Phyris y Hector avanzaban por la orilla del rio, riendo y hablando de su nuevo Khopesh, llegaron a la parte mas baja del rio y se sentaron donde las grandes piedras de caliza hacian sombra sobre las hojas de distintos colores y el musgo fresco, era su lugar favorito para estar con Phyris, la intimidad que daba ese espacio lo hacia acogedor y podían ser ellos mismos sin tanto protocolo por unas horas.
Se sentaron al borde del rio así mojando sus pies ahora descalzos, el agua fría, rozaban sus pies haciendo que abandonasen un poco el calor del sol mañanero.
- Es muy bonito...mi madre me conto que esta bendecido por los mismísimos dioses... - le dijo a Hector con un poco de timidez, cada vez que iban a ese lugar especial se sentía completa, tenia sentimientos que aun no había reconocido, solo sabia que cuando lo veía y estaba con el a solas una sensación de hormigueo recorría su estomago y le aplicaba a su rostro una nota de felicidad absoluta, a veces era complicado por el protocolo de el ser un Faraón y ella la hija de una sirvienta, Thomas y Ramsés se lo complicaban todavía aun mas pues no permitían casi que se reuniera con ellos tres.
Por eso siempre aprovechaban las mañanas o las tardes que podían reunirse en ese lugar, cada vez que iban añadían algo nuevo a su escondite, gracias a los arboles caídos tenían un pequeño techo de ramas y hojas grandes que los tapaba de las lluvias, habían echo pinturas de ellos en la roca, haciendo el espacio mas suyo, la anterior vez habían traído unas canastas para la fruta y las telas raídas que despojaban en el templo haciéndolo un poco mas cómodo para ambos, tenían pensado traer algunos soportes de armas para la ropa en los baños de primavera.
- Toma cógelo … con cuidado no te cortes, esta recién afilado - Hector le tendió el Khopesh para que ella lo viera con detenimiento, mientras ella lo examinaba Hector la observo fijamente, siempre la había visto hermosa pero esa mañana había visto algo especial en ella, sus mejillas estaban mas sonrosadas de lo normal y sus labios con un rojo natural que le hacian experimentar deseo de probarlos, la conocía desde pequeña, se habían criado juntos y pensaba en cada momento si cometiendo aquel acto ella se alejaría de el, tenia terror a que eso sucediera y por eso se había estado conteniendo por mucho tiempo algo en ella en este día lo había convencido de que era el momento que debía arriesgarse a conseguir su amor, o almenos comprobar lo que ella sentía realmente por el. Phyris era una joven muy hermosa, tenia el cabello n***o azabache le caía en suelto en cascada, normalmente se lo recogía en una trenza pero hoy había decidido dejarlo al natural, su madre le había regalado un vestido a la falta de pocos días de su cumpleaños de un color granate que marcaban levemente sus curvas, solo le dejaban ver sus pequeños pies, Hector observaba la postura ladeada que Phyris había obtenido al tener que coger el Khopesh del Faraón, dando así la oportunidad de tener su rostros mas cerca de lo habitual ,observando en como se había convertido en una mujer tan hermosa.
Phyris levanto el rostro al notar que Hector la observaba, quedando así a pocos centímetros de su cara, Phyris ahora nerviosa observo el rostro de Hector lentamente, era moreno de piel, sus entrenamiento al sol habían conseguido darle esa cálida tonalidad a su piel, su barba poco incipiente, dejaba ver su mandíbula marcada y sus finos labios, su nariz y cejas pobladas le daban a su rostro un toque de belleza que siempre la había dejado impresionada el parecido con su padre era innegable, pero lo que mas le gustaba de su perfecto rostro eran sus ojos de paro en ellos y se dejo atrapar, la observaban de una manera que nunca antes había podido captar, había una chispa en esos ojos grises que la incitaban a saber y preguntar pero no salían las palabras de su garganta, era una lucha de miradas, Gris contra Miel, Hector estaba decidido a besar a aquella chica joven que le había acompañado durante toda su vida, le quito despacio el Khopesh de las manos dejándolo a un lado, haciendo que Phyris pusiera mayor intención a el, Hector volvió a admirar su rostro atreviéndose ahora a acariciar su mejilla sonrosada, haciendo que Phyris ante su tacto reaccionara y pegara mas su rostro a la palma de su mano cerrando así sus rasgados ojos, Hector siguió acariciando su mandíbula avanzando hasta su mentón, sujeto su barbilla con sus dos dedos y atrayéndola lentamente hacia su boca, Phyris seguía sin abrir sus ojos dejándose llevar por lo que llevaba tiempo anhelando.
Hector al no ver rechazo siguió avanzando cerrando ahora el sus ojos y dejando que el deseo avanzase sobre el, pegando sus labios sobre los de ella, dejando un beso tierno y suave que Phyris correspondió con delicadeza, Phyris reacciono ante las sensación de jubilo y felicidad regalándole a Hector una perfecta sonrisa, ahora era Phyris la que devolvía el beso con una pizca de pasión que aumento el deseo de Hector, al ver que ella sentía lo mismo que el, que era correspondió, devolviéndole así y mostrándole la pasión contenida.
Hector llevando el control ahora sujeto el rostro de Phyris para profundidad el beso, haciendo que unos cuantos gemidos salieras de la garganta de Phyris, encendido la llama, Héctor fue un paso mas atrayéndola hacia el y juntando sus cuerpos, Phyris pudo notar la erección que escondía su amante en aquel momento dejándose llevar por el jubilo de ser correspondida, pegándose aun mas a el Hector con poco esfuerzo situó a Phyris sobre el a ahorcajadas, dejando su boca para centrase en su cuello, dejando húmedos besos , hasta llegar al lóbulo de su oreja dejando una pequeña mordida, haciendo que Phyris soltara un gemido de placer, esas sensaciones eran nuevas para ambos y deseaban mas. Aquellos dos amantes estaban decididos llegar al final, pero unos pasos hicieron que una dosis de realidad los despertara del deseo.
Thomas y Ramsés habían avanzado hasta ellos, así pilándolos en su leve amorío.
- Pero si tenemos a dos tortolitos... - dijo riendo y con burla, acercándose a ellos, estos habían cambiado su postura y se habían puesto de pie, Hector enfadado por la intromisión, Phyris avergonzada de sus actor se medio oculto detrás de Hector. - Si hubiera sabido, me hubiera quedado mas tiempo escondido en los arbustos, me hubiera alegrado yo también las vistas - dijo Thomas sin parar de reír - No seas imbécil Thomas, ¿Qué hacéis aquí? - pregunto Héctor con rabia.
Tu madre nos a enviado a buscaros, debéis hablar con el Maestre para preparar vuestro viaje a Oriente - dijo esta vez Ramsés serio, a ver encontrado a Hector besando a su hermosa Phyris le había consumido en ira, pues desde siempre había tenido sentimientos por ella aunque no se atreviera a cruzar mas de dos palabras con ella.
Ramsés ya no le hacia gracia que esos dos se volvieran a quedar a solas debía evitar que Phyris tuviera mas sentimientos por Hector y los tuviera por el.
- Esta bien, vamos al templo - dijo Hector resignado. Le dio paso a Phyris y comenzó a caminar junto a Thomas que aun le miraba con cara de pillo haciendo reír a Phyris, pero atrás se había quedado Ramsés que miraba con rabia a Phyris, Héctor quedando casi su altura había notado la mirada de Ramsés hacia Phyris y no le había trasmitido nada bueno. Algo pasaba con Ramsés y tendría que descubrirlo.