje aún más profundo. Sí, me gusta ver esos ojos abiertos de deseo y a la vez de terror. Salgo lentamente para luego tocarle la mejilla. Ella relame la saliva espesa de sus labios.
La veo sin ninguna emoción en mi cara, sin ninguna sonrisa. Al parecer eso no le incomoda, al contrario le llena más de deseo, ya que sacude la cabeza asintiendo.
Poso mis manos en su cabellera, para sostenerla. Una vez más mi m*****o entró por su boca hasta la garganta. Ella apretó sus labios alrededor del grosor de mi pene. ¡Oh, sí!
Mis caderas empezaron a empujar con fuerza hacia ella. Sentí que ella no podía
