++++++++++++++++++++++++++ No sé cuánto tiempo pasó desde que mi cuerpo se deshizo bajo él como si fuera mantequilla caliente. Minutos. Horas. Tal vez una vida. Solo sé que cuando abrí los ojos, seguía ahí. Encima de mí. Dentro de mí. Sintiéndome. Y yo seguía sin poder moverme. Porque ya no era mía. Porque cada fibra de mi cuerpo ya no respondía a mis órdenes, sino a las suyas. —No te duermas todavía —murmuró, con la voz grave y ronca, como si también estuviera peleando con su propio control—. Aún no hemos terminado. Mi piel se estremeció. Una sacudida real. Como si cada palabra suya fuera una cuerda invisible que me ataba más y más fuerte. Yo no tenía voz. Solo asentí. Killian se incorporó, lentamente, y me observó con una intensidad que me dejó completamente al descubierto. —Levá

